22/1/11

EL MIEDO (finalista del concurso de microrrelatos sobre abogados de diciembre del 2010)



La primera pena la doblé y la escondí en el bolsillo del pantalón. Fue cuando mataron a mamá en plena calle, la única forma de destruir aquella columna de granito que era ella y acabar con su persecución implacable de las mafias en nuestro país. Con la segunda pena, otro doblez. Fue cuando “la Mandarina” consiguió el sobreseimiento de un caso de asesinato eliminando al testigo. La tercera ocurrió cuando ya ejercía como juez. Sonó la campana de la entrada y apenas tuve tiempo de echarme al suelo. Murió una niña que compraba dulces en la pastelería. Un nuevo doblez de pena. Y entonces el bolsillo reventó y fue el vencimiento de todas las penas. Dejé de ceder ante el miedo, de titubear a la hora de una condena. Ahora, blindado con la armadura de la justicia, hago prevalecer la Ley. Nada ni nadie podrá con Ella.

27 comentarios:

Daniel Sánchez dijo...

A veces basta con conquistar al lector únicamente con el trabajado y poético uso de las palabras. Como en este caso.
Enhorabuena.

Lola Sanabria dijo...

Muchas gracias, Daniel.

Besos de finde.

Elena Casero dijo...

¡chapeau! me ha encantado.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Élena.

Besos de finde.

Jesus Esnaola dijo...

Un micro que habla de tristeza, de frustración, de venganza, de miedo...
Me gusta mucho, Lola, eres muy hábil tramando hitorias e insuflándoles vida después.

Besos.

José Antonio del Pozo dijo...

Magnífica concisión, y muy logrado sabor agridulce del destilado de esa experiencia en un micro que cuenta mucho.
Estupendo blog
Saludos bloggeros

Lola Sanabria dijo...

Convivimos con nuestros miedos a diario, aprendemos a soportarlos, a torearlos, a aquietarlos, pero hay miedos a los que uno debe enfrentarse si estos le ponen la zancadilla para avanzar. Gracias, Jesus, por tu análisis sagaz del microrrelato.

Besos de finde.

Lola Sanabria dijo...

Bienvenido, Jose Antonio, al blog. Me alegro de que te haya gustado el microrrelato. Gracias por pasarte.


Abrazos blogueadores.

Juan Leante dijo...

En los tiempos que corren es muy grato leer un relato tan edificante.
Me gustó mucho.
Besos.

Lola Sanabria dijo...

Es lo que hacemos continuamente. edificar y demoler, y vuelta a empezar.

Besos y abrazos cuerpo a cuerpo que para eso estás tú también agripado.

AGUS dijo...

Un texto muy original en las formas para contar una vieja historia. Ese es su gran mérito: emocionar. Para mí, era uno de los mejores textos de Diciembre. Tarde o temprano caerá. Más temprano que tarde.

Abrazos, besos, apurando el finde.

Maite dijo...

Ya lo había leído en la selección y me gustó mucho, igual que lo hace ahora en esta segunda lectura. Ojalá compartamos algún mes juntas, como en los calendarios, jejejeje. Besos.

Lola Sanabria dijo...

Hola Agus, apurando, apurando, una emoción que vas dejando. Me salió rima ¿qué pasa?

Seguro que a ti te cojen cualquier mes de estos. Repetidora. Lo de coincidir, eso espero seleccionadores mediantes.

Besos y abrazos radiantes.

Nenúfar dijo...

Un relato esperanzador, ¡y qué bien contado!, que me recuerda la inmensa valentía de tantas personas que arriesgan sus intereses, sus haciendas..., sus vidas, para que el mundo sea más habitable y la sociedad más justa.
¡Cuánto debemos a personas así!

Me es muy gustoso leerte.

¡Enhorabuena!

Lola Sanabria dijo...

Cierto, aún quedan personas así, afortunadamente. Gracias por pasarte, Nenúfar.

Besos esperanzados.

Un tipo dijo...

Así es, Lola. En aspectos comunes, aprendemos a vivir con nuestros miedos. Pero hay que enfrentar aquellos que merman la vida.
Me gustó. Buen tema. :)


Saludos.

Anónimo dijo...

Lola, qué alegría encontrarte por aquí... He visto tu blog gracias a la Cadena Ser y tu firma, y me he alegrado de que haya un sitio donde tengas recogidas tus cosas. Yo también creé uno hace poco de poesía... Aquello de Ventanianos quedó como un buen recuerdo. Veo que te va fenomenal y que sigues escribiendo y cosechando premios. Me alegro un montón. Un abrazo, Delia.

Lola Sanabria dijo...

Me alegro de que te gustara, Edgar, y que compartas esta filosofía de vida.

Besos al cuadrado.

Lola Sanabria dijo...

El otro día me acordé de ti al leer un comentario en el blog de Millás que llevaba tu sello. Y tirando del hilo fueron apareciendo, como fotografías, algunos de los que formamos aquel grupo de ventanianos. El primer encuentro entre molinos, el del Monasterio de Piedra, el último de Alcalá de Henares...Y me pellizcó la nostalgia. Porque fueron buenos tiempos.
Aún me veo, siento, con Ana, con Beatriz... Y de higos a brevas asoma la cabeza el Nepas para volver a esconderse, pero de ti no sabía nada desde la prehistoria. Me he preguntado muchas veces cómo te iría con la poesía por la que te decantaste. Ahora echo un vistazo a tu blog.

Bienhallada, Delia.

Abrazos renovados.

Anónimo dijo...

Sí, era yo, nunca suelo firmar con mi nombre. También he visto caras por allí conocidas, y es verdad que se despierta la nostalgia.
Por las fotos tú estás igualita! Oye, dale un abrazo también a Juan. Besos.

Lola Sanabria dijo...

Bueno, acabo de leerte como Delia. Millás se acordará.

Besos. Más.

David Figueroa dijo...

Me gustó mucho, Lola. Enhorabuena.
Besos.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, David.

Par de abrazos.

Anita Dinamita dijo...

Muy bueno Lola, de verdad, pone los pelos de punta.
Lo que me da "pena" es que la ley es tan interpretable que muchas veces no se hace justicia con ella. Pero ese es otro tema.
Abrazos de enhorabuena

Lola Sanabria dijo...

Sí, tienes razón, Anita. Lo único que queda es que cada uno ponga su granito de arena en la medida de sus posibilidades.

Pareado de besos.

Cora Christie dijo...

"La primera pena la doblé y la escondí en el bolsillo del pantalón"

Esta primera frase, sola y en absoluto desamparada, lleva implícita una historia de amor y perseverancia.

No se si un bisturí diseccionador, conmovido por tanta belleza, será capaz de abrazarte sin provocar una escabechina.

Lola Sanabria dijo...

No, Cora, no, escabechina no que suena a destrozo, tú no actúas así.

Besos al cubo sin escabechar.