5/12/12

SETAS

Tomada de la red.


Desde que papá está en el paro, en casa dependen del rarito de la familia. Así me llamaban delante de los vecinos. Y ellos cuchicheaban, a sus espaldas, que yo era tonto de capirote. Todo porque prefiero la soledad, a los partidos de fútbol y las barbacoas en el jardín. Ahora yo traigo el sustento, no en vano me gustan los libros. No en balde me documenté bien sobre micología. Recojo russulas y las vendo por el barrio. De vez en cuando, pienso en meter una amanita phalloides en el lote, solo por ver si son tan listos como decían.

14 comentarios:

CDG dijo...

Me recordó, el tema setas, al brutal comienzo de un libro delicioso que he bebido como una buena copa: memorias de un tramposo.
Me gustaros tus setas.
Un abrazo.

Yashira dijo...

Que peligro tiene el rencor, espero que no meta a la amanita y no tenga consecuencias gravos.

Saludos Lola.

Mónica Ortelli dijo...

Ay con las ideas del resentido...
Por eso hay que comprar todo en tiendas y bien empaquetado, jeje.

Un abrazo fuerte, Lola

AGUS dijo...

Yo también soy de los que creo que en estos tiempos y con la que está cayendo, sólo nos saca de ésta la imaginación y la capacidad de innovar. Dos cualidades que brillan por su ausencia en nuestros dirigentes, y que se sustentan en el conocimiento y la cultura. Buena metáfora, Lola.

Abrazos, besos.

Susana Camps dijo...

¡Jaja! El rarito hará muy bien en comprobar si los otros son tan listos... En mi tierra recoger setas es una fiebre de temporada, y más desde que dedican libros y programas televisivos a esta tradición. Yo distingo muy pocas, y me ha hecho gracia leer lo de la Manita, que en mi incultura resulta que es la única que me sé.
Besos alucinógenos

Lola Sanabria dijo...

Beberé de esa fuente, Carlos, seguro que me gusta.

Se lo está pensando, Yashira.

A las tiendas, y más últimamente, también llegan setas de particulares, Mónica. No hay nada seguro hoy día.

Y muy buena tu captación, Agus.

Por aquí también hay fiebre, Susana. Yo me atrevo con los níscalos, no sea que...


Abrazos a repartir.

Araceli Esteves dijo...

Hace tiempo que pienso que hemos entrado en una época en la que hay que confiar en los raritos, no nos queda otra. Está muy bien ilustrado en tu relato. Te ha salido un cuento otoñal pero muy fresco.

Lola Sanabria dijo...

De acuerdo contigo, Araceli. El montón tira para el redil.

Abrazos muy raros.

Miguelángel Flores dijo...

Qué peligro. Listos no sé, pero mortales lo iba comprobar enseguida.
Yo las únicas setas que reconozco y que cojo con tranquilidad son los champiñones del Mercadona y similares.

Un abrazo, Lola.

Lola Sanabria dijo...

A lo mejor, a última hora, se le ablanda el corazón, Miguel Ángel.

Te daría unos pocos de los níscalos que cogimos hace unos días, pero me temo que no alcance mi brazo.

Abrazos, muchos.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Un micro que me ha gustado por varios motivos, Lola.

Consigue abarcar muy bien un tema eterno, la venganza del despreciado; que -además- es un tipo de personaje con el que se empatiza con gran facilidad.

Por otro, porque hace tiempo que una idea con la amanita de por medio me ronda la cabeza y me ha hecho mucha gracia ver lo bien que la resuelves tú. Oficio, mucho oficio.

Un abrazo,

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Pedro. Siempre es un gustazo leer tus comentarios.

Doble de abrazos.

Laura dijo...

Estuve en una exposición micológica el domingo pasado, y creo que la Amanita se notaría un huevo entre las Russulas.

Es muy peligroso tener enemigos o resentidos que te regalen setas. Casi mejor que las coja uno mismo y las tire si no está convencido.

El rarito, yo creo que no es tan raro. ¡Hay muchos como él!.

Besos desde mis palabras.

Lola Sanabria dijo...

Pero no tienen que ser todas russolas, Laura. Él confía en su ignorancia sobre el conocimiento de las que son buenas o no.

De todos modos creo que se le quitará la idea de la cabeza. Espero.

Besos volados para tus palabras.