28/11/11

LA SIEMBRA Y LA COSECHA-EURO-PA-LABRA


Mi primera mujer me dio tres hijos. La segunda, cinco. La tercera, nueve. Cuando mis chicos tuvieron uso de razón, los puse a trabajar conmigo en el campo. Ninguno me culpó de la muerte de su madre. Ninguno me reprochó hacerles ganarse el pan. Una noche, viéndolos tomar el sopicaldo, me entró la tontuna y a cada uno le regalé un euro. Pusieron los diecisiete euros en una cartilla. Cuando enfermé, el mayor de mis hijos vino a mi cama y me dijo: Pa, no puedes morirte aún. Tienen que rentar los diecisiete euros para un entierro decente.

18 comentarios:

Mar Horno dijo...

Tiene lo que se merece. Título muy bien colocado que pone los puntos sobre la ies. Yo voto porque lo echen a la fosa común. Un beso Lola.

Lola Sanabria dijo...

¿Y qué me dices de estar aguantando una agonía hasta que renten los diecisite euros? Eso es tortura china y lo demás cuento, Mar.

Abrazos sin tierra.

Miguelángel Flores dijo...

Y digo yo, este hombre no tenía unos ahorrillos, tanto trabajar y nada? O es que se lo quería llevar todo al cementerio. Aun así, como dice Mar, tiene lo que se merece el don Cicuta.
Un abrazo.

Mónica Ortelli dijo...

¡Bien! El título es muy atinado, Lola. Me gustó lo de la tontuna y el regalo, detalles que pintan muy bien al personaje, a pesar de la brevedad del texto. Da mucho que pensar lo que dice acerca de las muertes de sus mujeres. Mmm, un mal bicho y su cosecha.
Abrazos

Elysa dijo...

No, no le reprocharon nada, pero anda que vaya final le espera hasta que le rente esos euros.

Besitos

AGUS dijo...

Me encanta la última frase, el giro de tuerca atroz que devuelve al protagonista todo lo que hasta entonces había sembrado. Una metáfora muy incisiva, sin fisuras.

Abrazos, besos.

Gemma dijo...

Pocas cosas tan terribles como verse reflejado en el propio espejo.

Humor corrosivo de puro negro. La pieza me pareció no menos escueta y contenida que el carácter del propio padre. Me gustó.
Un gran abrazo

Rosa dijo...

Quién siembra vientos...O quizás, cría cuervos... Seguro que alguno cuadra....Un título muy acertado para esta metáfora tan dura...

Besos desde el aire

Odys 2.0 dijo...

Al congelador con él, vamos, hombre, a quién se le ocurre morirse cuando nadie se lo ha pedido todavía, será posible...

Besos desmonetarizados.

Lola Sanabria dijo...

¡A la saca, Miguel Ángel, a la saca! La avaricia al final acaba rompiéndola de alguna manera.

No podía ser de otra manera, Mónica, a un tipo así o le da un medio jamacuco o una tontuna, o no abren el puño.

La venganza se sirve en plato frío, Elysa.

Ahí le has dado, en ese devuelto de maldad, Agus.

Gemma, a lo mejor el padre, encima los llamaba egoístas y malos hijos. O le parecía bien que guardaran para que rentaran los 17 euros.

Me gusta el de cría cuervos y te sacarán los ojos, Rosa.


¿Tú crees que tenían congelador, Alberto? Mejor dejarlo a la intemperie, que con los hielos y la escarcha de noche y madrugada, se conservaría como un carámbano.


Puñado de besos para nada, nada, fríos.

Juan Leante dijo...

Y a los intereses hay que quitarles la retención de hacienda, lo que supone alargar la agonía un siglo más. Genial esta especie de: ¿parábola?
Besos.

Mar Horno dijo...

Énhorabuena Lola, qué ilusión me ha hecho oir tu voz en Wonderland. Magnífico relato. Cuando quedó finalsita en Eñe, y lo leí por primera vez me quedé sin palabras, me pareció redondo, un texto que gritaba por los cinco costados pero sin decir apenas nada. Excelente. Doblemente premiado. Doble enhorabuena. Un beso. Así no quién pueda!.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

A mi me trajo a la mente a esos personajes que viven de sus padres hasta que pueden vivir de sus hijos. Una pena, diecisiete y ninguno listo.

Buen relato, Lola.

Un abrazo.

Lola Sanabria dijo...

La parábola de los diecisiete hijos y los diecisiete euros. No está mal, Juan. Y el padre tendría que no morirse nunca. Un zombie en toda regla. Chungo el tío.

Gracias por tus alabanzas. Y no te quejes, Mar, que tú te llevas de todo. Y ya verás cómo cualquier día estás ahí.

Este padre, Pedro, parece que se ha alimentado hasta hartarse, de los hijos.


Puñado de besos a repartir.

Rocío Romero dijo...

Olé Lola, muy buen título. Tiene razón Juan en llamarlo parábola... recuerda a las parábolas eclesiásticas con moraleja ;)
Y me acabo de enterar de lo de Wonderland por Mar ¡yuhuuu! ahora mismito busco el podcast para oírte. La compañía en Wonderland es estupenda, ¡qué ilusión me hace!. Muacs!

Lola Sanabria dijo...

Gracias Rocío. Sí, lo mejor de este concurso es que los microrrelatistas que acompañan (valga una tal Rocío como ejemplo), son excelentes.

Abrazos pareados.

Arte Pun dijo...

Hola Lola, me gustó mucho tu relato de Wonderland. Felicidades por el premio. Abrazos

Acuática dijo...

Yo le hubiese enterrado vivo y me hubiese repartido la herencia con mis hermanos. Todo lo que les hizo currar por para obtener un mísero euro a cambio...