10/12/10

DOLOR DE VIDA



A su derecha pasa una ventanilla de coche. Medias gafas sobre el caballete de una nariz y una patilla enganchada en una oreja, una goma recogiendo el pelo en una coleta, un hombro, el brazo y la mano sujetando un volante. Acelera. Al frente, las líneas de la carretera unidas bajo un horizonte turquesa que se estira en morado y expande en violeta. Torres de acero, puentes colgantes de cables y boyas, salvavidas para no ahogarse en un mar de cielo. Una franja blanca de avión rasga el papel de la tarde. Acelera. Nada a dónde agarrarse. A su izquierda, un torreón derruido y un pájaro que vuela en círculos sobre dos cuernos en un campo yermo. Delante, una lona amarrada a la caja de un camión. En un lateral asoma la cabeza de una oveja llorona. Acelera. Dos rectángulos de caucho estriado en zigzag. Luces de frenado. El morro bajo el camión y él sobre el asfalto.

Toca la rugosidad del suelo. A un lado, la oveja muestra el interior de su vientre. Una mancha roja sale de algún lugar de su cuerpo de hombre roto, escurre, alcanza la del animal y ambas se mezclan. La oveja bala su dolor. Él pierde peso y se aleja de la frialdad del asfalto. La noche viene con luna llena. Amanda y la playa. Arriba se desdibuja el día. Amanda echada sobre un banco de sueño. La nada. Dormir y no despertar nunca más al vacío. Siente el aliento en la cara y el calor húmedo de una boca que rodea la suya y lo invade con bocanadas de aire tibio que le obligan a respirar. Siente, y una gota se abre paso en su interior de muerto, llega al lagrimal y lo desborda. Cosquilleo de lágrima, sobre un trocito de piel, que se extiende, invade, penetra y entra a borbotones en el caudal de su sangre. Dolor que se transforma y brota en angustia. Quiere y se aferra a esa boya, antes de que se la trague definitivamente la noche.

14 comentarios:

Un tipo dijo...

Me abstraí por un (largo) momento con estas palabras: "Dormir y no despertar nunca más al vacío".


Las sentidos parecen agudizarse y las emociones ser más profundas en los últimos minutos.

Me gustó mucho todo, Lola.

Un abrazo de abstracción.

Lola Sanabria dijo...

No te abstraigas Edgar que puedes quedarte por ahí, flotando en el limbo.

Me alegro de que te gustara.

Besos a conciencia.

Mónica Ortelli dijo...

Será así: un aferrarse a mínimas sensaciones, a trocitos de piel con memoria, hasta que el dolor aviva la vida. Una compañera que sufrió un accidente muy bravo en la ruta, contó que el paramédico que la controlaba en el traslado, le gritaba que se concentrara en la respiración, en el dolor que le producía respirar -tenía perforado un pulmón-, y ella le hizo caso y cree que por eso se salvó. Tu cuento me hizo recordar su relato.

La narración como imágenes fragmentadas es muy atinada y hace el relato muy vívido.

Un abrazo, Lola.

Juan Vásquez dijo...

Me parece un texto que describe a fogonazos una situación: Por la puntuación, siento casi como si los puntos fueran el tiempo entre parpadeos.
Personalmente me entrecorta un poco la lectura, pero si fue tu intención me parece genial.

Saludos Lola y si no te molesta estaré visitando los post anteriores.

Feliz fin de semana!

Caboclo dijo...

Un texto muy lírico. El ritmo de la prosa ha conseguido mecerme durante la lectura. Frases cortas, cambios entre realidad y recuerdo, buenas y, a veces, impactantes imágenes...

AGUS dijo...

Me impresiona como en este texto el tiempo se detiene, los sucesos se ralentizan y las emociones se expanden. No se si me explico, pero es como si todo sucediera en un sueño. Como si todo estuviera tejido de la materia que forman los sueños. Difícil, difícil. Vamos, que me encantó.

Un abrazo, más besos y a por el finde.

Lola Sanabria dijo...

Aferrarse a la vida que tanto duele a veces, pero que es vida. Así es Mónica.

Juan, bienvenido al blog y puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Y sí, es un relato cortado con bisturí, visual, hecho así a propósito.

Caboclo, encantada de que hayas entrado en mi blog, quédate por aquí si quieres. Has dado en el clavo en cuanto a señalar las imágenes como lo que más quería que impactaran del texto.

Te explicas estupendamente, Agus. Yo también lo veo como tú.


Más besos y agradecimientos a discreción y buen finde.

R.A. dijo...

Yo lo he visto como Agus hasta el punto de dudar por un momento si pasó en la realidad o en un sueño.
Lo que importa es que regresó.


Besos más

Juan F. Plaza dijo...

Terrible, Lola. Me gusta cómo creas imágenes potentes y nada manidas.
Abrazos constipados

Lola Sanabria dijo...

Es el clima, Rosana, que parece una ensoñación. De la que al final sale.

Woody malito, malito. Cuídate mucho.

Gracias a los dos por vuestra generosidad en los comentarios y besos volados (con algo de eucalipto para woody)

Torcuato dijo...

Conducción, rutina, accidente. Simple, directo y efectivo...y terrible.

Después de este accidente, contacto leve con la realidad para, un instante después, irse hacia arriba, fuera del cuerpo.

Final aplastante que, creo, está protagonizado por alguien, una mujer, que en la distancia no muy lejana, se despide.

Un beso, Lola.

Lola Sanabria dijo...

Hola Tor. Terrible y a la vez esperanzador. Vida. Dolor. Vida.

Besos, mil.

Cora Christie dijo...

Salgo de la lectura de este Dolor de Vida, sintiendo que no te suicidas hasta que la desesperación anega el último aliento de complicidad con la vida. Aunque se intuya que Amanda es ya para el protagonista un dolor insufrible.

Por eso decides aferrarle a esa boya... con un beso.

Bellas metáforas para presentar la muerte que está llegando, descripciones virtuosas: la goma que sujeta el pelo, las gafas, o la oveja llorona; ese avión-cinta blanca...

Alguna vez te leo en clave de cine: fragmentos de película antes del montaje.

Buenas noches

Lola Sanabria dijo...

Tiene mucho, sí, de cinematográfico este relato.
Gracias, Cora, por hacer siempre un análisis tan eficaz como lírico.

Besos, mil.