(Este microrrelato es mi pequeña aportación a la propuesta de Agus)
Para hacer una buena paella campera sin correr riesgos, hay que contratar un pinche de cocina. Fundamental porque será el encargado de buscar la leña y encender el fuego. También estará atento a echar el conejo en la paellera, sobre todo si hay hígado, por si salta y abrasa alguna mano. Es importante que sea éste el que retire troncos ardiendo o ascuas, si el fuego está muy vivo; nos evitaremos así pisarlas y quedarnos sin gomas en los zapatos, o ir arrastrando de por vida un carbón incrustado que raye el suelo de negro. Luego viene lo de echar el caldo. También se encargará él porque puede ocurrir que la paellera tenga el culo combado y se nos venga el caldillo azafranero hacia los pies. Una vez cocido el arroz, será el pinche el que lo retire del fuego, todos sabemos lo difícil que es coger la paellera de las asas sin que se te queden los dedos soldados al metal.
Mientras el arroz reposa, le damos al pinche la pomada para las quemaduras que se haya podido producir, luego le pagamos lo convenido y lo largamos con una palmada en la espalda y una sonrisa.
Con los guantes de cocina, el delantal del gallo, regalo de “Avecren”, y la cabeza muy alta, cogeremos la paellera y la llevaremos a la mesa donde toda la familia aplaudirá al cocinero. Desde ese momento tendremos la tarde libre. Después de comer y escuchar las alabanzas de todos, podremos extender la manta en la hierba y echarnos una siestecita, que nos la hemos merecido. Eso si las hormigas, moscas, avispas y otros animalitos camperos dan su permiso.
22 comentarios:
Genial Lola, está claro que lo tuyo es hacer paellas, pero de cocinera, eh?
Me quedo con la imagen del carboncillo de por vida pintando de negro.
Un abrazo rico rico
Perfecto, Lola. Me lo apunto. Ahora espero que alguien recoja tu guante y escriba unas instrucciones sobre cómo espantar a los insectos en la hora de la siesta. Hay que dejarlo todo documentado para las generaciones futuras.
ABrazos, besos.
jajaja genial lo del pinche.
Saludillos
Con la salvedad de la palabra "paellera" que, aunque sé que figura en el RAE, los valencianos la escuchamos y nos sentimos hondamente heridos en el oído, el resto del relato es divertido, sin duda alguna.
La palabra "PAELLA" da nombre al guiso. Paella es el recipiente, significando en el castellano cervantino: sartén de dos asas.
La paellera es la persona que hace la paella.
Bueno, espero que mi consideración lingüística no ofenda a nadie, no es mi intención. Es que me sale la vena valenciana y la líamos.
Un beso muy fuerte y si sale bueno el arroz, voy corriendo con la cuchara.
Elena Casero
Buena receta Lola, es divertido esto de los manuales de instrucciones cortazarenos ;) Un beso
Gracias Anita, pero ten cuidado que te puedo dejar el suelo de la cocina hecho un asco.
Sería genial un micro de instrucciones sobre cómo espantar a los insectos a la hora de la siesta, Agus. A ver quién se atreve.
Para tener pinche, Puck, hace falta tener el bolsillo con algún dinerito extra, pero en la ficción nos vengamos.
Élena, nada de mosqueo, gracias por informar al personal. Lo que tú dices es lo mismo que me explicó otro valenciano cuando publiqué este relato en un foro. Y yo agradecida, lo que pasa es que en mi casa llamamos paellera al recipiente y, como el escrito es coloquial, pues me sigue pareciendo bien utilizar la palabra así.
Espero tu aportación. ¿Sí?
Cucharadas de arroz a repartir.
jejje
Me gusta el tono de estas instrucciones. Humor que no falte bien expresado.
Seguimos pensando en más instrucciones...
Un saludo indio
¡Venga, Indio, a por ellas!
Besos sin instrucciones.
Estupendo, Lola, me he reído mucho, pobrecito el pinche. Una versión gastronómica del "negro" literario.
Besos.
Me alegro de que te haya hecho reír. Dicen que reirse alarga la vida.
Abrazos a pares.
Jeje, se lo voy a enseñar a mi marido, el pinche. Yo nací para cocinera pero sólo sé vestir el delantal ;-)
Muy bueno, Lola, un beso,
Rocío
¡Qué suertuda, con pinche y todo! A ver si me lo pasas un ratito.
Besos triples.
Qué alivio abrir la puerta y encontrarme en el recibimiento con una de esas bocanadas de letras divertidas y gamberras, de las que vas enlazando, mientras ríes, los días que te levantas con el mundo a modo de peineta.
Me he divertido pensando en unn "arriba&abajo"... para residentes de adosados.
Gracias por... la música.
Y si quieres, también te invito a una paella.
Besos, Cora mía.
Hahaha. Habré de contratar un pinche.
A finales del año pasado comencé a escuchar de la paella. En la tele se ve deliciosa como en la foto que puso. No pude probarla, pero ya figura entre mis propósitos ;)
Un abrazo, Lola.
Buen humor, ¿sazonado con una pizca de crueldad?.
Otro abrazo.
No sabes lo que te estás perdiendo, Edgar. Date una vueltecita por aquí y verás lo que es bueno.
Nenúfar, el relato negro me gusta mucho, debe de ser para exorcizar traumas infantiles que dirían los de la psique.
Besos a pares y nones.
Muchas gracias, Antonio, por tu comentario. Un orgullo que venga de un excelente poeta.
Abrazos a pares.
Lola, qué decir. Genial, no tengo otra palabra.
Un gusto leerte.
Gracias José Manuel.
Par de abrazos.
;) muy divertido, Lola!
Sin la palmadita en la espalda y la sonrisa la paella no quedaría bien.
Besos.
Y con el grano suelto.
Besos, mil, David.
Publicar un comentario