22/4/13

PROFESIONES

Tomada de la red.

Cuando cumplí los doce años, me regalaron “El perro de los Baskerville” Decidí que sería detective y comencé a espiar a la vecina del octavo. Era muy sospechoso que se negara a que el portero bajara su basura. La seguí varias noches hasta el contenedor, esperé a que se alejara, pinché con un palo su bolsa de basura y revolví en ella. La señora le daba a la cerveza, apunté en mi cuaderno. Muy contento con el éxito, seguí con mis pesquisas, aunque durante unos días no descubrí nada nuevo. Hasta el día en que, al escuchar la voz de mi madre y el llanto de su prima, acercándose, me escondí detrás de la cortina de la salita.
- Ya verás cuánto lo quieres cuando nazca. Fíjate en mí. Salté muchas veces desde el fregadero al suelo de la cocina, intentando que se deshiciera. Una de esas veces a poco me mato pues se me enganchó la lazada del delantal en la llave de paso. Y nada, la naturaleza siguió su curso y ahora estoy tan contenta con mi hijo.
     Somos dos hermanos. Agradecí a mi madre que no diera nombres.

21 comentarios:

Rosa dijo...

A veces es mejor no saber.
Me hiciste sonreír. Gracias y besos desde el aire

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Un relato que me ha recordado muchos conversaciones escuchadas así a escondidas cuando era niña.
Besicos muchos.

AGUS dijo...

Determinadas profesiones llevan implícito su riesgo, y en este caso mejor no saber. La escena del fregadero, fabulosa. Abrazos, besos.

Pedro dijo...

Me parece fantástico cómo consigues, Lola, aderezar la tristeza con humor. Dosis mínimas, ajustadas, como pizcas, que alivian al lector de la amargura del fondo.

Queda claro que ignorar, a veces, es bueno.

Un abrazo,

Luisa Hurtado González dijo...

Y no va a seguir investigando???, se le pasaron ahí las ganas de ser detective??

Amando García Nuño dijo...

Debías ser tú. Sólo alguien que ha saltado de nonato desde un fregadero, se le puede ocurrir ser detective de contenedores.
Para sonreír, y no solo para eso. Un abrazo.

Gemma dijo...

Aterrador... (ESe cierre discreto me parece todo un acierto.)
Besos, Lola

Lola Sanabria dijo...

Me alegro de que el relato te hiciera sonreír, Rosa, es buena terapia.

A mí también me gustaba esconderme detrás de las cortinas para dar sustos, Casa. Corría el riesgo de que el susto me lo llevara yo.

Experimentar te hace decidir si sgues o no, Agus.

Una pizca de humor, como bien dices, Pedro, quita amargura, o al menos la suaviza.

Me parece, Luisa, que se le quitaron las ganas.

En los contenedores, Amando, hay todo un mundo por descubrir.

Cierre de desplome total, Gemma.

Abrazos y besos a repartir.

Yolanda dijo...

Muy bueno Lola, el final nos deja con la intriga.
Flamante el modo en que conduces la historia, esas escuchas furtivas suelen ser muy reveladoras.

Un abrazo.

Nenúfar dijo...


No es desdeñable la influencia (más o menos duradera) que un libro, una película, etc. puede ejercer en nosotras/os.
Tampoco es despreciable lo que, a veces, podemos descubrir sin pretenderlo; como le ocurre a tu protagonista. No obstante, a pesar del impacto del descubrimiento, me quedo con la idea de que el hijo (independientemente de si es él de quien su madre quería desprenderse) puede estar seguro de que, en el presente, ella le quiere. Porque yo intuyo que esta madre ama a sus dos hijos. Pero no supongo que todas los amen.
Lo de ponernos de referencia: " Ya verás cuánto lo quieres cuando nazca. Fíjate en mí" cuando queremos aliviar, animar, aconsejar... al otro/a, me parece un fiel reflejo de la realidad.

Un abrazo.

Ana dijo...

Qué buen final, Lola.
Besos

Lola Sanabria dijo...

Ya lo creo, Yolanda, aunque te arriesgues a escuchar algo que no te guste.

¡Qué buen análisis, haces, Nenúfar! Como siempre, claro.

Me alegra de que te guste ese final, Ana.

Triple de abrazos.

Salvador León dijo...

En todos los trabajos,como en los medicamentos, hay efectos no deseados. Está bien descubrirlo cuanto antes. Siempre haciendo pensar Lola. Gracias. Un abrazo.

Miguelángel Flores dijo...

Pues sí, muchas veces es mejor no saber. Aunque quedarse para siempre con esa duda... No sé, lo mejor siempre es hacer ruido (carraspear o así) para no enterarte de lo que no quieres...

Un abrazo

ernesto ortega dijo...

Me gusto mucho, Lola. A veces es mejor dejar de investigar, o no. Contado con maestria, como siempre.
Un besazo

Lola Sanabria dijo...

Efectivamente, Salvador, cada trabajo lleva consigo su porción de cicuta.

Ya, Miguel Ángel, pero la bofetada que te pueden dar al descubrirte detrás de una cortina...

La curiosidad mató al gato, Ern. O eso dicen los que quieren cortar el vuelo de raíz.


Abrazos múltiples.

Odys 1.99 dijo...

A mí también me encanta espiar a la vecina del octavo. Se llama Heidi y es sueca. El Emmental es un queso, y está muy bueno, querido Watson.

Besos, butifarras y un boniato.

Lola Sanabria dijo...

Se lo voy a contar a tu vecina, pervertido.

Abrazos castísimos.

Juan Leante dijo...

Desde luego más de uno estamos aquí después de haber sentido unos cuantos seísmos en el útero. Eran otros tiempos.
Y ahora, gracias a estos peperos, volverá a ser el método de moda para abortar.
Un relato tragicómico tan bien desarrollado como tú sabes hacerlo.
Muac.

Eva Th. dijo...

Cuantas conversaciones entre llantos y susurros como esta, sin imaginar que la "ropa tendida" que se piensa ausente, ha decidido pasarse a detective... en un mal día.

A eso estamos regresando, paso a paso. Al menos tú, avivas la memoria.
Gracias otra vez más.

Lola Sanabria dijo...

Se va a poner de moda el salto desde el armario, la mesa, el fregadero, sí, Juan, ahí has dado en el clavo.

Tú también, Eva, has visto ese retroceso a empellones al que nos están llevando.

Besos a pares.