4/4/11

CARNE DE BAJA CALIDAD (Para Pablo Gonz, con mi agradecimiento)




Supe que había llegado por el rastro brillante en la alfombra. Me senté tranquilamente a leer mi libro sobre las costumbres del oso polar. A eso de las nueve de la noche, escuché la llave en la cerradura. Me repantingué más en mi sillón. Luego la tos cazallera conseguida tras muchos años de darle a la frasca.
- ¿Qué hay de cena?- así se presentó.
Ensalivé mi dedo corazón y pasé página, luego lo miré por encima de las gafas. Pequeño, peludo, piernas combadas y morro de chimpancé.
- Tengo preparada una sorpresa. Ve desnudándote- le dije con una sonrisa prometedora.
Me hizo caso como el animal en celo continuo que era. Dejé el libro y puse mi mano derecha detrás de la oreja para no perder detalle de lo que ocurría en la habitación de al lado. Creo que quiso decir hija puta, pero se quedó en hija, ahogada la voz con el rugido de mi tigre. El pobre aún se está recuperando de la indigestión.

24 comentarios:

Juan F. Plaza dijo...

Jajajajajajajajaja

Lola Sanabria dijo...

Yo también, woody, yo también.

Abrazos con temblor de risa.

AGUS dijo...

Divertido y bonito homenaje Lola a un escritor formidable. Menos mal que venía con dos sombreros. Me quito uno para cada uno. Un placer pasar por aquí. Siempre.

Abrazos, besos.

Unknown dijo...

ja ja ja... A disfrutarlo!!!!!

Caboclo dijo...

Cualquier día de estos tu protagonista se encuentra con una denuncia por maltrato animal. ¡Qué crueldad!

Lola Sanabria dijo...

Agus, Patricia, Caboclo, todo son risas con estos pobre animalitos que dan coces y no son caballos.

Besos y abrazos agradecidos a repartir.

Pablo Gonz dijo...

Y yo me pregunto, ¿quién se comió a quién? Abrazos con reverencia que no sé cómo se hacen pero en fin,
P
PD.: Espero que disfrutes del tigre.

Torcuato dijo...

Me gusta el micro(¿como no?), pero no entiendo a ese tipo de mujeres que están aguantando con elementos así a su lado, es más, no entiendo por qué se juntaron con ellos.

Un beso para ti, Lola, un abrazo para Pablo.

Propílogo dijo...

¡Qué bueno, Lola! Y qué montón de alegrías y de almohadas sonrientes va dejando Pablo, con su cráneo desperdigado.
Abrazos

josé manuel ortiz soto dijo...

Lola, lo tuve que leer dos veces. Creo que al tigre le bastó con una.
Un abrazo.

Maite dijo...

Lola qué bueno, me he reído mucho, vaya sorpresa que le tenías preparada!! pobre ;)
Disfruta del libro. Abrazos.

David Figueroa dijo...

Jejeje, divertidísimo micro, de calidad, que es además un homenaje a un gran escritor!
Aplausos y abrazos... y besos también.

Anita Dinamita dijo...

Genial, Lola, y me gustaría contestar a Torcuato...
Para darse el gusto de lanzarle el tigre en el momento adecuado!!!
Este tigre está provocando un terremoto de lectores y lectoras...
Abrazos

Anónimo dijo...

Grande Pablo, grande la Saliva del Tigre y estupendo homenaje el que le has hecho, Lola, muy sensual.
Un abrazo.

Araceli Esteves dijo...

Hay maridos muy indigestos. Pobre tigre.Me has hecho reir.

Lola Sanabria dijo...

Buena pregunta, Pablo.
Ya lo estoy disfrutando. Carne de excelente calidad.

Tus abrazos como camisa de fuerza son de retorcerse por el suelo de risa. Me gustán mogollón.

Abrazos estrujadores.

Lola Sanabria dijo...

Tor, hombre de dios, cómo vas a entender tú la compleja (que no complicada) y rica psicología de las mujeres.

Tres besos y un rugido.

Lola Sanabria dijo...

Lo del cráneo desperdigado es de antología, Gabriel.

Besos sin fisuras de cráneo.

Lola Sanabria dijo...

José Manuel, el tigre va a lo suyo: dejar rastros salivares luminosos.

Abrazos agradecidos.

Lola Sanabria dijo...

Una maldad como ésta bien merecía unas risas, Maite.

Abrazos con mucho disfrute.

Lola Sanabria dijo...

Ya lo creo, David. Lo de gran escritor, digo.

Puñado de besos.

Lola Sanabria dijo...

Has dado en el clavo, Anita. Los tigres hay que templarlos, azuzarlos y luego lanzarlos.

Abrazos variados.

Lola Sanabria dijo...

Aquí, entre nosotros, nos lo montamos todo a lo grande.

Besos con triple agradecimiento.

Lola Sanabria dijo...

No sabes tú lo duro de roer del individuo, a poco se queda sin colmillos el pobre tigre.

Besos sin dientes.