10/10/12

UNA EXPLICACIÓN CONVINCENTE

Tomada de la red.


De niño subía a la buhardilla de la casa del abuelo, con los cómics del Capitán Araña, el bocadillo de chorizo y el batido de chocolate. Y cuando los pájaros alborotaban en la alberca, abría la ventana y salía. Tumbado, separaba las piernas y crucificaba los brazos en las tejas. Escurría su cuerpo hasta el alero y allí sufría un parón. Agarrado al borde, se balanceaba hasta dejarse caer, como un fardo, sobre el carro de paja. Pero cada vez  necesitaba un chute más fuerte de adrenalina. Y avanzó a ciegas por la cornisa. Familiares y vecinos discutieron el asunto y llegaron a una conclusión satisfactoria. Estaba claro que su intención fue siempre matarse.

15 comentarios:

AGUS dijo...

El salto temporal de las dos últimas frases deja al descubierto ese no hacer nada, tan sólo buscar una excusa convincente y lógica que aleje cualquier sentimiento de culpa. El surrealismo de la explicación, sin embargo, no deja a un lado el drama. Una metáfora actual de lo que está ocurriendo, de ese mirar hacia otro lado y buscar burdas explicaciones. Para mí, el gran tema - drama - de nuestro tiempo.

Abrazos, besos.

Susana Camps dijo...

Hechiza este tono coloquial, próximo, costumbrista, que se rompe al final con el brote de ¿cinismo? El título, sin embargo, sugiere algún tipo de autodefensa, la necesidad humana de lamerse las heridas con pretextos racionales.
Me ha gustado mucho. Abrazos

Elena Casero dijo...

¿De verdad quería matarse? Aquí no coincido yo con los vecinos.
Yo veo a la criatura con ansias de libertad, como los pájaros que volaban por los aleros.

Sea como sea, el relato me ha gustado mucho. Tienes esa mezcla de dulzura, sueño y realidad. Qué sé yo cómo decirlo. Que me gusta y punto.

hala, bona nit.

Luisa Hurtado González dijo...

Como explicación... no sé, ¿satisfactoria para poder consolarse? Sin embargo a mi no me convence.

Un beso, Luisa

Nicolás Jarque dijo...

Lola, tus relatos situados en el ámbito rural siempre son admirables. Juegas con la historia que casi siempre nos transportas a los pueblos y le añades una realidad más cercana.

El final, siendo trágico, queda amortiguado por esa convicción colectiva de que al final...

Muy bueno.

Abrazos de pueblo.

Lola Sanabria dijo...

Así es, Agus, cuando un hecho o situación desborda, se busca atarlo con una explicación a medida.

Susana, la necesidad, no sé si humana o social, intenta amarrarlo todo.

Yo estoy contigo, Elena. Tampoco coincido con los vecinos.

Tampoco a mí, Luisa.

La convicción colectiva, o el imaginario colectivo, juega con patrones establecidos, Nicolás. Y se tranquiliza aplicándolos.

Abrazos a repartir.

Laura dijo...

Justificamos actos que nos desagradan con explicaciones que nos convencen.

Me gusta cómo has narrado los pequeños riesgos del crío hasta que la sufre de la necesidad de correr más riesgos. La adrenalina es como una droga que necesita ser alimentada y el crío no es consciente de ello. El resto que lo observan ...simplemente niegan la evidencia tranquilizando sus mentes.

Felicidades Lola, cuando un breve me invita a reflexionar y a desguazar sus palabras ...es que me ha llegado!!. Me gusta.

Besos de viernes de fiesta.

Lola Sanabria dijo...

Y yo encantada de que te haya llegado, Laura.

Mil abrazos.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Me aprovecho (algo tan en boga en estos tiempos) -palabra a palabra- de los comentarios de Agus y Susana, para decir que los suscribo, Lola.

Pero no quiero marcharme sin destacar la plusignificación de las imágenes que nos dejas, y que nos llevan desde un estado de ánimo puro, evocador, del inicio a el de perturbación del final y eso es lo que -en mi caso- hace que el micro toque mis sentimientos.

Un abrazo,

Lola Sanabria dijo...

Me parece que das en el clavo con ese contraste entre inicio y final, Pedro.

Besos agradecidos.

Humberto Dib dijo...

Los límites... los bordes, un lindo tema para escribir.
Muy bueno.
Un abrazo.
HD

Miguelángel Flores dijo...

¿El pueblo siempre pensó que ese, que de niño se escurría en cruz por el tejado, buscaba matarse desde el principio? ¿Y se quedaban tan panchos? ¿Y se quedan ahora y ya está?

Abrazos, Lola.

Lola Sanabria dijo...

Bordear los límites provoca un subidón en algunas personas, Humberto.

Dar una explicación a medida, tranquiliza las conciencias, Miguel Ángel.

Par de abrazos.

Elysa dijo...

Los que se quedan necesitan siempre una explicación. Nadie puede saber sus motivos, solo él.

Besitos

Lola Sanabria dijo...

Sí, todos necesitamos una explicación, dejarlo en el aire, produce vértigo, Elysa.

Abrazos a pares.