EN LA SALUD Y EN LA ENFERMEDAD
Se acabaron las risas histéricas de Rosa, el soliloquio sin sentido de Pablo, el llanto continuo de Ernesto, el soniquete de lamentaciones de Ángel, las regañinas maternales de Raquel. Todo se lo llevó el día. Llegó la noche y vino el auxiliar a empujar la silla. Me llevó a la habitación, subió los pedales y me ayudó a acostarme de costado. Pasé mi pierna derecha por encima de su izquierda y enlacé su cintura con mi brazo. Los dos solos, sin ruido, pegaditos... Un esfuerzo más y acerqué mis labios a su cara para dejarle mi beso de buenas noches.
SUFRIMIENTO CORONARIO
Cuando yo llegaba del instituto, ella ya estaba allí. Mi hermano y su novia, abrazados y besándose en el sofá. Saludaba, rastreando la mirada por el suelo, aguantando la punzada en el pecho, el golpe brutal en mis venas. Entraba en mi habitación. Tumbado en la cama, intentaba anestesiarme con música. Pero ella era caudal sin diques de contención. Iba a la cocina, sacaba el cuchillo del cajón y lo hundía entre mis costillas. Las separaba con las dos manos, sacaba el corazón palpitante y lo guardaba en el frigorífico. Y allí se quedaba, esperando a que ella se marchara.
Hacia el minuto 47:40
Y aquí la traducción. Mil gracias, Agustín.
Un relato muy tierno, lleno de vida, emoción, empuje y nervio narrativo. Muestra de forma vaga el lugar donde se desarrolla la acción, pero sin ser muy explícita a la hora de concretar el lugar preciso, el escenario en sí. Dejando en el aire y en la imaginación del lector si la acción pertenece al mundo real, onírico, o al mundo de los deseos y los sentidos. También es muy interesante destacar el papel del narrador. El lector llega a conclusiones a las que el propio narrador no ha podido llegar. El título aún envuelve la historia en un halo de misterio que difumina todavía más ambas identidades, sin desverlarlas, confundiéndolas. Un texto construido con pequeños detalles, ínfimos gestos, y con un pulso firme, rotundo.
22 comentarios:
Una vez más, enhorabuena.
Jope Lola, esta semana ganadora y la anterior finalista. Y veo que menciona a J.A Navarro y a Mar Horno.
Enhorabuena.
Como han dicho, un texto abierto, con elipsis y que invita e incita al lector a completar.
Yo me he decantado por las fantasías de la mujer de una residencia de ancianos respecto al cuidador o celador.
Besicos
Enhorabuena por los dos. Una lástima que no escojan por semana, habrías podido hacer el doblete. El segundo también es sensacional y encaja más en mis gustos como lector.
Saludos
J.A. Navarro
Lola,
a sus pies.
Enhorabuena. Me encanta cómo has tratado la soledad que esconden ambos micros. Desde la ilusión y desde la frustración.
Una vez más, rendido al caudal sin diques.
Abrazos
Espectacular, los dos. Y tu trayectoria, fuera y dentro de este concurso. Talento, tesón, constancia, trabajo. Los reconocimientos no llegan nunca porque sí. Aquí se aprende una barbaridad. Enhorabuena.
Abrazos.
Mira que eres abusona...
Besos sin trigo, frigo sin digo, digo sintigo, digo contigo, pero qué digo?
Gracias, Araceli.
Nos vamos juntando un buen grupo en torno a Wonderland, Rosana. Yo también me decanto por esa interpretación.
Enhorabuena, José Agustín, que tú anduviste cerca y me lo pusiste, como bien dicen, muy difícil.
Xesc, esta escena, dentro de poco será ciencia ficción pura y dura. El auxiliar tirará millas con sillas de ruedas y nada de procurar encuentros.
Los reconocimientos a veces llegan y otras no, pero es muy importante recibirlos siempre de personas como tú, Agustín.
El perro del señor Roque no tiene rabo, porque el señor Corujo se lo ha recortado con la navaja de recortarlo todo. Y el recortador que recorte, le vamos a correr a collejas. Avisado quedas.
Besos a repartir.
No sé cuál me gusta más. El primero con esa ternura intacta, con ese amor reposando ( y nunca mejor dicho). Pero es que el segundo, Lola, es tan sanabrio. No hay mejor forma de describir ese dolor de corazón. Enhorabuena, porque eres grande.
Abrazos.
No sé qué ocurre, pero no puedo ver tu última entrada. Ni nada más que esta de Wonderland.
Bueno, volveré.
¡hala, que tremenda eres¡
Ya me los he leído. Y como siempre, me quedo con la boca abierta.
Un abrazo muy grande, con algo de envidia, qué puñetas.
Muchas gracias, Miguel Ángel. Y mi reiterada enhorabuena por tu premio en lo de los pisos.
En cuanto a los fallos del blog, sí hijo mío, de vez en cuando un hado malo me hace esto. Ya lo cazaré, ya.
Puñado de besos.
Gracias, Elena, guapa, pero anda que tú, menudo caminito llevas de reconocimientos.
Abrazos, varios.
Me ha generado una inmensa ternura, como te dicen, y a la vez desazón el primero. Hace poco leí que la madre de un niño autista decía: "Lo que más pena me da, es que mi hijo nunca podrá enamorarse". Un abrazo y enhorabuena doble.
"Wonderland" a trompicones emocionados:
¿... acaso tiene algo de flash back..."
"... lo que si es un signo de gran maestría narrativa". "... una maravilla"
"... hasta el título escogido tiende a engrandecer ... el relato..."
Esta seman ha habido muchos participantes, con "un nivel muy alto", incluso la Lola Sanabria tuvo como finalista també "sufrimiento coronario", lo que ha puesto muy difícil la selección.
Me hago un eco emocionado de esta conversación a tres y enmudezco, o quiero enmudecer...
Me apropio de uno de estos microrelatos tuyos, Lola, que escribes desde un cielo personalísimo, tocada de la mano de un dios no menos personal.
Enhorabuena y un abrazo.
Cuando el sentimiento anda por medio, Manu, hay que contar con la cal y la arena. En cuanto al comentario descarnado de esa madre, decir que no existe el saco de autistas donde todos van dentro. Porque sí que pueden, si no todos, algunos, enamorarse.
Querida Cora, te agradezco infinito, que hayas dejado aquí esas perlas rescatadas de la conversación en Wonderland. Siempre atenta a recoger las semillas que encuentras por el camino. Coge de aquí lo que tú quieras.
Besos a puñados a repartir.
Bravo. Es un gran texto. suscribo lo que ya se ha dicho. No sé con cual quedarme: buena señal.
Un beso.
No sé si llegó mi comentario anterior. Te daba la enhorabueba por la calidad. Suscribo lo dicho por aquí y, definitivamente, no sé con cual me quedo, lo cual es buena señal...sin duda.
Un beso.
Quédate con los dos que estamos de oferta, Carlos.
Abrazos molones.
Que gusto da leer un relato así, donde se puede palpar el cariño, cuando casi todo se convierte en pérdidas y quejas.
Enhorabuena.
Besos.
¡Y que lo digas!
Abrazos y besos al por mayor.
¡Estoy muy contenta! No sé que más puedo decir, que me gustan, ¡por supuesto! Y repito, me alegra leer estas noticias.
Besitos
Se ve que tu hermoso colgante me está trayendo suerte.
Besos agradecidos, Elysa.
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