25/6/08

ESTRELLAS FUGACES


(Relato ganador del IV concurso de microcuentos El Planeta de los libros)

AUTORA: Lola Sanabria.

A mi madre le gustaban las radionovelas. Sobrehilaba las costuras de saharianas y pantalones, mientras el negrito del África tropical introducía a Ama Rosa. A mi, en cambio, me gustaban las aventuras de “El Capitán Trueno”.
Aquel año, una maestra joven llegó al pueblo y nos mandó leer “La metamorfosis” de Kafka. Nadie le hizo caso, excepto yo. Era un libro raro, como decían de mí. Así que mientras mi madre simpatizaba con Ama Rosa, yo lo hacía con Gregorio Samsa.
Llegué a la conclusión de que todos éramos prescindibles y quise ser otra cosa. Terminé el libro, el curso acabó, y cerraron la escuela. El calor era sofocante y los niños jugaban cerca del nogal que había en la fuente del Caño. También los novios se cobijaban del calor bajo sus ramas; y los campesinos, y las mujeres con los cántaros de agua. Todo el pueblo buscaba su sombra en algún momento del día. “Una parra, eso quiero ser”, deseé una noche de estrellas corridas, sentada en el patio de mi casa.
Mi madre lloró mi ausencia mientras yo sentía el cosquilleo de los primeros brotes, el olor profundo de la tierra, la sed de mis raíces de árbol.
Sigo dando sombra y uvas, cuando ya el tiempo ha doblado la espalda de mi madre y apenas ve coser un botón. Siempre el mismo. Porque ella no me olvidó. A veces, echo de menos la palabra para decirle que estoy aquí, muy cerca, rozando su cara cuando la brisa mueve mis hojas. Aunque creo que ella escucha mi rumor, y por eso viene a sentarse todas las tardes bajo mis ramas; y mientras escucha la radio, cose y descose el botón que se soltó de mi chaqueta azul, hace mucho tiempo, cuando yo era niña.