4/2/11

CULEBRONES


Mi mamá saca el pañuelo del bolsillo del delantal. “Pobrecita”, dice mirando a la señora de la televisión, que está muy guapa con su boca pintada, su collar y su vestido azul. A mi mamá se le suelta un rulo del pelo cuando se suena la nariz. Meto un dedo en el agujero de su jersey y ella se vuelve a mirarme. Tiene una mancha morada en el ojo que no le para de llorar. “Pobrecita”, digo cuando la abrazo. Yo también, llorando.

34 comentarios:

AGUS dijo...

Apenas dos gestos para contar toda una historia. Dos gestos que son dos miradas que miran lo que es mentira para luego convertirse en verdad. En un reflejo de verdad que duele y emociona. La madre se llora a si misma en la tele y la hija en la madre. Buf,buf. Me encantó, Lola. En el fondo y en esa forma tal original que le diste. Sigo aprendiendo.

Abrazos, besos y buen finde.

Lola Sanabria dijo...

Tienes la capacidad de entrar en la profundidad de mis micros,Agus. Siempre tan certero, siempre.

Gracias.

Buen finde.

Puñado de besos.

David Moreno dijo...

A veces no hace falta ver culebrones en la tele, la vida de muchas personas ya lo son.

Agus es tremendo, sus comentarios me sorprenden y siempre suele ser el primero.

Un saludo indio

Lola Sanabria dijo...

La realidad supera la ficción, Indio. Y sí, Agus es un crack.

Besos, dobles.

Unknown dijo...

Ah qué terrble! Apenas un instante en esas dos vidas y conocemos su drama. Una novela de pocas líneas.
Extrordinario Lola!!!

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Patricia. A veces sólo unas pinceladas son suficientes.

Besos a pares.

Luisa Hurtado González dijo...

¿Para qué gastar en palabras si se puede decir en dos? Aunque no hay mucha gente que lo hace como tú, esto es un hecho.
Un beso.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, mil, Luisa. En pocas palabras me has dicho mucho.

Besos a pares.

sqa dijo...

Muy lindo y muy triste.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Carlos.

Abrazos de bienvenida.

Pablo Gonz dijo...

Muy bueno, Lola. La superación de la frontera ficción/realidad en el argumento del micro sirve para unir (y fundir) al texto y al lector. Me apunto el descubrimiento.
Abrazos (hoy) insulsos,
PABLO GONZ

Lola Sanabria dijo...

Muy buena la fundición, Pablo. Te lo apunto.

Besos con mucha sal.

Agustín Navarro dijo...

Es la única manera que les queda para poder escapar. Me quedo con el agujero del jersey y con la empatía entre los personajes.
Buen finde.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Agustín. Yo me quedo con tu mirada en el agujero del jersey y en la empatía.

Unos cuantos abrazos para que duren el finde.

Maite dijo...

Casi también se me escaparon a mí las lágrimas al leer el relato, puede que vea parte de mi reflejo en él, creo que podríamos hacer un efecto dominó. Sentimiento en cada fonema de tu grandioso texto. Besos

Nenúfar dijo...

La madre llora la desgracia de la mujer de ficción: una señora guapa, probablemente rica y elegante..., que no merece ser desventurada. Quizá ella no es consciente de la suya propia. Tal vez considera que su vida es la normal, la que corresponde a una mujer como ella: ajada, pobre, inculta... Puede que piense que merece las vejaciones de su marido. ¡Y eso sería terrible!
La hija llora la desdicha de la madre,posiblemente conocedora de la injusticia de la cruda realidad.


Excelente relato, me ha gustado mucho.

Un abrazo

Puck dijo...

Lola, es un contraste brutal y al mismo tiempo tierno con ese abrazo final. Saludillos

Lola Sanabria dijo...

Grandioso tu comentario, Maite.

Excelente análisis, Nenúfar.

Constato que te gustó el contraste, Puck.

Besos agradecidos a repartir.

Rocío Romero dijo...

Precioso Lola.
Ni más ni menos. Qué dulce el abrazo de la pequeña, que entiende más allá que la mamá.
Extraordinaria forma de narrarlo y me encantó el foco de atención en el agujero del jersey.
Felicidades Lola, no dejas de sorprendernos,
besos,

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Rocío, por focalizar tu atención hoy en mi blog.

Besos de finde.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Yo lloro... nos deberíamos convencer de que no es malo.

Saludos y un abrazo.a

Mónica Ortelli dijo...

Hola Lola,
Acá estoy intentando ponerme al día con las lecturas después de este mes de ausencia por las vacaciones. Leí todo lo que publicaste en enero. Me han gustado especialmente Alborozo, Juancho, Miedo (te felicito por el logro), Nada y sobre todo Brotes. ¡Ay! Cómo me gusta cuando escribís tus relatos sueltos.
Un abrazo y seguimos.

Elena Casero dijo...

Pues como es habitual en ti, la bala en el ojo, o al revés.
Muy bueno, explícito. Y no hace falta añadir nada más.

'cuántas pobrecitas hay así en el mundo.

Un beso

Lola Sanabria dijo...

LLorar es de hombres, Antonio, como tú bien debes de saber.

Bien hallada, Mónica, ya te echaba de menos por aquí.

Más de las que creemos, ocultas tras el miedo y, a veces, la vergüenza.

Triples besos para los tres.

Un tipo dijo...

Lola, que impactante micro. Pobrectia, digo también.
Me retiro luego de una bien merecida reverencia.


Abrazos.

Lola Sanabria dijo...

Hola Edgar. Víctimas que tienen que echarle mucho coraje a la vida.

Abrazos de finde.

Manuel dijo...

¿Lo que no somos capaces de llorar en la vida lo lloraremos con un culebrón?

Lola Sanabria dijo...

Creo que has dado en el clavo, Manuel, los culebrones sirven como desahogo. Gracias por pasarte.

Besos de finde apurándose.

Torcuato dijo...

Historia que cuenta como las personas, a veces, son más conscientes de los problemas ajenos que de los suyos.
Bello, Lola.
Un beso.

Lola Sanabria dijo...

Con la distancia se ve con lucidez. Gracias, Tor.

Besos nocturnos.

Anita Dinamita dijo...

Es como esas imágenes que se contienen a sí mismas dentro, como una escalera de caracol, si la niña tuviera una muñeca, también la muñeca lloraría a la niña... es genial, Lola
Un abrazo

Lola Sanabria dijo...

Me gusta el símil con la escalera de caracol, Anita. Gracias.

Besos mañaneros.

Juan F. Plaza dijo...

Y lo peor es que no sabemos si la desgraciada protagonista empatiza con esa otra vida o la sueña. Tremendo, Lola.

Lola Sanabria dijo...

¡Quién lo sabe!

Par de abrazos.