21/8/12

RESURRECCIÓN

FUENTE DE LA MEMBRILLERA  DE VILLANUEVA DEL REY (CÓRDOBA)



Este relato  tiene unos años. Lo he colgado para los paisanos que se pasean de vez en cuando por aquí, aunque sea de puntillas.

La víspera del entierro, la abuela anduvo más borracha que nunca. Tocaba con la palma de las manos las paredes mientras a su habitual ¡uy la cabeza, qué mal la tengo!, añadió qué pena, qué pena. Mi madre intentó consolarla pero sólo consiguió que arreciara en sus quejas y que el mareo, por el deficiente riego sanguíneo, aumentara.

Por la noche, estuvo dando vueltas en la cama y suspirando muy hondo hasta el amanecer. Entonces gritó que cuando ella se muriera, no quería tierra, y después se durmió, rendida.

Han pasado más de treinta años y ahora la han desenterrado. Parece un yacimiento arqueológico, arrancada a las profundidades de la tierra. Parece más pequeña, pero yo sé que es cosa de la edad, que cuando una es niña todo es más grande. Parece un reflejo de lo que fue, pero si la miras despacio, sigue siendo la misma.

Hoy he ido adonde la abuela, me he parado frente a la lápida de granito quebrado por el tiempo, por donde asoman las flores amarillas del jaramago, y le he contado que han vuelto a pasear los cántaros y los coladores (por si las sanguijuelas), por el camino que va a la fuente, la fuente desenterrada, caños de hierro, pilón partido por piedras lustradas, testigo de tantas caídas al querer cruzar al otro lado. Agua helada la de la fuente, la fuente de La Membrillera.

15 comentarios:

Javier Ximens dijo...

Es un relato muy hermoso, que además transmite un gran cariño de la narradora por la abuela. Como lector me descoloca el tercer párrafo hasta que en segundas lecturas comprendo que han desenterrado la fuente, no a la abuela. El final me parece (quizás sean cosas mías) que estas queriendo decir algo que la abuela sabe ¿se utilizó la fuente o el camino de la fuente para enterrar o fusilar a los que quisieron pasar al otro lado? No me hagas caso, Lola, pero es lo que me has hecho pensar.

Lola Sanabria dijo...

Ximens, este es un relato bastante autobiográfico. Así que existió la abuela, su enorme disgusto cuando se enteró de que enteerraban la fuente, como adelanto de su propia muerte, y su posterior desentierro. Claro, por supuesto, de la fuente.
Lo que dices del paso al otro lado y posibles fusilamientos, es tuya, y es válida en cuanto a que como lector tienes tu propia interpretación de la historia.

Abrazos triples

Juan Leante dijo...

Creo que fue una gran idea y una estupenda noticia cuando salió a la luz esta reliquia del pasado. Qué pueblo el nuestro, mejor qué país, qué todo lo que suena a pasado enseguida lo entierra. Siempre me han gustado todos los relatos que haces con sabor a la tierra que te vio nacer, y este es uno más para un lector muy particular.
Besos.

Yashira dijo...

Precioso tu relato Lola, y al principio también pensé que desenterraban a la abuela, pero no, era la fuente y tú se lo narrabas a ella, tierna actitud esta.

Besos desde mi mar.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Pues yo he de agradecerte que nos lo vuelvas a regalar, Lola, sobre todo a aquellos que no lo leímos en primera instancia.

Este micro, cargado de poder evocador, tiene un andamiaje de máxima elisión, como de exacerbación de la elipsis, pero logra un efecto importante de intensidad y condensación.

Este lector trenza, en buena medida, la suerte de ambas memorias -la de la fuente y la de la abuela- y le produce un profundo semtimiento evocador de su propios amores.

Grande, Lola.

Un abrazo,

Lola Sanabria dijo...

¿Así que, Juan, has adoptado la doble nacionalidad y ahora también eres de Villanueva?
Ya sé que eres un incondicional de estas historias. Disfrutas como nadie.

Yo solo conocí a una abuela, así que todolo volqué en ella, Yashira.

Me gusta mucho la palabra evocador. Una la lee y enseguida se va buscando el rastro de la memoria. Buen análisis, Pedro.

Triple de besos.

Laura dijo...

Ah!, es bastante autobiográfico...nos dices. Desenterraron la fuente ¡qué bueno Lola!. Creo que cuando escribimos con el sentimiento escurriéndose entre nuestros dedos : salen maravillas dignas de volver a publicar, como tú has hecho en esta ocasión.

Merece la pena leerlas y releerlas, y te doy las gracias por haberla repetida ¡tu abuela debió de ser muy, pero que muy especial para tí!.

Un abrazo caluroso

Miguelángel Flores dijo...

Cómo me gusta cuando hablas del pasado, Lola. Del pasado visto con tus ojos de niña y revisado por los de adulta. Esa abuela tuvo que ser la leche. Y La Membrillera, otra. El día que pase cerca, no me la pierdo.

Abrazos de volver.

Lola Sanabria dijo...

Así es Laura, una mujer de carácter fuerte, una superviviente en un mundo de hombres.

Ya era hora de que volvieras, Miguel Ángel. Vacaciones, molicie, ¡así va el país! Gracias, mi niño.

Abrazos amplios.

Elysa dijo...

Me gustan este tipo de texto, quizás porque me traen recuerdos comunes, aunque la única abuela que conocí era un tanto especial.

Besitos

Lola Sanabria dijo...

La evocación de los lugares de la infancia, deja su poso en los microrrelatos, Elysa. ¿O es al contrario?

Doble de besos.

Francisco Cesar García dijo...

Perfecta la transposición Lola. La abuela de todas las fuentes.

Lola Sanabria dijo...

Me ha gustado eso de la abuela de todas las fuentes, Francisco.

Un abrazo agradecido.

Francisco Cesar García dijo...

Era también, en su día, la fuente de todas las abuelas....y las hijas y las nietas, las chicas tenían allí su lugar de confidencias. Un Ágora fundamentalmente femenina.

Lola Sanabria dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Francisco.

Un abrazo grande.