28/5/12

EL TRATO

Tomada de la red.


- Te propongo un trato- dijo, a bocajarro, la voz que emanaba como ruido brumoso de una caverna.
Volví la cabeza hacia la entrada del jardín. Ardía el aligustre, igual que la zarza en el desierto, con el resplandor de la luna llena.
- Me hago cargo de tu hipoteca, te consigo clientes y tú....
- Te vendo mi alma- dije por decir, un poco achispado.
- ...y tú me das el retrato- terminó.
- ¿Qué retrato?
-  No te hagas el tonto. El retrato de Elena.
-  No puedo dártelo. Puse mi alma en esa pintura.
Él esperó en silencio. Dentro de mi cabeza, enturbiada por el alcohol, se iba abriendo paso un futuro sin agobios de dinero, ni avisos de embargo. Volvería ese estado de gracia, excitación pura, que una vez me hizo coger el pincel y dejar sobre el lienzo a la Elena más viva, más pasional que nunca tuve, que jamás tendría. Después, era ver la pintura y sentir el cuerpo afiebrado, borboteando en sus jugos. La buscaba con urgencia y pasábamos las tardes y noches consumidos por el deseo que no se entibiaba hasta bien entrada la mañana del día siguiente, y que volvía a crecer con los segundos, los minutos y las horas. Sí, tendría otra oportunidad. Acepté el trato.

     Elena lima sus uñas sin descanso, envuelta en su manta de cachemir, tumbada en el sofá frente al televisor, siempre encendido, como un runrún de fondo que alivia el silencio en nuestro salón. Elena come bombones y se da largos baños en el jacuzzi para templar su cuerpo helado, a pesar de la calefacción en invierno, a pesar del sol que entra a raudales por las ventanas en verano. El frío se ha metido en nuestra casa. Un frío que detiene el movimiento de una caricia, las pocas veces que un asomo de rescoldo intenta sacarme del letargo. La miro a ratos, observo el rastro de agua congelada que deja a su paso, y enseguida vuelvo a mi estudio a pintar, lienzo tras lienzo, el mismo paisaje desolado. Si nace una flor de mi pincel, al momento se agacha y cae a la nieve hasta desaparecer bajo su manto. Si asoma un sol espléndido detrás de un edificio, se agrieta y absorbe el gris de un resto de pintura mal borrada entre los pelos, y convierte un día radiante en uno invernal de una ciudad fantasma. Sin embargo vendo bien mis cuadros a todos esos señores y señoras que llegan ávidos de nuevas telas para colgar en las kilométricas paredes de sus enormes casas.
     Vivimos bien, Elena  y yo, gracias a ellos. Siempre tengo colgados abrigos de visón del perchero de la puerta para que no pasen frío cada vez que me visitan. Al cliente hay que mimarlo.

22/5/12

REAJUSTE

Fotografía tomada de la red.

Escuchaba sus explicaciones desde una nebulosa negra, y veía su nuevo matrimonio quebrarse en mil pedazos, igual que una tacita de porcelana. Dijo que necesitaba ayuda y dio la cifra para mantener su silencio. Miró el olivo con sus raíces metidas en la bolsa de plástico. Luego el hoyo y la pala hundida en la tierra. Calculó la profundidad. A fin de cuentas él ya estaba muerto.

17/5/12

GANADOR DEL I CONCURSO DE MICRORRETALES

Fotografía tomada de la red.



Por el placer de verme reflejado un instante en el terror de tus ojos, le contestó el asesino.


http://microrretales.wordpress.com/2012/05/17/fallo-del-i-concurso-microrretales/

16/5/12

LA COCINA DE LA ABUELA GANADOR DEL I CONCURSO DE RELATOS AG



En vacaciones y fiestas, pasaba la mayor parte del tiempo en la cocina de la abuela Isabel, la estancia más grande de toda la casa. Tablas y cuchillos; sartenes, cacerolas de cobre, ristras de ajos y pimientos secos, colgando del techo; saquitos de cacao, azúcar, harina y legumbres sobre las encimeras de mármol; armarios repletos de conservas y mermeladas; potes de caldos hirviendo en los fogones y dulces haciéndose en el horno. Un corazón que latía a ritmo de huevos batidos, coplas, risas y algún grito acompañando el estruendo de loza al romperse. Me gustaba el ajetreo, la mezcla de olores dulces y salados, los golpes del cuchillo en la madera, fileteando ajos y picando cebollas.
Pronto me incorporé al trajín de los guisos y los asados para familiares y jornaleros. Al principio mi abuela me mandaba para el piso de arriba a estudiar las asignaturas del curso, pero la convencí para que me dejara pasar las mañanas en la cocina, con la promesa de que dedicaría las tardes al estudio. Subía a mi habitación después de comer, abría el libro de Lengua, leía varias veces las perífrasis verbales, no me enteraba de nada, lo dejaba abierto, salía por la ventana y me iba al río a coger berros para la ensalada.
Cuando caía la tarde, volvía a la cocina donde mi abuela cuajaba tortillas de camarones, escabechaba jureles o asaba chicharros. Bajo la dirección de Julia, la vecina que nos ayudaba, yo me iniciaba en los postres. Arroz hervido en leche, con un tirabuzón de piel de limón, natillas espesando, con un palito de canela, mouse de chocolate negro, plátanos al ron o granadas con vino y azúcar.
Pero era en las vísperas de las fiestas cuando más se cocinaba. Estofar perdices, cocinar las gallinas en pepitoria, rellenar buñuelos de nata y chocolate, hacer roscos, galletas, milhojas y bayonesas con cabello ángel. Tenerlo todo listo para cuando la casa se llenara de gente. Venían mis padres, mis tíos y mis primos. Unas treinta personas. Como había mucho trabajo, Julia se quedaba a dormir en la casa y se traía a su hija Nati. A ella le gustaba remover el azúcar dentro de un cazo con la cuchara de madera, hasta conseguir caramelo líquido para los flanes. Pero lo que más le gustaba, era hundir el dedo en la cazuela donde se enfriaba el chocolate negro, sacarlo con un dedal tibio y meterlo en mi boca.
Decidí, sin saber cuándo, que sería cocinero, pasaría el resto de mi vida entre pucheros, y desnudaría con mi lengua, el dedo de Nati. Me gané a mi madre cuando me puse el delantal y cociné en casa mi primer plato de callos. A mi padre le costó más renunciar al hijo universitario, pero, entre trocitos de pan mojados en salsas, torrijas, dulce de leche y la fogosidad de las siestas con mi madre, comenzó a soñarme un gran cocinero.
http://actualidadgastronomica.es/la-cocina-de-la-abuela-ganador-del-i-concurso-de-relatos-ag/

15/5/12

NIDOS DE SUBVERSIÓN FINALISTA EN LAMICROBIBLIOTECA

Tomada de lamicrobiblioteca
Desde niño siento debilidad por lo mínimo. Me emociona el peso de una hormiga, imparable, remontando la cima de mi dedo; el grano de sal que brilla entre el vello del brazo de mi querida Loren, un mediodía de tortilla y playa; la gota de lluvia, como lágrima que escurre en el cristal de mi ventana. Pero mi editor no opina igual. Quiere un libro a lo grande. Algo que distraiga la indignación de la gente. Y así lo haré. Completaré, una a una, las mil páginas que propone. En cada hoja, cien palabras escogidas. Embriones que alienten la rebelión.

12/5/12

LUCHAR POR NUESTROS DERECHOS: HOY, MAÑANA, SIEMPRE

 Dejo aquí el enlace al blog de Juan porque lo dice todo y nada tengo que añadir.

http://aceroyhumo.blogspot.com.es/2012/05/todos-las-plazas-y-calles.html

8/5/12

FRUTOS DEL MAR

Hay días trepidantes como este martes. Por la mañana te vas de casa sin un café en el estómago para el hospital, y a mediodía estás recibiendo dos premios que te hacen andar por las nubes.
Desde aquí quiero celebrar con tod@s vosotr@s estas  dos alegrías que he recibido.

FINALISTA DEL XIV PREMIO
MARIO VARGAS LLOSA NH DE RELATOS 2012.

Foto de la agencia EFE





Y


WONDERLAND
GANADORA DE LA SEMANA
 8/5/2012

LASTRE
Intentaba andar. Inclinaba el cuerpo hacia delante y tiraba del zapato derecho. La suela se levantaba un centímetro del suelo, estiraba la goma de chicle en una cortina elástica y aparecía el espejismo de que me movía. Lo intentaba con el izquierdo y era un peso muerto. Pasaron los segundos, los minutos, las horas, los meses, los años. Cuando me miré en un charco de lluvia, vi a una señora avejentada y no me reconocí. Detrás, la parca. Demasiado tarde para arrepentimientos. Demasiado tarde para quitarme los zapatos, hechos por mi madre a su medida, y aprender a caminar descalza.



Hacia el minuto 44: 46 h



Introducción:
Los microrrelatos tienen solo 100 palabras, esto complica a los escritores para no quedarse entre la historia y la trama. En tan poco espacio puede existir una tendencia a quedarse en la mera historia y no en el relato.
Los relatos de hoy ponen en evidencia el trabajo que han hecho los escritores para pasar de una idea a estructurarla de forma seductora para el oyente,  explicados significativamente para que no resulten hechos nulos.

Comentario:
Se nos han puesto los pelos de punta, ¡qué bien que escriben nuestros chicos y chicas!
La verdad es que sí, se trata de un tema que puede ser durísimo, donde se relata la influencia que pude tener una madre/padre en una persona hasta el punto de castrarla emocional y vitalmente.
Una explicación que podría ser: una persona influida por su madre no levanta cabeza en la vida y se da cuenta de que la vida se le ha pasado sin vivirla. Hace un trabajo metafórico precioso, en eso de intentar caminar y tirar del propio zapato.
La persona que ha escrito esto, lo que ha hecho es pasar de la historia a la trama.

Despedida
Queremos saludar a Lola que hoy esta comiendo como  finalista de los premios NH. Ya nos contara si  ha ganado.
Este premio es importantísimo y ha lanzado a muchos escritores.
Saludos para Lola.
 

Traducido por Pepe Calduch.

2/5/12

PASIVIDAD

Me adelanto un poquito porque a partir de mañana me tomo unos días de vacaciones. Os leo a la vuelta, compañeros de la indignación.


El guarda jurado tocó el hombro de la chica que dormitaba en el asiento del vagón. Ella se despertó sobresaltada. Él le gritó que allí no se iba a dormir y la muchacha le pidió que hablara suavecito porque le dolía la cabeza. El hombre la agarró de una muñeca y le ordenó acompañarlo a comisaría donde comprobarían si tenía papeles de residencia. La chica se negó, alegando que llegaría tarde al trabajo y la señora la despediría. El metro se detuvo y las puertas se abrieron. Él la arrastró fuera. Las puertas se cerraron y el tren continuó su recorrido con un zapato de ella dentro. Todos permanecieron en silencio, evitando mirarlo. Cuando, en la siguiente estación, un viajero echó el zapato al andén de una patada,  volvieron las conversaciones y los bostezos.