18/3/17

DIÓGENES. MICRORRELATO GANADOR DE LA SEMANA EN WONDERLAND

Tomada de la red.

Prisionero de sí mismo, como polilla de alas quemadas por la luz, golpeándose contra el cristal de la lámpara. Va pisando las pulpas, debilitado, borracho con los efluvios acres y dulzones, pero no quiere dejarse caer en el pasillo, ni en la cocina, tampoco en el baño. Pasa por el salón, sorteando una montaña de tinta y papel, vendimiando bolsas, deshechas, negras, donde crujen los caparazones de los insectos que se multiplican. Desfallecido, llega a la habitación, y se tumba en la cama junto a los huesos sepultados por tirabuzones resecos.  A ella siempre le gustó el zumo de naranja.

Para escuchar el audio, pinchad aquí. A partir del minuto 44:35. 

FINALISTAS

 
ADOLECER
Todo es pequeño, lejano, sin aristas. Sopla una brisa suave y cálida esta noche. Si miro hacia arriba, en la oscuridad se abre un camino blanco que invita a seguirlo hasta el final, en silencio, con una gran paz, sin miedo. Si miro hacia abajo, veo los coches como juguetes infantiles y a las personas cual muñequitos inofensivos. Las luces de las farolas iluminan sin herir. Alguna risa de la vecina del cuarto culebrea edificio arriba. ¿Qué coño haces ahí afuera? ¡Entra de una puta vez!, me grita mi padre. Me subo a la barandilla y abro los brazos. Vuelo.


SENSIBILIDAD
A la joven forense, aún le duele su trabajo. Refresca y lava las lágrimas de su cara con agua fría y hace los ejercicios relajantes de respiración. Luego roza con la punta de los dedos la frente del anciano antes de ponerse los auriculares y los guantes. Mientras escucha «Alhambra» de Sarah Brightman, corta, pesa, mide y da tejidos a analizar al patólogo. A mediodía, el cadáver parece el viejo cascarón de un barco. No tiene hambre. Deja el sándwich envuelto en plástico sobre la mesa metálica, y redacta el informe: «Causa de la muerte: sobredosis de tristeza por abandono».

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