El río inquietaba a las madres y nos gustaba a las
hijas. Burlamos la vigilancia. Chicas y chicos, entre juncos, chapoteos y
risas, nos dimos nuestros primeros besos con sabor a tortilla de patata y
gaseosa. Caía la noche y me quedé con mi novio, rezagada. Se me olvidó cómo
llegar e improvisé el camino de vuelta a casa. Pero me perdí. Después nacería
mi hija Laura.
Para escuchar el microrrelato clicad aquí. Minuto 5:34.