Tomada de la red. |
Ah, no, esta vez no caeré en la trampa. Que sí, mujer, que debo resolver el conflicto. Pero primero me tomo la sopa, después los boquerones y para acabar el yogur con bífidus, que para eso soy ahora el cabeza de familia. No me tires del brazo que no pienso moverme de la silla. En vano gritas. Con los auriculares puestos sólo oigo navajazo, sangre y otras palabras sueltas. Quieres provocar mi alarma, que deje mi cena sobre la mesa para que esos dos harapientos de tus hijos pongan fin a la representación, mientras los otros cuatro se la zampan. Anda, prepárame el traje de domador y el látigo de los carnavales. En cuanto dé la última cucharada, intervengo. ¿Y ahora qué haces? ¿Adónde vas con el cuchillo? Ya me advirtió mi madre: José, no te mezcles con muertos de hambre que te darán un disgusto.
14 comentarios:
Mal asunto esto del hambre. La cosa no puede acabar bien.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Lo peor, Indio, es que va en serio.
Abrazos desolados.
Creo Lola, que visto el cariz que toman las cosas, cada vez tenemos todos más papeletas de entrar en ese selecto grupo.
Me ha gustad,o como siempre, tu lado caustico.
Un abrazo ahíta de buena lectura.
Sí, al final terminaremos así, cada uno a lo suyo. Y cuanto más humor tiene el texto, más trágica asoma la cruda realidad. Una posguerra sin guerra. Terrible.
Abrazos, besos.
Hilarante hasta el final. Escena compuesta de toques esperpénticos que me ha dejado atónita por tu habilidad para conjugar los distintos elementos que intervienen en ella.
El mensaje de fondo, el hambre, no es para reírse, claro.
Un abrazo Lola,
y cambia tus abrazos desolados por abrazos "solidarios" que ofrecen más recompensa. ;)
Si es que cuando la pobreza entra por la puerta...
Abrazos, Lola.
La sosa caústica la usaba mi madre para hacer ese jabón casero que puede lavar tanta inmundicia, Paloma.
Lo has expresado muy bien, Agus: una posguerra sin guerra.
Tienes razón, Laura, mejor abrazos solidarios. Me dejé llevar por la realidad deprimente.
Ni a escobazos, Miguel Ángel, de eso se encargan los políticos y financieros.
Besos a repartir.
Me encanta leer esa realidad, cruda, que tan bien dibujas. Hablando de hambre y de cruda, la prefiero hecha, la carne. Y los microrrelatos hechos, también, pero por ti. Un abrazo, muy hecho.
Esos lazos de esperpento y humor con los que adornas este micro de gran dureza y cruda realidad te hacen valedora de un sonoro aplauso plaplaplas!
Besos de gofio.
La cara herética de la necesidad de la que tanto nos hablaban los mayores, Lola. La endulzas con humor, pero el bocado final siempre es amargo.
Un abrazo,
A mí también me gusta la carne bien hecha, Francesc. Y me alegro de que te gusten mis microrrelatos.
Hasta aquí me ha llegado. Gracias, Gloria.
Sí, Pedro, todo bocado debería ser salado o dulce, pero no amargo.
Triple de besos.
Ay Lola...
Y después de leerlo, de disfrutarlo y digerirlo he visto tu comentario sobre la sosa cáustica. Y los lavados cuando son necesarios, lo son a conciencia. Pues eso, quién añade más.
Besos guapa
Me duele leer cosas sobre el hambre.
Me alegra leerlas de alguien con talento.
Un abrazo.
A conciencia, Rocío. Efectivamente.
Gracias, Carlos.
Doble de abrazos.
Publicar un comentario