GANAR EL CIELO
"Dios olvidó cerrar la puerta de atrás del infierno", sentenciaba mi madre; y añadía que entre nosotros vivían las criaturas malignas que habían escapado. Se colocaba las gafas sobre la punta de la nariz, esparcía las lentejas en el hule de la mesa y mientras separábamos las que tenían bicho de las sanas, me hablaba de las avispas, a las que quemaba vivas con trapos empapados en alcohol, de las ratas a las que exterminaba con veneno. Terminaba con mi padre. Decía que se vio obligada a internarlo en un sanatorio. Levantaba los ojos a las moscas agonizantes, con las patas pegadas a los tirabuzones de miel que colgaban del techo, y suspiraba. "Tengo medio cielo ganado con él". Medio cielo era poco. Por eso, cuando la embolia la incapacitó, volví a traer a casa a mi padre.
Relato publicado en el libro “A contrarreloj II” (Editorial Hipálage)
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