18/6/17

CON EL VIENTO

Tomada de la red.



Deja su casa cuando aún la luz no ha doblado del todo el brazo a las sombras.  Aun así, mientras echa la llave puede ver las siluetas que emergen y cortan los primeros rayos de sol,  en lo más alto de la colina. Se mueven como si estuvieran desperezándose, con un batir ligero. Más tarde, tal vez con el brío que emulsiona una crema de verdura.
            Regresa al atardecer, después de una jornada con olor a papel y tinta, entre libros, fichas y silencio de culto en la biblioteca. Conforme el coche se acerca, ve los brazos levantados al cielo, como gigantes de un Quijote reciclado, y esa visión familiar la reconforta. Nada más entrar en el zaguán, cierra un momento los ojos y recibe, potente, la imagen de él.         
            La oscuridad llega siempre con viento de voces alzadas que cuentan leyendas. Como la suya. Se sienta frente a la ventana y escucha los sonidos de los animales nocturnos, de las aspas que trabajan con fuerza, creando energía. Atenta. Siempre atenta al aullido prolongado, a la llamada en la puerta. Entonces abrirá y será él de nuevo, humano y dulce con ella.
           

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Descubrirás un día que en tu corazón anida una niña con poderes mágicos, que se escapa hasta tus dedos para contarnos esas historias que mas que leerlas nos las hace vivir.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Anónimo, por pasarte y dejar tu comentario.
Un abrazo grande.

Cora dijo...

Que soy Cora. No anonimo

Lola Sanabria dijo...

Mi cariño para ti, querida Cora.

Manuela Fernández dijo...

Mágico.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Manuela.

Un abrazo muy mágico.