15/3/18

KANDINSKY Y LOS CÍRCULOS DENTRO DE UN CÍRCULO. Finalista del mes de febrero en lamicrobiblioteca.

Tomada de la red



La víspera, los vecinos de Roca Grande sacrificaban gallinas, patos y conejos y hacían una gran comida al aire libre. A primeras horas del día siguiente, en la estación reinaba el bullicio. Padres arrastrando niños pequeños y maletas, jóvenes y ancianos con lo puesto subían al tren. Querían cambiar de vida. Prosperar. La máquina y los vagones, de la época de los dinosaurios, bufaba y se quejaba con un rechinar de bielas y latón que a todos les encantaba. Pasaba por Roca Mediana donde se detenía por costumbre, aunque nadie bajaba. Seguía hasta Roca Chica. Allí paraba para que algunos pudieran salir un rato a estirar las piernas y admirar de nuevo la colección de fotografías amarillentas pegadas en un gran panel. Algunos aún  recordaban a Román Cerillas, el fotógrafo oficial del recorrido. Una pena que nadie quisiera coger el testigo. Iban dejando atrás pueblos y aldeas. Era noche cerrada cuando el tren llegaba a Roca Grande. Bajaban en silencio, cansados de tanto viaje, cada uno a su hogar. Las chimeneas escupían humo y el olor a coles hervidas llenaba las calles.

3 comentarios:

Cora Christie dijo...

Vaya por Dios, Lola Sanabria: Menudo espejo para verse una que me queda cerca y, supongo, muchísimos más, con maleta y aún matanzas previas, partir hacia una vida Novísima en el tren carbonero... con billete de ida y vuelta.

Pérmiteme algo políticamente incorrecto: Eres la Leche!

Bueno, nos queda la... esperanza

Enhorabuena por estas letras tuyas, cuajadas de pensamiento.

Juan Leante dijo...

Eso que dicen de salir de Málaga y meterse en Malagón. Así parece ser, todos queriendo escapar de la ratonera para volver al mismo estado o peor.
Enhorabuena.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, querida Cora, por esa leche que me has regalado. Abrazos a mogollón.

Lo has pillado, Juan. El tren, quiero decir. Besos, muchos.