26/4/17

HABILIDADES. FINALISTA EN EL CERTAMEN DE MICRORRELATOS SOBRE ABOGADOS




La concurrencia recibió al juez Emilio de la Rosa con un murmullo jocoso y alguna risa sofocada. «Nada que te delate ante la mirada inquisitiva de este magistrado», le había aconsejado su abogado. El acusado estaba en la sala con cara de cartón piedra. Ni una transparencia de su verdadero yo. Sin embargo, la torpeza del traspié, el desaliño y el gesto bobalicón del juez, le hicieron bajar la guardia. ¡Pero si era un payaso! Abrió la boca en una fea mueca despectiva que dejó al descubierto la dentadura podrida, y en sus ojos brotó la fiereza del depredador que había molido a palos al indigente del cajero del banco. Emilio de la Rosa había visto suficiente. Despegó de su toga la piruleta con forma de corazón que le cogió a su hija, recompuso el gesto y, mientras comenzaba el juicio, pensó que actualizar sus técnicas había dado excelentes resultados.

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