17/3/14

INSTANTES DE LUCIDEZ

Tomada de la red


La huelo. Un hombre dice: Ven conmigo, e intenta separarla de mí. Amortiguado por un sollozo, escucho un crujido de madera. Requieren mi atención los golpes secos y la voz áspera ordenando: ¡Quieto, quieto!, que llegan del exterior. De otra habitación  escapa el llanto de un bebé. Y de repente  la memoria vuelve con un chisporroteo eléctrico. Es mi nieta quien llora en su cuna. Mi hija me abraza y su pelo, con aroma a lavanda, cosquillea mi nariz. Huelo cerca el tabaco de picadura de mi marido. Hacia la puerta, es mi hermana la que gimotea. Y quien ahora le dice: Vamos, vamos, tienes que ser fuerte, mientras mi sillón se resiente bajo su peso, es Virginia que ya ocupa mi lugar. A través de la ventana escucho los cascos de Rayo y el intento de calmarlo de Alberto, mi querido mozo de cuadra. Una bola grande y brillante estalla: risas, besos y cuerpos enlazados sobre el heno. Y poco a poco la luz escapa por un inmenso agujero negro.

16 comentarios:

Xesc dijo...

Esos últimos instantes que lo son todo y que podrían venir antes...
Abrazos lúcidos.

Amando García Nuño dijo...

Parece que sale de viaje, espero que lleve el cepillo de dientes...

Poderoso texto, poderoso y subyugante. Abrazos, siempre

Luisa Hurtado González dijo...

Va registrando la vida, une olores y sonidos con personas que han sido alguien en su vida, los cuales llevan miles de recuerdos a sus espaldas (casi se intuyen, aunque no se ven).
Así sí. Me apunto.
Un beso gordo que no una despedida

David Moreno dijo...

Huele a despedida Lola y, aunque así es, no sé pero me pone algo triste...

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Lola Sanabria dijo...

Lucidez a tope la tuya, Xesc.

La vida, un viaje de tránsito a la muerte, Amando.

El peso de los que te rodean, Luisa.

A mí también, David, por eso, porque huele a despedida.

Abrazos a repartir.

Lola Sanabria dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CDG dijo...

Hay despedidas alegres, pese a lo que digan.
Pero no es ésta no. Ésta es amarga.
Muy bueno, Lola.
Un abrazo.

Lola Sanabria dijo...

Mil gracias, Carlos. Sí, a mí también me lo parece así.

Abrazos a mogollón.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Lucidez en los últimos instantes. Es muy visual Lola, tanto que estremece. ¡Que bien sabes arrastarnos por tus letras! Enhorabuena.
Besicos muchos.

Lola Sanabria dijo...

Lo has pillado, Casa. Me alegro un montón.

Abrazos calentitos.

Juan Leante dijo...

Me pones los pelos de punta con tu relato por que me haces pensar. No es tanto por la lucidez de tu personaje en el momento de dar el salto, si no por la que me falta a diario para sentir la dicha de que aún estoy vivo.
Besos mil.

rubén dijo...

Hola, he iniciado un blog donde escribo relatos breves. He encontrado tu blog en la lista de blogs de la escritora Elena Casero, en cuya lista aparece también mi blog. Me gustaria añadirte como blog que sigo. Qué te parece si te das una vuelta por mi blog y decides si me sigues tú a mí también?
Mi blog es: http://pepitas-de-oro.blogspot.com.es

Cora Ch. dijo...

La sesera de cada una, Sanabria, es como es y no hay más vueltas que darle...

A la mía le ha costado volver desde la primera visita que te hizo a este Instante porque me dejó desolada, incierta, angustiada...

No todos los días son iguales. No.

Ese salto incierto, esa ¿lucidez? que no es la mía... esa angustia, Lola.

Me ha revuelto los recuerdos, las supersticiones aprendidas, la historia sagrada, humana, el dolor...

Ya ves. No doy para más.

Espero que el próximo se corresponda con uno de esos instantes locos y gamberros con los que tanto nos hemos reído. Como un sana sanita culo de rana....

Besos

Lola Sanabria dijo...

Duro ese salto, y duro vivir si te estás plantando a menudo al borde del precipicio, Juan.

Bienvenido, Rubén, me pasaré por tu blog.

Cora, querida, a mí también me provoca desazón, como poco, este relato. Toca uno gamberro, sí.

Abrazos a pares.

R.A. dijo...

Hay que ser lúcido en todo momento vital.

Cómo vivimos, cómo morimos.

Ella no fue un cadaver andante (como dice Juan) que eso sí que debería angustiarnos y preocuparnos.

Muás

Lola Sanabria dijo...

Buena manera de ver la vida, Ro.


Dos o tres abrazos muy vivitos.