12/2/22

AGUJEROS NEGROS- GANADOR DE DICIEMBRE DE LA XI EDICIÓN DEL MICROCONCURSO CONVOCADO POR LA MICROBIBLIOTECA

 

Agujeros negros

Escucha la llave de hierro girar en la cerradura. Los goznes oxidados chirrían al abrirse la puerta. La silueta se recorta, imponente, en el cuadrilátero de luz. Huele a miedo, veneno y orines de ratas en el sótano. El niño sabe que va a morir. La sombra baja el primer peldaño. Ante los ojos del chico, la bola irisada en el quinto escalón de la escalera se le presenta como su única esperanza de salvación. Conforme la oscura figura acorta distancia, el sonido de loza y cristal se materializa en una bandeja con plato de comida y vaso de agua. El pequeño tiene sed. Mucha. El miedo se repliega. Necesita beber con urgencia. Anhela que lleguen hasta él las zapatillas cochambrosas. La suela izquierda pisa la canica. y el cuerpo sale despedido a los pies del chaval. Un crac de rama rota. La bandeja a un lado, las patatas guisadas esparcidas por el suelo y los cristales sobre un charquito. Pasan minutos, tal vez horas. El muchacho tiembla. Ha mojado el pantalón. Despierte, por favor, suplica con un hilo de voz.

CORRELACIÓN - SEGUNDO FINALISTA DEL IX CERTAMEN DE MICRORRELATO «REALIDAD ILUSORIA»

 

Tomada de la red

Elegí la cocina porque podría verlo desde esa ventana. También él a mí, pero nunca le sorprendí una mirada. Ahí estaban la mesa, la silla y la pistola. Y él sentado con la cabeza gacha. Cogió el arma. Jugueteó con ella. Se metió el cañón en la boca. ¡¡No, no, no no!!, grité desesperado, Moví los brazos. ¡Mírame, mírame! Me miró. Soltó la pistola. Comenzó a agitar las manos a izquierda y derecha. Parecía, de verdad, muy afectado. Aflojé el nudo de ahorcado y saqué el lazo de la cuerda por mi cabeza. Puede que también me quisiera.