Si usted viaja a Sicilia con ganas de pasarlo bien: reír hasta dolerle el estómago, soportar un calor del infierno, acabar con pies y piernas como patas de elefante, y dejarse vaciar los bolsillos con el pago de cuatro cervezas, usted, sufrido turista, debe leer con atención este manual de supervivencia vial.
1). Nunca, nunca, confíe en que un muñequito verde le va salvar el pellejo.
2). Sitúese en el bordillo de la acera frente al semáforo (ojo que no he dicho de cara al paso de cebra, porque puede que no exista ya que los recortes no dan para pintura).
3), Vigile que, en el momento del cambio de color del semáforo, no tenga un coche a menos de tres metros, pues el automóvil seguirá su camino pudiendo ocurrir que le pase por encima y le agüe la fiesta.
4). Una vez que no vea moros cercanos en la costa, encomiéndese a su madre (todas estamos dispuestas a interponer nuestros cuerpos entre agresor e hijo, o a echar mal de ojo a quien intente hacer daño a nuestro retoño), y láncese a la aventura, sin perder de vista ni su izquierda ni su derecha.
5). Si ve aparecer un morro asesino, no se fíe si detecta la presencia de un coche de la policía municipal y no siga a su ritmo, como si nada, con la creencia de que esto lo va a detener, al contrario, y si usted protesta porque casi lo atropella, lo más probable es que se lleve el susto y una bronca por parte de la autoridad competente por entorpecer el tráfico. Eso si sobrevive.
6). Por tanto, si ve acercarse un vehículo estando en mitad de la vía, rece porque el conductor tenga los reflejos de un chico de veinte años, no esté hablando por el móvil, y su vida sea una maravilla. Usted, además de balbucear una oración o un epitafio, lo mismo da, ponga a trabajar sus músculos, calcule la distancia, y colabore con el quiebro que le va a hacer el coche cuando pase a un par de centímetros de su cuerpo.
7). Ya en la acera contraria, con el corazón repicando alegremente en su pecho, busque la manera de dar un rodeo para evitar cruzar otra calle. Y si es un anciano, o tiene artrosis u otra dolencia que le dificulte andar, mejor no salga a la calle; limítese a dejarse llevar por un autobús al que subirá bien provisto de agua, a la misma puerta del hotel.
1). Nunca, nunca, confíe en que un muñequito verde le va salvar el pellejo.
2). Sitúese en el bordillo de la acera frente al semáforo (ojo que no he dicho de cara al paso de cebra, porque puede que no exista ya que los recortes no dan para pintura).
3), Vigile que, en el momento del cambio de color del semáforo, no tenga un coche a menos de tres metros, pues el automóvil seguirá su camino pudiendo ocurrir que le pase por encima y le agüe la fiesta.
4). Una vez que no vea moros cercanos en la costa, encomiéndese a su madre (todas estamos dispuestas a interponer nuestros cuerpos entre agresor e hijo, o a echar mal de ojo a quien intente hacer daño a nuestro retoño), y láncese a la aventura, sin perder de vista ni su izquierda ni su derecha.
5). Si ve aparecer un morro asesino, no se fíe si detecta la presencia de un coche de la policía municipal y no siga a su ritmo, como si nada, con la creencia de que esto lo va a detener, al contrario, y si usted protesta porque casi lo atropella, lo más probable es que se lleve el susto y una bronca por parte de la autoridad competente por entorpecer el tráfico. Eso si sobrevive.
6). Por tanto, si ve acercarse un vehículo estando en mitad de la vía, rece porque el conductor tenga los reflejos de un chico de veinte años, no esté hablando por el móvil, y su vida sea una maravilla. Usted, además de balbucear una oración o un epitafio, lo mismo da, ponga a trabajar sus músculos, calcule la distancia, y colabore con el quiebro que le va a hacer el coche cuando pase a un par de centímetros de su cuerpo.
7). Ya en la acera contraria, con el corazón repicando alegremente en su pecho, busque la manera de dar un rodeo para evitar cruzar otra calle. Y si es un anciano, o tiene artrosis u otra dolencia que le dificulte andar, mejor no salga a la calle; limítese a dejarse llevar por un autobús al que subirá bien provisto de agua, a la misma puerta del hotel.
12 comentarios:
Muy bueno Lola, me ha llamado la atención especialmente el punto cuatro, debe ser por aquello de que soy madre y me ha llegado más.
Miedito da este cruce de calle que dibujas.
Besos voladores.
Es nuestro sino, Yolanda, intentar proteger a los hijos.
Abrazos maternales.
Bueno, realmente, lo que de verdad es conmovedor, es la pericia de los motoristas. A eso le llamo yo esquivar peatones. Un coche a fin de cuentas, acaba parando si ve que se va a llevar a tres turistas por delante, pero una moto; una moto puede pasar entre los tres sin tocarlos.
Es verdad, Juan, deberíamos hacerle un monumento al motorista capeador de turistas.
Abrazos muy apretados.
Lola, después de leer este divertido manual y comprobar que cruzar una calle en Sicilia es como atravesar un campo de minas, he llegado a las siguientes conclusiones:
- Es conveniente hacer ruta médica antes de presentarse por allí, para asegurarse que tenemos la vista, las piernas y los reflejos en forma, y que no padecemos tortícolis.
- Madre no hay más que una, y en estos casos, conviene tenerla muy presente.
- Conocer alguna oración es ventajoso. Si no sabemos ninguna, o nos hacemos una chuletilla o nos metemos un trébol de cuatro hojas en el bolsillo.
- Para evitar engorros a los demás, es prudente dejar testamento hecho.
- Por último, las recomendaciones del apartado 7, son pura sabiduría.
Lola, un gusto disfrutar de tu excelente sentido del humor.
Abrazos. Y gracias por el buen rato.
P.D. ¿Hizo la bacteria las maletas?
Sicilia, la tierra de mis abuelos, es mi Jerusalén celestial, mi tierra prometida. Ojalá pueda conocerla alguna vez. Y si tengo esa suerte, seguiré tus consejos, jaaaaaaa.
No me costará en absoluto porque mi ciudad, mi propia esquina sin ir más lejos, se cruza con los cuidados que tan bien describís :)
Beso!!!
Casi en cualquier gran ciudad de México, Sud América o el tercer mundo se aprende a torear automóviles.
Gran parte del mundo es una afriquita en cuanto a choferes.
Roma es una carrera de autos permanente en progreso, y en México D.F. aprendes manejo de fantasía pues todo mundo te avienta la lámina.
Oye, que más quieres!!! Vacaciones con riesgo y aventura y todo al mismo precio...
Besos desde el aire
Bunas aportaciones, Nenúfar, para preparar un viaje siciliano. En cuanto al bicho, hasta que no me hagan en noviembre la prueba del aliento, no sabré si lo he exterminado. ¡Ojalá no me toque tener que hacer otro tratamiento!
Por allí nos encontramos con algunos de tus paisanos, Patricia. Es una isla muy guapa, pero para visitar preferiblemente en primavera u otoño, porque el calor se las trae.
Carlos, tal vez sea una manera de mantener al personal en forma.
Sí, una pasada de pack, no apto para cardiacos, Rosa.
Abrazos enormes.
Tengo una amiga italiana que firmaría debajo de tus puntos.
Chapó.
Mis condolencias por el tráfico a tu amiga, Carlos.
Par de abrazos.
Hola Lola, me imprimo estos consejos tan valiosos por si alguna vez me dejo caer por Sicilia o sus alrededores.
Sólo espero que no tuvieras que dar un quiebro en el aire según reza el punto 6. :)
Un beso.
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