13/2/17

PARA UN BUEN GUISO



 A Juan, por los años vividos.

 
Tomada de la red.
La razón de nuestro llanto al partir la cebolla, es la consecuencia de la irritación de las mucosas nasales cuando inspiramos una molécula llamada propanotial que se desprende al cortar sus diversas capas.
Para eliminar o reducir estos efectos, existen diferentes trucos.
Meter la cebolla en el congelador unos minutos, o en la nevera una hora, más o menos, antes de utilizarla.
Introducirla en agua templada durante un rato, o incluso, trabajar con ella sumergida.
Poner distancia de por medio.
Encender una vela al lado. Ésta absorberá gran cantidad de gases de la cebolla y así lloraremos menos al cortarla.
También hay que tener en cuenta qué utensilios y técnica utilicemos. Un cuchillo bien afilado y la destreza a la hora del corte minimizarán los efectos.
Ahora bien, podemos pasar de trucos y precauciones y dejar que las lágrimas liguen con las perlas diminutas de saliva que brotan de nuestras bocas cuando reímos. La ternura en la piel mezcla bien con las penas y alegrías que aderezan un buen guiso cocinado durante cuarenta y tres años. A fuego lento, moviéndolo de vez en cuando con mucho amor y vigilando para que nunca se nos pegue.

2 comentarios:

Cora Christie dijo...

No tengo palabras !

Lola Sanabria dijo...

Gracias por tus no palabras, querida Cora.

Un abrazo sin lágrimas.