Fotografía tomada de la red. |
Mi madre pasa la mayor parte de su tiempo plantando petunias, podando rosales y arrancando la cicuta que crece por todas partes en el jardín de casa y que mete dentro de unos tarros para llevarlos más tarde al laboratorio.
Me doy
cuenta de que se hace mayor porque ha comenzado a perder cosas que siempre acaban apareciendo entre las coles y el apio del frigorífico. Allí fue a parar el salero, el
billetero que echó en falta al ir a hacer la compra y el móvil que localizamos por La
marcha turca que sonó cuando marcamos el número. Pero ella no acepta lo que le ocurre y culpa a mi
padre y a mí de sus despistes. Por eso no quiere ayuda y se empeña en seguir
haciendo guisos como el que estamos a punto de comer hoy. Huele bien y tiene muy buena
pinta, con sus hojitas de perejil y todo.
19 comentarios:
ay, qué lástima. Que realidad más real, Lola. Me ha recordado a mi madre.
Mira lo que contiene ese guiso, aparte del perejil.
Muchos besos
Ese perejil tiene mucho alimento, Elena. Lo dijo la madre.
Abrazos sin toxicidad.
Que pillina la María. Lo que hay que hacer para matar el gusanillo de la vida que nos están dando.
Besos.
Dichoso señor alemán que nos esconde las cosas...Yo no comería jejeje, por precaución, más que nada.
Besos desde el aire
Una de esas historias que se dan la vuelta y te dejan una sonrisa amarga. Técnica, precisión y emoción.
Abrazos, besos.
¿Arsénico por compasión, Juan?
A lo mejor está bueno y todo, Rosa.
Como en el circo, Agus, la emoción está en el doble salto mortal. O no.
Triple de besos.
Con estas palabras transciendes a la realidad.
Es que eres tremenda, clara y concisa.
Me encanta como dices las cosas.
Un abrazo
Ay, esos guisos...! Es un tanto tragicómico.
Un saludo
Coincido con Agus en su apreciación, Lola. Un micro que me lleva de la pena a la maldad.
Un abrazo,
Es una descripción de lo más real de ese diablo bastardo que se lo lleva todo. Ay, qué miedo esas hojitas verdes...
Un abrazo, Lola.
La vida es tragicómica, Mei.
La maldad convive con la bondad, Pedro.
Doble de abrazos.
Pues a comer sea dicho, jajaja
Me quedo con el sabor tragicómico de la vida y muchos de sus aspectos.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Pero le dan sabor al guiso, Miguel Ángel.
Encantada me quedo yo, Ponfiel, con tu comentario.
Yo también me quedo con ese sabor, Indio. La sal de la vida.
Abrazos a repartir.
Es que como la comida de una madre no hay nada, mueres por ella. Buen trabajo, Lola.
Ya lo creo que mueres por ella, Ximens.
Besos dobles.
Qué bien dejada la palabra cicuta al principio del relato, Lola... ¡y esa sensación de que la familia se lo tendrá que comer, casi por honor!
Besos sonrientes
La familia está para cerrar filas, Susana, aunque al final quede la brecha abierta.
Par de abrazos.
Puede que hoy tenga un mal día a la hora de interpretar, pero se me pasa por esta cabeza mía que lo que lleva mal esa madre no es la confusión cerebral sino la familia.
Y al parecer, me temo que va a solucionar su problema a base de un perejil que se me antoja con un cierto aroma a cicuta.
Que irreverente, divertido y malvado me resulta este "confusión" de relato tan tuyo, leído por mí un día después del ponderado 8 de marzo.
Besos confusos
Muy aguda estás tú hoy, querida Cora. Puede que tengas toda la razón para tu visión del relato.
Abrazos a mogollón.
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