A Juan, por los años vividos.
La razón de nuestro llanto al partir
la cebolla, es la consecuencia de la irritación de las mucosas nasales cuando
inspiramos una molécula llamada propanotial que se desprende al cortar sus
diversas capas.
Para eliminar o reducir estos efectos,
existen diferentes trucos.
♦Meter la cebolla en el congelador
unos minutos, o en la nevera una hora, más o menos, antes de utilizarla.
♦Introducirla en agua templada durante
un rato, o incluso, trabajar con ella sumergida.
♦Poner distancia de por medio.
♦Encender una vela al lado. Ésta
absorberá gran cantidad de gases de la cebolla y así lloraremos menos al
cortarla.
También hay que tener en cuenta qué utensilios
y técnica utilicemos. Un cuchillo bien afilado y la destreza a la hora del
corte minimizarán los efectos.
Ahora bien, podemos pasar de trucos y
precauciones y dejar que las lágrimas liguen con las perlas diminutas de saliva
que brotan de nuestras bocas cuando reímos. La ternura en la piel mezcla bien
con las penas y alegrías que aderezan un buen guiso cocinado durante cuarenta y
tres años. A fuego lento, moviéndolo de vez en cuando con mucho amor y
vigilando para que nunca se nos pegue.
2 comentarios:
No tengo palabras !
Gracias por tus no palabras, querida Cora.
Un abrazo sin lágrimas.
Publicar un comentario