4/3/12

FANTASMADAS

Tomada de la red.

La voz gritaba como una posesa mientras a mí se me llenaba la boca de merengue. Que me ahogaba, tío, una cosa rara ahogarse con esa mierda. Todavía si hubiera sido con una birra. Daba yo estertores de muerto y fuera que ni enterarse, con la música esa de los cojones que parecía metal retorciéndose en una fogata. Hasta aquí has llegado, me dije, de aquí no pasas. Y pensando esto me dio por recordar, fíjate tú que yo no creía en esas cosas del repaso de la vida en el último instante, la vez que estuve de acampada en Benicasim con aquello del festival, qué guay, qué pasada, qué desparrame. Con la Jennifer a punto de caramelo, que se dejó manosear después de unos cuantos calimochos. La tía con la risa floja y yo metiéndole mano a base de bien. Hacía un calor de la hostia, tú, y eso que ya era noche cerrada y venía el oleaje fresquito hasta la playa. Pero yo estaba con el subidón. Y entonces va y se acerca el Pelucas y me dice que deje a su hermana. La que liamos. Darme, me dio bien en los morros, pero yo le puse también buena la jeta. Total que se me jodió el plan.
     Todo esto me pasó por la cabeza, no sé por qué, mientras me hartaba de merengue. “¡Las luces, que apaguen las luces!”, chilló la misma voz, por encima de las risas histéricas del resto de las tías. Parecían ratas. Y entonces me vino aquel día, con la Piluca, en el sótano de su casa.  ¡En qué estaría yo pensando, liarme con una pija! Hacerse, se hacía la estrecha, que si no me desvirgues que a ver luego cómo voy a casarme de blanco, que si ten cuidado. Y de pronto se pone a gritar como una loca: “¡Que me viola, que me viola!”. Claro, yo, con lo lanzado que iba, ni cuenta me di de que había entrado la arpía de su madre en la casa. ¡La que se armó! “Se te cayó el pelo, chaval”, sentenció la mamona. Y ya lo creo que se me cayó. Removió todo lo que pudo y más, con cartas y quejas y venga para acá y para allá con el cuento de la violación de la niña, hasta que consiguió que me echaran del insti, la muy zorra.
     En esto apagaron las luces y yo, haciendo un esfuerzo sobrehumano, pegué el empellón a la tapa, salí echando merengue como un surtidor por boca y napias y me lancé a por la tía que chillaba como una loca, la madre de la pija, quitándome el tanguita por el camino para quedarme en pelota picada. Me eché encima. Y ella con los ojos como platos y una risa histérica. Y venga fotos. Porque, tío, allí estaba el fotógrafo que se habían llevado para el festorro y no perdió el tiempo. Yo, con cara de terror, al estilo prota de Viernes trece. Me quedé con toda la peña, colega. ¿Y qué creerás que hice? Pues lo que suele hacerse en estos casos, chantajear a la bruja con el rollo de las fotografías y la perversión de un menor y todo eso. Le saqué mi buena pasta... ¿qué, no me crees?

- Pues no. Primero, porque esas tartas de las que hablas están huecas. Poliespán sin merengue ni gaitas. Segundo porque tú nunca has ido a Benicasim. Tercero porque lo más cerca que has estado de una piba ha sido en la silla de al lado en el insti. Cuarto porque ¿dónde te has visto tú con una pija y menos en su casa? Quinto porque del insti te echaron porque no entrabas nunca. Sexto porque tú de menor nada, y lo más importante, porque con ese cuerpo que tienes de devorador de hamburguesas y tu metro sesenta, tirando largo, quién te iba a contratar como boy. Anda, agarra el contenedor y ayúdame a subirlo al camión que acabamos de empezar el curro y nos queda mucha basura que recoger, so fantasma.

28 comentarios:

Unknown dijo...

Hay quien no puede aguantar la propia vida y en lugar de hacer algo por cambiarla, encuentra más sencillo inventarse otra.
La clase más triste de fantasma que conozco, no dan miedo, ni nostalgia, Sólo pena y, quizá, cierto pudor ante su desamparo de fantasma en vida.

Ante esa grisura, tu prosa ágil, pícara, desenfadada, es un gran acierto.

Abrazos, Lola

Susana Camps dijo...

Me he reído un buen rato con la puesta de pies en el suelo del colega basurero. Qué gran cierre. Claro que, visto el percal, me temo que mañana mismo se inventa unas cuantas más...
Besos, gracias por el buen rato.

Sara Lew dijo...

jajaja ¡Fabuloso! Muy bueno. Vaya fantasma...
Un beso.

Mónica Ortelli dijo...

Jaja, vaya con el mitómano y su castillo. Aunque yo me lo venía creyendo porque la voz está muy buena... Un empecinado en intentos sexuales el gordito.
Me gustó mucho, Lola.
Un fuerte abrazo.

Fortunata dijo...

je je, es que se le llenaba la boca de baba no de merengue a ese baboso.
Un abrazo

Juan Ojeda dijo...

De pura saliva nomás el embrujo de ese tipo; son de esos fantasmas que uno nunca termina de saber si es mejor que se crean sus fantasías o no,,,

Perro que ladra no muerde; nunca más cierta esa frase,

gracias por la risa; abrazos argentos.

Rosa dijo...

Jajajaja gracias por las risas Lola.
De todo lo malo este se inventa historias sobre su vida...Peor sería sacar bulos sobre otros...

Besos desde el aire

Lola Sanabria dijo...

De vez en cuando, Patricia, viene bien una risa para desengrasar de alquitrán el ánimo.

Me alegro un montón de haberte hecho reír, Susana.

Son de los que no hacen daño, Sara.

Feliz como una perdiz el tipo, en su mundo, Mónica.

Ganas de babear a alguna chica, sí que tenía, Fortunata.

Tú lo has dicho, Juan, mucho ruido y pocas nueces.

Desde luego que es muchísimo mejor, Rosa.

Abrazos domingueros a repartir.

AGUS dijo...

Me gusta mucho el personaje. En el fondo carece de maldad, y al mismo tiempo aúna tristeza y vitalidad. Creo que has trazado con fina ironía una radiografía de nuestra condición, que me ha hecho pensar en una versión moderna del loco desquiciado, pero tan cuerdo, de Alonso Quijano.

Abrazos, besos.

Lola Sanabria dijo...

Así lo veo yo también, Agus. Has hecho una disección del relato con pulso de buen cirujano.

Abrazos de final de domingo.

Elysa dijo...

Un buen retrato, Lola, hay muchos así. Me dan pena y muchas veces hago que me creo sus historias, es una manera de sentirse mejor.

Besitos

Xesc dijo...

Alguno recuerdo en clase de estos. Sin sábana ni cadenas pero haciendo un ruido ensordecedor. De hecho, ahora que pienso, en los curros siempre he tenido alguno cerca. "que si yo he hecho..." "que si no fuera por mí esto...""y entonces fue cuando lo puse en su sitio..."

En fin, que mucho Ariel para lavar tanta sábana es lo que nos hace falta, porque está ya muy pero que muy manchada.

Abrazos sin cuentos

Pedro Sánchez Negreira dijo...

A este en el barrio le llamaban El Parchís, por aquello de que comía una y contaba veinte.

Gran relato Lola. Trazas, con ironía en grandes dosis, la imagen de alguien que todos conocemos. ¿Quién no tiene uno de estos en sus vidas?

Un abrazo,

Miguelángel Flores dijo...

Míralo, pero y lo barato que es soñar. Ahora, trabajar junto a alguien que se pasa las ocho horas soñando...

Abrazos.

Nicolás Jarque dijo...

Lola, me he reído mucho con este relato, que aunque sospecho es ficción, estoy seguro refleja la realidad de algunos "fantasmas" que no dudan de tirarse el rollo ante situaciones similares. No creo que nadie sea mejor persona por andar contando sus intimidades, ni que suba puntos. Pero bueno... los hay que sí lo piensan.

Abrazos normales.

Luisa Hurtado González dijo...

Me ha encantado. Has bordado el personaje, esa es la verdad, y me gusta también que el compañero lo tenga más que calado.
Mañana será una historia, el compañero le dejará hablar, después le tirará el agua fría y, a lo tonto, habrán pasado la mañana.
En fin, miles de esos hay, pura boquilla.
Un beso, Luisa

manuespada dijo...

Me ha gustado mucho este cambio de registro "coleguita fantasma" que te has marcado, Lola. Me he reído mucho. Se te dan bien todos los registros, tía, mola un huevo. Besos.

Juan Leante dijo...

Abundan este tipo de personajes, unos sin maldad, como dice Agus, al resto no vendría nada mal ponerlos en el ridículo tal como hace ese personaje de tu entretenido relato.
Besos.

Mar Horno dijo...

Todos los fantasmas me dan mucha pena, los aparecidos, las almas en pena, los de la sábana blanca, pero éste de tu micro, es el que más pena me da. Pobrecillo. Déjalo que sueñe al pobrecillo.

Un beso fantasmilla.

Maite dijo...

Qué bueno, Lola, qué arte tienes. Me he reído de buena gana. Besos.

Lola Sanabria dijo...

Se les ve mucho por los despachos, Elysa.

También en el curro, Xesc, doy fe.

Lo del parchís me ha hecho reír, Pedro.

Y dando la brasa, Miguel Ángel.

Ficción anclada en la realidad, Nicolás.

Luisa, los hay que se creen que con sus fantasmadas aún pueden impresionar.

Escuché a alguien en plan tío pa qué te voy a contar, Manu, y me salió esto.

Juan, son especímenes que escoran a un lado y a otro, según la marea humana.

No si dejado está, Mar, lo que pasa es que el compi tiene que darle algún toquecito porque, si no, se olvida del trabajo.

Unas risas de vez en cuando, dicen que alargan la vida mogollón, Maite.

Puñado de besos a repartir.

CDG dijo...

Vaya fantasmón de tres al cuarto. Además de lo obvio (el humor que destila), me gustó el lenguaje esta vez. Mucho.
Un beso.

Lola Sanabria dijo...

Gracias por dejarle un comentario a este fantasmón, Carlos.

Par de abrazos reales.

Elena Casero dijo...

Si es que le das a todo. Este me ha gustado mucho, Lola. Me he reído con este personaje tan fantasmagórico como hay tantos.

Un beso grande

Lola Sanabria dijo...

Menos a la frasca, querida Elena.

Abrazos sin tapujos.

ernesto ortega dijo...

Te veo en forma, Lola. Te ha salido muy bien el tono. Muy divertido.

Lola Sanabria dijo...

Es natural, veo fantasmas a todas horas, Ern.

Besos triples.

Lola Sanabria dijo...

Es natural, veo fantasmas a todas horas, Ern.

Besos triples.