27/9/12

LA FAENA

Tomada de la red

Para Mª Jesús, que si se lo propone, puede hasta con un torero.


Mi rubia del redondel, qué brillo no llevarías, que al rematar unos pases con una media verónica, me quedé como alelado mirándote, como una diosa, de pie en la grada. Y me entró tal arrojo, que me puse manos a la faena dando lo mejor de mí mismo, desde que tomé la alternativa.
     Naturales, faroles, chicuelinas, gaoneras, largas, y el remate de pecho. Me empleé a fondo. Sólo por ti, por conseguir tu respeto, tu admiración, mi rubia del redondel. Que ni tu nombre sé. Y me arrimaba y acariciaba al astado. Arriesgando. Que ni quería retirarme en la suerte de varas, para que el picador hiciera sangrar al toro con la puya. Cité al toro para ponerle las banderillas mientras sentía el fuego de tu mirada en mi espalda, y me decía: éstas por mi rubia del redondel. Mi traje rosa y plata manchado de sangre de tanto arrimarme al bravío. ¡Qué coraje le eché!
     Luego llegó la hora de entrar a matar y, por primera vez, en lugar de a la Virgen de la Macarena, me encomendé a ti, mi rubia del redondel. Un estocazo hasta el fondo y el toro dobló las patas delanteras y cayó como fulminado por un rayo. Entonces te miré, el pecho henchido de satisfacción y orgullo, y  te vi allá arriba quitándote la rebeca para dejar a la vista de todos tu camiseta con las letras en rojo: “No a la tortura de animales”.
      Se me cayeron los palos del sombrajo, mi rubia del redondel. Vi cómo te ibas de la plaza y fue como si me quedara más solo que la una y eso que estaba rodeado de gente que agitaba sus pañuelos. Ni oreja, ni rabo quería yo. Salí de allí con el moco más caído que un pavo en Navidad.
     Y desde entonces te ando buscando. He recorrido todas las asociaciones antitaurinas, preguntando por ti. De momento nada, no consigo encontrarte, pero sé que más temprano que tarde daré contigo y ese día, por éstas, que echo la rodilla al suelo y te recibo a porta gayola.  Y si hace falta dejo el toreo. Todo por merecer tu respeto, todo por conseguir  que me quieras. Esa será mi mayor faena, mi rubia del redondel.

15 comentarios:

Rosa dijo...

Ole, ole y ole!!!
Muy buena faena Lola!!!

Besos desde el aire

AGUS dijo...

Una pieza con música de fondo. Parodias con acierto ese manía de ganarse al otro desde el ego de uno, en vez de escuchar y atender su voz. Una situación que extrapolada a un ámbito más general se erige en uno de nuestros defectos más habituales y significativos de nuestra condición, y más en estos tiempos que corren. A veces, tú bien lo sabes, menos es más, y un silencio puede ser más rotundo que todo. Eso, y poner la oreja, que siempre va bien.

Abrazos, besos.

Lola Sanabria dijo...

Faenando con toros de miura, Rosa.

Estoy de acuerdo contigo, Agus. Hay personas con los cinco sentidos atrofiados.

Abrazos calentitos que hace fresco.

Susana Camps dijo...

Torero hasta el final. Me temo que ni por ésas va a hacerse con la rubia del redondel (qué hermosa cadencia forjas), es demasiada la distancia de los que ocupan puntos de vista opuestos en fondo y forma; y aún mayor la distancia del que está tan ciego como para no verlo. Sin embargo el empecinamiento es humano también, y por eso mis simpatías están del lado de este ciego perdedor.
Hermosa dimensión, la de este relato.
Besos

Lola Sanabria dijo...

Sí, pero él se ha cargado al toro. Que sufra, Susana.

Abrazos, muchos.

Nicolás Jarque dijo...

Lola, en este relato que nada es lo que parece, lo único claro es que el torero se ha enamorao.

Me gustó el virtuosismo del inicio, con esa faena torera por una mujer, con antiguamente se decía. Y una cosa no quita la otra, también me gustó, esa decisión de ella de marchase, no sin antes, mostrarle que era un salvaje, y que no vive su tiempo.

Una buena faena te salió.

Besos desde el tendio.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Este es un micro de muchos sabores, Lola; o de un elemento que puede saber diferente según los ojos que lo saboreen.

Destaco la estructura centrífuga de esta pieza por su simbolismo, por la excelente construcción del personaje y -sobre todo- por esa música a la que tan bien alude Agus y que puede sentirse -más que oírse- a lo largo de la lectura.

Un abrazo,

Miguelángel Flores dijo...

El oleoleole, me lo ha quitao Rosa del teclado!!!!
Sabes que empiezas casi como una copla, no sé si lo has hecho conscientemente, pero suena a Jurado, y a Piquer. De hecho, toda la historia es una copla, pero una copla moderna. Tiene ritmo de pasodoble. Ese torero enamorado, dispuesto a todo por el amor de esa rubia, que ahora resulta ser su enemiga, y aun así le ha robado el sentido. Pero ella que no se fíe, Lola, que no se fíe que el albero tira mucho.

Dos abrazos, Lola, que hoy es mi cumple.

Lola Sanabria dijo...

No me extraña que se haya enamorao ese torero, la rubia tiene poderío, Nicolás.

Pedro, coges tu bisturí y diseccionas con maestría.

La Piquer, qué mujer esa, Miguel Ángel.

¡¡¡Felicidades, cumpleañero!!!

Abrazos para todos y plus de besos como velitas encendidas, para Miguel Ángel.

Elysa dijo...

Como dicen por ahí arriba, ¡menuda copla te has marcado! Es cierto tiene ritmo, parece que se escucha la música.

Besitos

Unknown dijo...

totalmente de acuerdo con Miguel, la entrada suena a copla de esas que canturreaba mi abuela mientras laboraba en su espacio.
ese torero se merece un ole y esta escritora un ¡felicidades!
Saludos desde Tenerife y dejo enlace por si quieres conocer algo nuevo.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/

Odys 2.0 dijo...

Ya verás cuando se entere de que la rubia del redondel es camionero y se llama Manolo.

Qué arte tienes, se me han puesto las tetillas como escarpias :-)

Besos

Lola Sanabria dijo...

La copla, el baúl de la Piquer, qué recuerdos de radio con volumen por los cerros de Úbeda, Elysa.

Tu abuela sabía del poder curativo de la música, Gloria.

Ya verás tú cuando se entera la rubia del redondel que le has cambiado el nombre y el sexo. No te arriendo las ganancias, Alberto. ¿Dónde te metes?

Triple de besos con reflejos rubios.

Javier Ximens dijo...

Mira Lola que a medida que leía estaba por abandonar, pues con los toreros me pasa lo que con los obispos... Sí que notaba como un cierto ritmo en la narración, algo como de copla, con esa iteración, hasta que llego a lo de la camiseta y respiro. El final romántico me ha encantado, dejar los toros por una rubia del redondel. Te mereces hasta el rabo, digo.

Lola Sanabria dijo...

El rabo con patatas está muy bueno, Ximens.

Doble de abrazos.