28/4/12

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INTROMISIÓN

Sí, es un titular muy al estilo de Lola, pero no. Es una imitación porque soy yo y no ella quien se cuela en este blog para dar cumplimiento a mi deseo. Lo suyo es producir y lo mío darle unas pinceladas de color, formato y soporte para que luzca bonito. Pero lo esencial está en sus textos que son los que le dan vida.
Aprovechando su pereza y pocas ganas de pelear con los asuntos del orden y la informática, os dejo aquí un nuevo espacio de lectura, que para muchos de vosotros es ya conocido. Por primera vez he conseguido que se implicara en la selección de los relatos a publicar y que no los dejara a mi elección.
Por lo tanto y para terminar, esta publicación responde a mi interés por compilar en formato libro, una parte de los micros que mi compañera ha ido publicando en su blog, y así dar a conocer un poco más, el ingenio que caracteriza a su literatura.
No hace falta ser un experto para darse cuenta, a poco que uno lea sus relatos, de la riqueza que todos expresan en tan poco espacio. Tan solo hay que prestar un poco más de atención para entender bien los mensajes que se esconden entre líneas.
¿Y qué más decir? Nada más, solo desearle que no pare.
Con todo mi cariño.

Juan Leante
Madrid 28 de Abril de 2012

27/4/12

EL DESPERTAR- VIII CONCURSO CARTAS DE AMOR DE ALCAUDETE




Fotografía tomada de la red.


     Marieta, mi Marieta:

No me importaba que no me quisieras, pero nunca te lo dije. Todas las noches tú mojabas de culpa la almohada compartida. Te esforzabas en que el llanto fuera silencioso para que yo no despertara con los temblores de tu cuerpo. Yo te daba la espalda, me hacía el dormido, y te dejaba a solas con tus asuntos. De él nada había que resaltar. Un tipo normal y corriente. Aunque a ti no te lo debía parecer porque recibías sus visitas a menudo. Tenía que agradecerte que lo llevaras a la habitación de invitados para tus escarceos amorosos. No me habría parecido bien que retozaras con un extraño en mi, nuestra, cama.
Pasaban los días, los meses, y todo era rutina. Hasta aquella tarde. Yo volví del trabajo a la hora de siempre y te encontré frente al espejo del baño. Tarareabas una canción mientras trazabas una raya negra bajo el ojo. Me quedé espiándote detrás de la puerta, a través de la ranura de la hoja con el marco. Te arreglabas como para ir de paseo. Y observé la pequeñez de tu oreja; el rizo indómito cimbreándose sobre la frente; un puñadito de pecas moteando el hombro derecho; la curva de tu espalda; el culo respingón; la rodilla y la pierna, huesudas; el pie de bailarina levantado sobre la puntera. Y fue como si descubriera a otra mujer. Me entró un desasosiego que no sabía cómo calmar. Volví a la entrada y allí respiré hondo antes de llamarte a voces. Tú apareciste, espléndida. Y ya no pude controlar el azogue que me hizo retirar mi mano de la tuya, cuando buscaste el roce en la mesa, los dos frente a frente, separados por los platos con lubina y guarnición. Oscilaban, bajo la luz de las velas, tu cara, tus pechos, guardianes del cauce donde una gota de vino escurría hasta el encaje del sostén que asomaba por el escote del jersey, tu mano rematada en uñas vestidas de rosa y blanco. Y yo tuve que levantarme, temblando al igual que el flan del postre, y refugiarme en un extremo del sofá, para no tenerte cerca.
Aquella noche no lloraste, y yo la pasé aguantando un deseo que no daba lugar a preguntas.
Y ahí comencé a amarte. Y ahí me vi como el canalla que había sido.
Hace tiempo de aquello. Ahora siento. Muchas veces he querido hablar contigo, pero tú me has tapado la boca con tus besos. Agua pasada no mueve molinos, dices, y yo te miro y siento un estremecimiento de temor sólo de pensar que podía haberte perdido.
 
Diego, tu Diego.





25/4/12

EL REPETIDOR (VII Certamen de Cartas de Amor y Desamor, Los Novios del Mojón)

Dibujo tomado de la red.


Querida señorita Laura:

Además de mis padres, María y tú sois  las personas a las que más quiero en el mundo. Y una de dos, o seguía haciéndome el bobo, o confesaba de una vez por todas que si repetí curso unas cuantas veces, fue sólo por estar cada día sentado en el mismo pupitre, preparado con la goma, el lápiz y el cuaderno, para recibir tu taconeo de pie cojo entrando en el aula,  tu olor a leña quemada y el tirón de pelo, flojito, como una caricia un poco brusca, de tu mano rematada en esos dedos de yemas hinchadas y uñas mordisqueadas por los dientes. ¡Ay, señorita, cómo me gusta verte morder las cutículas! Más aún, si brota alguna gotita de sangre, y te deja los labios como las cerezas que anuncian el verano. ¿Y qué decir de cuando me llamas a tu mesa? Voy como corderito al matadero a que me castigues por mis renglones torcidos, mi baile de letras, los borrones y los fallos con las cuentas, sólo para ver cómo abandonas las gafas sobre el tablero, con gesto cansado, y restriegas tus ojos del color de las moras que recojo con María, a la vez que nos dejamos la piel entre las zarzas.
Mamá lloraba mucho hace unos días. Este niño es tonto, no paraba de decir mientras se sonaba la nariz, a cada rato, con papel de cocina. Yo pensé que si me declaraban bobo oficial me iría con María a su colegio especial, y por un momento me sentí feliz, porque ya te he dicho que a ella también la quiero como de aquí a las estrellas. Pero enseguida me di cuenta de la desgracia que se me vendría encima. A ella la puedo seguir viendo porque es mi vecina, pero a ti no podría verte más. O al menos no durante ese tiempo en el que los padres te llevan cogido de la mano a todas partes para que no te atropelle un coche, ni te rapten (¿quién iba a quererme a mí, cabezón, miope y atolondrado?). Cuando fuera mayor, sí, entonces tomaría el autobús y me acercaría a esperar a que salieras, apostado en la esquina de la tienda de golosinas. ¡Hay que ver cómo te gustan las chuches! Todas mis pagas se me van en comprarte las nubes, los regalices, las gominolas y los pica-picas que te dejo sobre la mesa. Tú crees que es el profesor de Educación Física, y le pones ojitos cuando pasa a tu lado, pero soy yo, ahora ya lo sabes. Para ir a buscarte solo aún falta mucho, y yo, querida señorita, no puedo estar tanto tiempo sin verte. Así que he decidido pasar de curso; al menos te veré en los recreos. También le voy a entregar a mamá el sobre con los tests y las pruebas que me hicieron para comprobar si yo era tonto de remate. Lo cogí del buzón de correos, y no se lo di porque, ¡cómo iba a colar que un niño con un doscientos doce de coeficiente intelectual no supiera ni hacer la o con un canuto!
Ya, ya sé que te vas a llevar una gran sorpresa cuando recibas esta carta. Tal vez ni creas que la he escrito yo, pero sí, señorita, yo mismo, con mi puño y letra. Bueno lo de puño y letra es un decir porque, aprovechando que mi hermano Pedro anda por ahí de marcha, la voy a redactar a ordenador para que quede más limpia. De paso le enseño a María algo de gramática. Ella también intentó que yo aprendiera a vestir a la Nancy y al Kent y que hiciera el perrito con el yo-yó, pero, para esas cosas yo soy muy torpe y María muy lista. La tengo aquí mismo, a mi lado. Y entre abrazo y abrazo no para de decirme: Te quiedo, Mimi, te quiedo muso.
Habrá adivinado que Mimi soy yo, Miguel, pero a ella le gusta llamarme así. También porque las palabras se le enredan en la lengua. Yo también la quiero mucho. A María y a ti. Y ya me despido porque huele a tortilla de patata. Pronto vendrá mamá a avisarme para la cena y no quiero que me pille, me daría mucha vergüenza.

Un abrazo muy sentido, mi querida señorita Laura.

Miguel

23/4/12

PROYECTO CELSIUS- EL SUR

Tomada de la red.

Esencia de “EL SUR”  de Adelaida García Morales

¿Qué podemos amar que no sea una sombra?
                                                         Hölderlin


“Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre sus grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella. Nadie te visita. Mamá se marchó a su tierra y tú no tenías amigos. Decían que eras tan raro…”
Si pudiera doblar el tiempo, si yo pudiera, volvería a los paseos por el campo, al péndulo que me dejabas coger, a  mi mano guiada por la tuya para buscar el agua que corría bajo nuestros pies. Traería los días en que un soplo del sur, ese sur que tanto añorabas, barrió las sombras desangeladas de la casa. Y repetiría, eterno, ese vals que bailaste conmigo. Yo, tu princesa, tú mi príncipe girando sin descanso en el salón de baile donde celebramos mi primera comunión, a la que fuiste a pesar de que tú no creías en esas cosas. ¡Eras tan raro!, decían. Pero pronto iba a perderte. Mucho antes de que el sufrimiento te arrebatara para siempre de mi lado. Los años debieron actuar como bálsamo. No fue así. La herida seguía abierta, en carne viva, y no cejaba de mortificarte. Quería que volvieras a mí, que no me abandonaras. Por eso desaparecí aquel día, para que me echaras de menos y salieras de tu ensimismamiento para ir a buscarme. No lo hiciste. Escondida bajo la cama estuve escuchando el golpeteo sincopado de tu bastón
en el piso de arriba. Y entonces comprendí que mi dolor era pura bagatela comparado con el tuyo. Lloro porque me gusta llorar, le dije a mamá. Y en verdad que era un alivio sentir las lágrimas limpiando mi cara. Me dejaste tu péndulo y también el deseo de saber qué te llevó a poner fin al sufrimiento con un disparo. Viajé al sur para conocer a la mujer  con la que habrías querido compartir tu vida. También a tu hijo. Mi hermano. Al que he acabado queriendo. Aunque nada, ni nadie podrá llenar nunca ese hueco que dejaste.
“Y en este escenario fantasmal de nuestra vida en común, ha sobrevivido tu silencio y también, para mi desgracia, aquella separación última entre tú y yo que, con tu muerte, se ha hecho insalvable y eterna”.

21/4/12

MENÚS

Tomada de la red.

La vieja  me echó a empellones cuando intenté entrar. Volví armada, y sin mediar palabra, le di con el bolso. Cayó de espaldas sobre una olla hirviendo. El jovenzuelo que había en el patio de farolillos también intentó detenerme y probó la contundencia del ladrillo en sus dientes. Del fondo, venían los ladridos del cautiverio. Abrí la puerta y varios perros salieron disparados hacia la calle. Volví a casa con Tinín. Estaba pensando en prepararle a mi marido, el muy tacaño, siempre llevándome a restaurantes chinos, una cena inolvidable, pero su gata Sopitas corrió a esconderse debajo de la cama.

17/4/12

LADRÓN DE MEMORIAS

haciendofotos.com

Lo llaman hospital aunque en realidad se trata de un depósito de cadáveres que andan, comen y duermen. No hay cura posible. Al menos no han dado con ella de momento. Ha crecido tanto y en tan breve espacio de tiempo, que tiene las dimensiones de  una ciudad.
     Le encargaron de la investigación hace ya un año y se ha convertido en algo personal. No descansa. Día y noche tras la última pista del ladrón. Un tipo escurridizo, que siembra el pánico en el país, con un poder infinito al almacenar memorias de sabios, doctores, políticos... que nadie sabe cómo utilizará. El comisario ha conocido de cerca sus efectos devastadores. Ha perdido a su esposa. Al hijo lo mandó lejos pero no está seguro de que no dé con él. Porque lo ha prometido. Ha prometido dejar las cabezas huecas de aquellos a los que el comisario ama. Y todo porque una vez, sólo una vez, consiguió arrebatarle su presa cuando se pegó tanto a la chica en la fila de un cine que levantó las sospechas del inspector. Se acercó con la intención de pedirle la documentación, pero el ladrón huyó y sólo lo vio de espalda.
     El comisario ha vuelto a su despacho, después de visitar el Centro. Aunque hay un enorme agujero, como de fotografía quemándose, y no sabe dónde ni en qué momento, aún recuerda el pelo levantado en su nuca, la boca abierta que sorprendió al girarse demasiado tarde, aspirando cada uno de los recuerdos que conforman su vida. Ahora sabe quién es, lo conoce, y debe buscar cuanto antes el bloc de notas, su estilográfica, y dejarlo escrito antes de que ese último jirón se escape como humo por el gran sumidero que el enemigo ha dejado en su cabeza.

14/4/12

MI PRIMER BESO

Tomada de la red.

Estaba enamorada del beso de Cary Grant e Ingrid Bergman en la película  “Encadenados”. Probé con el ligón del pueblo y sufrí mi primera decepción. No iba a decírselo, pero lo vi muy gallito y solté que no era para tanto. Los noviazgos de otras parejas duraban años. El mío, cinco minutos.

11/4/12

GANADORES Y FINALISTA DE LA SEMANA EN WONDERLAND

ELEMENTAL (Ganador)
 
Mientras Watson se acuclilla junto al cadáver, Holmes, envuelto en la nube de humo que sale de su pipa, examina la habitación. Mientras Watson observa el puñal que la víctima tiene clavado entre los omoplatos, Holmes repasa las paredes desnudas, sin una sola puerta o ventana, estudia el cubo de muros lisos que los rodea. Mientras Watson, seguro de que el hombre ha sido asesinado, se pregunta cómo el asesino ha podido salir de aquella trampa sin escapatoria, Holmes, confundida su silueta con el humo del tabaco, se pregunta intrigado cómo han podido, Watson y él, llegar a aquel lugar.
Jesus Esnaola 

LA RABIA (Ganador)

Seguíamos jugando a las canicas, como si nada. También Pablo. El alboroto de la calle, contrastaba con el silencio tras las rejas. La tarde se iba por los tejados. Apenas veíamos, pero ninguno quería retirarse. Una y otra vez lanzábamos los bolindres sin tino. Hasta que le tocó a Rafa y su bola hizo carambola con la de Pablo. Entonces se oyó el llanto a gritos de la madre. Todos nos acercamos a la ventana para ver a Paquito, como muñeco de cera, inmóvil sobre la cama. Todos menos su hermano Pablo que la había emprendido a puñetazos con Rafa.
Lola Sanabria


LA QUEJA INFINITA (Finalista)
 
Llevamos media vida así. Tú siempre con la boca abierta; yo barriendo y despejando el camino. Sin un respiro. Para no ovillarnos en el suelo, aletargados con el hedor letal de la inmundicia y no acabar sepultados bajo su peso. Media vida es mucho y estoy cansada. Esperaré sentada, aquí en lo alto, como juez de silla, sin hacer nada. Saltarán los batracios, se arrastrarán los reptiles por tus zapatos. Se amontonarán y subirán hasta tu barbilla. Y una de dos: o cierras la boca de una maldita vez, o te tragas y te ahogas con tus sapos y culebras.
Lola Sanabria

Hacia el minuto 46:13

Locutora: es una de las clásicas, felicidades por este microrrelato. Envió otro que es la "Queja infinita."
Comentarista: aspecto a destacar es el excelente uso del lenguaje. Progresa frase a frase con la precisión de un estilete que nos va metiendo en la historia. Adicionalmente se caracteriza por utilizar un tono poético que no le resta fuerza al microrrelato.

(Comentarios traducidos por Pepe Calduch. Gracias, hermoso).


6/4/12

CABOS SUELTOS



     Lo llamaban "el tonto de la guita". Pasaba los días reuniendo cordeles que enseñaba con orgullo. Los niños lo buscaban cuando se cansaban de jugar a las canicas, y él metía la mano en el bolsillo de su pantalón de franela gris, el largo dos dedos por encima de los tobillos, y sacaba un enredo de cordeles de todos los tamaños y colores. A los chicos les encantaba alinearlos sobre la acera y elegir los mejores para bailar la peonza, aunque no siempre conseguían que "el tonto de la guita" se los regalara.
      Decían que "el tonto de la guita" no siempre fue tonto. Decían que fueron unas fiebres. Decían que fue una caída. Decían que el padre. Decían que el médico lloró cuando examinaba  su cuerpo flaco y pequeño y su cara de niño listo, marcados por los golpes.

Decían tantas cosas.

5/4/12

NOT FOR SALE



El ruido venía del sótano. Bajó la escalera y cuando se adaptó a la penumbra, vio los pies descalzos correr detrás de su vieja pelota. El niño se detuvo y se quedó mirándola con los ojos muy abiertos. De las sombras, salieron varios adultos a la escasa luz  que entraba por las rendijas de la puerta. Se miraron todos en silencio durante unos segundos. De arriba llegó la voz preguntando si pasaba algo. Ella subió la escalera y dijo: “Ratas”. Esperó a que el agente inmobiliario tomara medidas y tasara la vivienda, para comunicarle que había cambiado de idea.