17/4/21

DE ÁNGELES Y DEMONIOS. FINALISTA EL MES DE MARZO DEL CONCURSO DE RELATOS DE ABOGADOS

Tomada de la red

No he conocido a nadie más resiliente que tú, con excepción de Lucía. Siempre ponías el cuerpo para evitar un desahucio. Defendías un derecho constitucional aunque no supieras de leyes. Pan y techo, niña, pan y techo. Fuiste mi faro para elegir profesión y ponerla al servicio de los desposeídos por la avaricia. Pero hoy me siento derrotada. Construir una vivienda con material urbano: trozos de madera, bancos rotos, donde guarecerse de la lluvia y los amaneceres de hielo en esta ciudad deshumanizada, fue la prioridad de Lucía. Cualquier cosa le valía. Todo provisional hasta que yo consiguiera ganar el juicio contra el fondo buitre que la dejó en la calle con sus hijos. Anoche unos desalmados prendieron fuego a la chabola que ardió, con ellos dentro. Atrancaron la puerta por fuera. Una tea siniestra iluminando un cielo negro como hollín. Ahora los tienes de vecinos. Cuídalos bien, abuela.

7/4/21

MICRORRELATOS PUBLICADOS EN LA SECCIÓN LIEBRE POR GATO DEL PERIÓDICO INFOLIBRE




Tomada de la red


DE HÉROES Y VILLANOS

La abuela. Exquisita con el bastidor sobre el regazo, la aguja enhebrada entre índice y pulgar y el meñique levantado en una curva deliciosa. Desde la cancela que da al patio admiro la bella imagen, escucho el punzón horadando la tela, tensa y delicada como vejiga pulida de zambomba, saboreo, aún sin llenar mi boca, la canela del arroz con leche enfriándose en la cocina. La abuela es calma y ternura infinitas. A no ser por ese hedor en las manos que en vano intentó eliminar con jabón y agua. Yo huelo a capa ahumada y carne abrasada. Ella, a pólvora.


 

MIEDOS

Hace días que llueve sin parar. Sirimiri que empapa la tierra. Escuchamos cómo repica arriba. «El agua limpia, es hora de salir», ordena papá y empuja a mamá hacia la puerta. Ella retrocede. «Ve tú», se rebela. No ocurrirá como cuando entramos. Obedientes, sin chistar. Porque él tenía sus fuentes fidedignas, dijo. Lo sabía. Y acatamos su decisión como cabeza de familia. Incomunicados, a fuerza de aislamiento, nos ha dado por pensar. Mamá, Marianela y yo hablamos mucho, debatimos sobre cosas importantes como qué hacer para conseguir el mejor tomate del mundo y los beneficios de comerlo en abundancia en ensalada, gazpacho o salmorejo. Llegamos a conclusiones y acuerdos y lo escribimos todo. Papel y lápiz no nos faltan de momento. Papá no participa. Se va a un rincón, enfurruñado. Dice que nadie le hace caso. Que él es el padre y se merece un respeto. Dice esas cosas viejas. A veces llora. Yo creo que en el fondo, muy en el fondo, piensa que se equivocó. Hace tiempo que nosotras creemos que no hubo una explosión nuclear y que el aire no está envenenado. Pero hemos decidido que sea él el primero que salga y huela su primera rosa.


TRAS LA PUERTA

Todos los vecinos disfrutan siendo testigos de la plácida felicidad de los inquilinos del quinto. Una pareja encantadora. Van a la compra juntos. Pasean enlazados del brazo y saludan amables, al paso. Él le coloca bien la bufanda al cuello. Ella lo deja hacer y sonríe con ternura.

Por la noche, cuando el ajetreo diario de los pisos se apaga, la menor de las hijas del matrimonio del cuarto refiere a sus padres que oye restallidos de cinturón y quejidos ahogados por puño en boca. Ellos la escuchan, condescendientes, mientras la arropan. Dicen que siempre tuvo mucha imaginación. También buen oído para la música.