5/2/10

ALGUNOS ESLABONES ROTOS










CELESTINA EN EL JARDÍN DEL EDÉN

“Aquí vinimos a descansar, a tumbarnos a la bartola. No pienso ganar el pan con el sudor de mi frente”, respondió él. El olvido de las gafas para ver el futuro, había sido un error fatal. “¿Y tú qué dices?”, le preguntó a ella. “Conmigo no cuentes, no pariré a ningún hijo con dolor”. Estaba visto que tampoco iba a colaborar. A no ser... “¿Y con la epidural?”, siseó a su oído. “¿No te gustaría jugar con un querubín?”, la tentó. “¡Pero míralo, tan abúlico!. No podrá”, se quejó ella. “Dale esta pastilla azul con el jugo de frutas, y ya verás cómo funcionará”.

EL BALNEARIO

Aquí vinimos a descansar. Paseos por la playa, baños termales, mascarillas de barro, comida sana, masajes, algún pasodoble en el salón de baile... conversaciones relajadas, manteles blancos de esquinas ondeadas por la brisa del mar, colores suaves... Podían encajar hasta los guiños y notitas. Pero mira lo que has conseguido en un momento: gritos, carreras, y el mantel perdido de sangre. Que quisieras marcharte con una carcamal como tú, bueno, pero comprenderás Roberto que no iba a consentir que te largaras con la cartilla donde están los ahorros de toda una vida.

VACACIONES

Aquí vinimos a descansar. Hace años íbamos a la playa: Virginia, la niña y yo. Nos hartábamos de sol y agua y volvíamos negros y relajados. Cuando la niña se casó y se fue a vivir a una ciudad costera, comenzamos a pasar las vacaciones en su apartamento. El binomio suegros-yerno nos devolvía a casa más cansados. Después vino la nieta y ahora el nieto. Escapamos de noche, sin avisar, tras diez días de infierno. Virginia se ha encerrado en su despacho. Yo en el mío. Cada uno repantingado en su sillón, con las persianas echadas, el aire acondicionado puesto y los teléfonos desconectados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Je, je, je

¡Hogar, dulce hogar!


Aitor Menta

Lola Sanabria dijo...

Aún más dulce cuando pruebas lo amargo.

Besos, Aitor