5/8/11

ADICCIONES

Fotografía de Bernardo Álvarez


Soy amadecasapendiente y llevo unos minutos sin pensar en unos pimientos rellenos ni en hacer la compra.

Hace unos días toqué fondo. Toda la mañana cocinando, el frigorífico hasta arriba, y agarré la cesta y salí a la calle. ¿Qué hacía yo en mitad de la acera, en bata y con zapatillas de estar en casa?, me decía, cuando tropecé con una cuartilla abrazada a una farola anunciando un taller de escritura dos portales más abajo. Supongo que fue la hartura de mí misma la que me puso delante de un señor que me preguntaba a qué había ido.

-¿A qué va a ser?, a lo de aprender a escribir.

- Ya bueno, pero tenemos cursos de narrativa, de guión, de poesía...

Ahí sufrí un ataque, una puñalada trapera del cocineo y dejé al de las letras ofreciéndome cursos, para adentrarme en el bonito, que también me ofreció el pescadero a primera hora de la mañana, y sus maneras de prepararlo. "Quedaría bien encebollado, pero al niño no le va así, mejor con tomate."

- Entonces, ¿cuál le interesa?

- El que sea más fácil.

- Todos tienen su dificultad, pero podría comenzar con el cuento.

Dije que bueno y entonces él avanzó algo del curso.

-...Ab obo...

"Los huevos rellenos quedarían bien para el domingo"

-... in media res...

"Unos filetes en salsa y me hacen reverencias".

- Y sepa usted que contamos con la presencia de un alumno aventajado que ya ha ganado unos cuantos jamones de Teruel en un concurso radiofónico.

Temblando de emoción, abrí mi bolso, saqué el talonario, le hice una seña para que me dejara su bolígrafo, escribí seiscientos euros y firmé el cheque. Luego se lo entregué, agradecida, y salí pensando en los platos que iba a preparar con los jamones.

P.D. Este relato lo escribí hace tiempo, en un mano a mano con un escritor que ganó varios jamones en un concurso radiofónico. Lo traigo aquí como una pequeña muestra de la variedad de enganches de los que podemos quedarnos colgados: desde productos tóxicos, a la comida, al cuerpo, a los talleres literarios, etc. Todo muy nocivo para la salud.

20 comentarios:

montse dijo...

Surrealismo de mercado. Me imagino a la protagonista escribiendo una ristra de cuentos sobre platos y recetas. Es muy original.

Lola Sanabria dijo...

Es lo que tienen las adicciones que acaban dándose situaciones surrealistas. Gracias, Montse.

Besos reales.

Rosa dijo...

He tenido pesadillas en las que me encontraba en bata y zapatillas y con los rulos puestos en medio de la calle...Será una premonición?

Me ha encantado este surrealismo de andar por casa a diario.

Besos desde el aire

Elise Reyna dijo...

Literatura y cocina, no es mala idea. Muy bueno.

Susana Camps dijo...

Me parece muy divertido lo de los jamones. En cuanto al ama de casa y/o las adicciones, todos tenemos una faceta así, ¿no? Le sacas muy bien el jugo.
Besos.

César Socorro dijo...

Adicto a talleres literarios, muy bueno. Jejeje.
Me los imagino con el mono, pidiendo un chute de tinta o algo así.
Muy buen relato.

Elysa dijo...

¿También jamones, Lola? Me dejas alucinada. Pero es cierto hay adicciones de todo tiepo, supongo que es difícil encontrar el termino medio.

Besitos

Mar Horno dijo...

Hola Lola, he encontrado multitud de tus micros en los más variados sitios y me encantaban. Ahora me apunto a tu blog. Me gusta. La verdad es que la adicción a los talleres literarios es la peor. Las amas de casa como protagonistas me encantan, dan mucho juego y nunca sabes por donde van a salir y reaccionar. Un abrazo.
http://marhorno.blogspot.com/

Puck dijo...

Pongame un bonito a la plancha, con una sopita antes y un flan casero de los de toda la vida después. Y entre uno y otro cuento va, poesía viene. El jamón lo dejamos para la merienda.
Saludillos adictos (son incapaz de ver un nuevo post por esos lares y no entrar)

Nicolás Jarque dijo...

Lola que maestría al presentarnos esa amadecasadependiente que se queda "out" como puede ocurrir a cualquiera. La he visto muy saturada...

Me ha gustado.
Besos de taller literario.

Odys 2.0 dijo...

Jamones, jopelines, eso son palabras mayores, y no uno sino varios.

Febril mirada sobre la frenética existencia de un ama de casa. La procesión araña por dentro, pero los síntomas se vuelcan hacia fuera, como una estampida de murciélagos ansiosos.

Besos con jabugo.

Lola Sanabria dijo...

Yo, por si acaso, dejaría de usar bata y zapatillas. Tacón de aguja y falda de tubo, Rosa.

Sí, Elise, hacen buena combinación.

Susana, los jamones existieron de verdad. Yo no llegué a tiempo, pero el tío del que hablo se ganó unos cuantos. Era en la antigua ventana de Millás.

Estaría bien hacer una película que parta de la imagen del chute de tinta, César. Sería divertido.

La personalidad adictiva, es lo que tiene, Elysa, que se engancha a cualquier cosa.

Hola Mar, bienvenida, encantada de tenerte como sombra.

La ranita salta y salta de un puchero a otro, dejando su rastro brillante.

La pobre no sabe cómo salir del hoyo, Nicolás. Así andan bastantes.

Me ha encantado lo de la estampida de murciélagos ansiosos. Tienes adicción, Alberto, a hacer literatura incluso cuando contestas.

Besos y abrazos a puñados a repartir.

Maite dijo...

Entre fogones anda el juego, que en este caso es un juego de letras que nos muestra una realidad que aún persiste hoy en día, tal vez estas adicciones puedan erradicarse algún día, teniendo claro quienes somos y qué deseamos. Besos gastronómicos.

Lola Sanabria dijo...

Así es, Maite. Gracias redobladas.

Abrazos flojitos por la calor.

Luisa Hurtado González dijo...

Me he encantado me ha divertido y......me he visto tan retratada que no sé si echarme a llorar a reir a hacer una lista (me pone) . Si, creo que voy a hacer una lista. Hace ya días que no hago una en condiciones o no, hice una el viernes pero supongo que ya necesito otra.
Jo.

Lola Sanabria dijo...

Lo mejor es cogerse el bolso, la toalla y el bikini y largarse a la playa para desengancharse de todo, Luisa.

Abrazos flojitos por la calor.

Antonio dijo...

Cuanta razón tienes Lola, yo fui adicto a los talleres literarios, en concreto a los que te ponen deberes para la próxima semana y te pasas las clases sin escuchar a nadie, sólo anhelando que te llegue el turno de leer tu relato. Nada extraño, por que ya tuve adicción al andador y tuvieron que convencerme de que se lo había llevado un hada mientras dormía, después de tocarme con su varita declarando que ya podía andar. También tuve adicción a los foros de literatura. Todo eso me lo contó mi familia después de que mi coche se saliera de la rotonda por el desvío equivocado. Ahora ya no me acuerdo de na.

Lola Sanabria dijo...

Un hada buena te ha borrado las adicciones. ¡Qué suerte, Antonio!

Abrazos, mil.

R.A. dijo...

Debería incluirse la adicción a los talleres literarios como una adicción muy muy difícil de superar y que tiene bastantes efectos secundarios. Y la pasta que te dejas...porque claro los hay baratitos pero los hay caros caros...


Besos adictivos

Lola Sanabria dijo...

Tendría que crearse una asociación para eso como la de Alcohólicos Anónimos, Ro.

Besos desenganchantes.