13/6/18

FINALISTA DEL 8º CONCURSO DE RELATOS BREVES DIARI DE TERRASSA

Tomada de la red







LA DEUDA
Me lo encontraba todas las mañanas en un rincón del ascensor, callado pero sin quitarme ojo. Daba pena, con aquella barba y la camisa y el pantalón arrugados y sucios. A veces coincidíamos con Paquita, la del cuarto, que sollozaba y se quejaba de lo sola que estaba desde que murió su perrita Lola. Él se contagiaba de pena y también lloraba. Pero lo peor era cuando coincidíamos con Rosalía. En esas ocasiones, la presencia de su mujer, con la ropa vieja y las manos enrojecidas y ásperas de tanto fregar, le endurecía el gesto y la mirada que yo procuraba esquivar, atendiendo a mis manos que jugaban con el llavero.
            Desde hace unos días, además me topo con él en el portal, en la calle y en el trabajo; incluso me visita en mi casa. Abro los ojos y allí está, a los pies de la cama, en el baño o en la cocina; cada vez con peor aspecto y mayor cólera. Cuando lo veo, no puedo contener el impulso de rascarme con saña la cicatriz que quedó tras el trasplante de riñón. Fue una fatalidad la complicación posterior, que no diera tiempo a hacerle la transferencia, pero a su viuda no puedo contarle la verdad, iríamos todos a la cárcel. Tengo que inventar una historia para ella y saldar cuanto antes la deuda.

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