Fotografía tomada de la red. |
Él deja su olor en el enredo de cabellos que cuelga de los espinos. Encelada, muerde las correas y sigue su rastro de almizcle por el camino que la lleva hasta su guarida. Cuando siente su temblor, afloja el abrazo y regresa trastabillando, dolida. La enfermera la recibe en la puerta, ciñe su brazo con la banda negra, mete presión y escucha. Silencio y el brazalete se desinfla. La mujer suelta el velcro y suspira - Un día de estos nos vas a dar un disgusto- dice mientras presiona con el pulgar la cápsula de plástico que libera la pastilla.
14 comentarios:
Es un texto feroz, como la pulsión que lo recorre. De nuevo, me admira el manejo del lenguaje justo y preciso. Uno, a veces, tiene la sensación que sólo podrían ser esas palabras, y no otras. Las mismas que le confieren toda la fuerza a la historia. Amores perros, que decía la película.
Abrazos, besos.
Sí, sí, en todo encuentro sexual hay algo de ferocidad, Agus.
Abrazos sin tensiones.
Sin duda con texto con una gran tensión Lola.
Besos desde el aire
Ya sé por dónde va la cosa, pillina....
Cuidado, no sea queeeee....
;)
Este micro, Lola, tiene una respiración narrativa -jadeo, debería decir- que sumado a la precisa, cuidada selección del lenguaje connotativo que has realizado, hace que la cocreación de la historia por parte del lector sea de una intensidad poderosa.
Demuestras tu virtuosismo a la hora de enhebrar una estructura que nos lleva de inmediato a la relectura, una y otra vez, para disfrutar de cada una de sus puntadas.
¡Bravo!
Un abrazo,
Mucha, Rosa, mucha.
Juegas con ventaja, Ro. Ya sabes que todo está bajo control.
Con lo de narrativa-jadeo, Pedro, has dado en el clavo. Muy currado tu comentario.
Triple de abrazos.
Hola Lola, pues a mí me queda algo que no veo claro, debe ser porque me he levantado dormida. Pero regresaré a él a media mañana e igual puedo enlazar los primeros compases de tu narración con la enfermedad de la protagonista.
Me descoloca ese "muerde las correas" y no consigo imaginar la primera escena, por eso me pierdo un poco.
¡A lo dicho! ¡ya vuelvo! no te preocupes.
Un abrazo Lola.
Te comprendo, Laura, el relato es complicado, y agradezco tu esfuerzo al pasarte por aquí y comentar.
Triple de abrazos.
joer, Lola, no cabe más intensidad. La imagino mordiendo las correas con el olor en la pituitaria.
Besos
Una suerte de Ulises atada con correas, Elena.
Abrazos a mogollón.
He vuelto, porque no me daba la gana de perdérmelo.
La pasión arranca cualquier atadura, eso está claro, al menos momentaneamente. Pero creo que no necesitaba pastilla, dormirá como una reina. Estoy seguro.
Un abrazo, Lola.
Si te sube la tensión, la pastilla ayuda a bajarla, Miguel Ángel.
Abrazos, muchos.
Jajaja, me rio, porque este Miguelángel ha hecho el comentario que estaba pensando, jajaja
Besitos
La risa es muy buena, Elysa, a tus anchas.
Besos risueños.
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