Quedamos en La Corredera al anochecer. Necesitaba hablar con Gonzalo. Él dijo que también, por teléfono. Llegué cuando el cielo cambiaba al azulón y, junto a la media luna, brotaban los primeros puntos luminosos. Nada más sentarnos a la mesa, me contó que Elena lo había echado de casa, así, por las buenas, sin más aviso que el silencio profundo de los últimos tiempos. Ignoró a la camarera. Tuve que pedir yo: salmorejo y cazón adobado. Y él siguió lamentándose de su soledad, en el cuarto de una pensión de mala muerte. No me dejaba meter baza. Me removí en la silla. Distraje mi atención en la paloma que picoteaba una patata. Entonces una serpiente de dolor barrió el suelo, subió y me golpeó de lleno en el pecho. Miré a Gonzalo. Sollozaba. Se me antojó un Boabdil con barba de días y la camisa arrugada. Puse mi mano derecha sobre su antebrazo y fui desgranando palabras de consuelo, de esperanza. A mí acababan de despedirme del trabajo, pero tenía a María Luisa.7/5/11
"PRIORIDADES", EN EL LIBRO. (Relato leído en La Ventana de Verano)
PRIORIDADES.
Quedamos en La Corredera al anochecer. Necesitaba hablar con Gonzalo. Él dijo que también, por teléfono. Llegué cuando el cielo cambiaba al azulón y, junto a la media luna, brotaban los primeros puntos luminosos. Nada más sentarnos a la mesa, me contó que Elena lo había echado de casa, así, por las buenas, sin más aviso que el silencio profundo de los últimos tiempos. Ignoró a la camarera. Tuve que pedir yo: salmorejo y cazón adobado. Y él siguió lamentándose de su soledad, en el cuarto de una pensión de mala muerte. No me dejaba meter baza. Me removí en la silla. Distraje mi atención en la paloma que picoteaba una patata. Entonces una serpiente de dolor barrió el suelo, subió y me golpeó de lleno en el pecho. Miré a Gonzalo. Sollozaba. Se me antojó un Boabdil con barba de días y la camisa arrugada. Puse mi mano derecha sobre su antebrazo y fui desgranando palabras de consuelo, de esperanza. A mí acababan de despedirme del trabajo, pero tenía a María Luisa.
Quedamos en La Corredera al anochecer. Necesitaba hablar con Gonzalo. Él dijo que también, por teléfono. Llegué cuando el cielo cambiaba al azulón y, junto a la media luna, brotaban los primeros puntos luminosos. Nada más sentarnos a la mesa, me contó que Elena lo había echado de casa, así, por las buenas, sin más aviso que el silencio profundo de los últimos tiempos. Ignoró a la camarera. Tuve que pedir yo: salmorejo y cazón adobado. Y él siguió lamentándose de su soledad, en el cuarto de una pensión de mala muerte. No me dejaba meter baza. Me removí en la silla. Distraje mi atención en la paloma que picoteaba una patata. Entonces una serpiente de dolor barrió el suelo, subió y me golpeó de lleno en el pecho. Miré a Gonzalo. Sollozaba. Se me antojó un Boabdil con barba de días y la camisa arrugada. Puse mi mano derecha sobre su antebrazo y fui desgranando palabras de consuelo, de esperanza. A mí acababan de despedirme del trabajo, pero tenía a María Luisa.
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19 comentarios:
la portada del libro es muy buena.
Me gustaria poder leer el libro, ¿lo encontraré?
Enhorabuena, Lola. Siempre ilusiona ver tus micros en papel. A ver cuándo nos sorprendes, no será por falta de material de calidad.
Besos
Lo venden. Si quieres lo puedes encargar a la editorial Hipálage y te lo envían.
Besos, tres.
Gracias, Jesus. Lo mismo te digo, mi alma.
Abrazos de carne y hueso.
Enhorabuena , Lola. Me sumo al buen deseo de ver tus micros editados en papel.
Un beso grandote.
Muchas gracias, Patricia.
Besos de findecurranta.
Felicidades, Lola. Tal y como dice Jesus, sería espléndido ver parte de tu trabajo recopilado. Será por talento.
Abrazos.
Muchas gracias, Agus. Te digo como a Jesus: ve tú primero y mientras me lo pienso.
Besos dobles.
¿Lo venden? genial, voy a por él ;) Enhorabuena, Lola, es un subidón ver el trabajo de uno materializado en papel. Besos.
¡Enlolabuena!
Este hará el número dieciocho de los libros que he conseguido con relatos tuyos.
Si eres como manda el señor, pondrás el correo de la Ed. Hip. para la solicitud.
No pienso agrandar la librería. Quedas advertida, Lola Sanabria.
Un abraso
Sí, Maite, los de Hipálage los venden. Puedes encargarlos a la editorial o, también en librerías. Yo un año lo encargué en Tres rosas amarillas.
Ya veré yo, querida Cora, si encargo o no, que te veo muy ansiosa.
Besos repartidos entre las dos.
Congratulations and celebrations. El trabajo bien hecho no siempre termina recibiendo su reconocimiento sobre el papel, por eso, cuando llega, toca alegrarse, y por partida doble :-)
Besos
Somos compis, je, je.
Besos.
Lola, enhorabuena guapa (a mí aún no me han enviado el libro, pero te busco en cuanto lo reciba).
Oye, aprovechando que sale el tema, Jesús, Agus, Patricia y el resto tienen razón... somos muchos los que escribimos por hobby, pero en tu caso hace tiempo que tendrías que haber dado el salto ¿por qué no te lo planteas? (te pondremos red ;) yo me pido un ejemplar firmado, ¿eh? quedamos donde quieras :-). Muchos besos
Thank you very much, fandango, Alberto.
Nos leemos, pues, Tor.
Rocío, yo no me veo como me veis vosotros. En todo caso soy como el galgo de Pasión por Dulcinea, a mí si me lo dan medio masticado, todavía, pero así en frío, como que no, hermosa.
Besos abrazos y caricias a repartir.
Querida Lola:
No me había pasado hasta el día que te hice mi comentario sobre la publicación de un relato en el libro "Amigos para Siempre" de Hypálage:
Me extraño "ver" solo la carátula y se me ocurrió pensar que era muy extraño, pero que quizás era una exigencia de la editorial.
Hoy he vuelto a visitar tu blog, buscando alguna "perla" y... para mi sorpresa veo el texto del relato, que te aseguro no vi, al menos de forma consciente.
Pienso que algún duende del ratón hizo que "saltara" el texto.
¿Por qué te lo cuento?
Pues porque no hubiera dejado de comentar un canto a la amistad tan sencilla y bellamente descrito, con algunas metáforas como fotografías insertadas en el texto, la serpiente de dolor, el Boabdil con barbas, sin olvidar el menú previo y el lugar.
En fín, más vale tarde que nunca.
Un abrazo y de nuevo enhorabuena.
No, Cora, no es un desliz tuyo, es que antes no estaba colgado.
Besos agradecidos.
Es que no hay ni un solo micro de los que te llen en La ventana de vetrano que no me guste.
De este me gusto, como siempre, como utlizas los detalles para ir mostrando las reacciones del amigo que escucha las penas del otro(primero es como si no le apeteciera mucho y está más pendiente de la comida y de la paloma y pensando en su propio problema y luego comprende finalmente).
Enhorabuena Lola, un buen micro que se merece el papel.
Abrazo y beso hala
Análisis exhaustivo el que haces Rosana, del relato. Gracias por ser tan generosa conmigo.
Besos al cubo.
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