29/11/10

LA HOGUERA DE LAS VANIDADES




El presidente del jurado subió al podio, se caló los anteojos sobre la nariz, rasgó el sobre con un abridor de plata, aclaró la garganta, bebió un trago de agua, tosió y luego dijo con voz alta y clara el título de la obra y el nombre del ganador.


Todos aplaudieron mientras giraban medio cuerpo hacia la mesa que ocupaba el galardonado. Subió al estrado, recibió el trofeo y el cheque, e inició su discurso improvisado.

En una mesa del fondo, el finalista ahogaba su frustración frente a una botella de whisky mientras colocaba su mejor sonrisa para las miradas de reojo de algunos de los asistentes. Después de unos cuantos vasos, estaba considerando que quedar finalista entre miles de participantes era algo muy honroso, cuando se le acercó su amigo del alma, el de toda la vida, aquel con el que había compartido piso, novia y pluma, y le dijo con cara de muchísima pena que sentía mucho que no hubiera ganado. Inmediatamente acusó el golpe, de hecho se tambaleó, de pie como estaba al recibir el abrazo del amigo.

Una vez hubo dejado al finalista, el amigo se apostó cerca de donde terminaba su discurso el ganador y antes de que todos los congregados se lanzaran a darle la enhorabuena, se adelantó él. Abrió sus brazos en cruz, ladeó la cabeza sobre el hombro, compuso su mejor sonrisa y lo acogió contra su pecho. "Escribes muy bien y te lo mereces. Todos sabemos lo que pasa con estos premios, lo del año pasado fue una vergüenza ¡dárselo a un escritor de novelas policiacas! Pero claro, todo está pactado. Ahora, tú te lo mereces. Enhorabuena" Palmeó varias veces la espalda del galardonado se dio media vuelta y salió de la sala, dejando tras de sí una risa espeluznante, como de hiena.


(Este es el inicio de un relato colectivo de otro foro. Como intervinieron varias personas, algunas con las que ya no tengo relación, lo dejo aquí. Parece que la historia se repite. Es cíclico esto de las vanidades de los plumillas, y los ninguneos y los comentarios amargados, y...)

16 comentarios:

Maite dijo...

¿La primera parte es tuya? es que es la que más me parece tu estilo, las descripciones...el resto, antes de leer lo que ponías al pie, me dio la sensación de que habías cambiado de registro. De todas formas, me gusta mucho, y es muy, muy, muy, significativo lo que en él se plantea.
Yo te doy un abrazo y te doy la enhorabuena, pero sin comentarios con doble sentido ni nada de eso.
Un beso

Lola Sanabria dijo...

Toda esta parte es mía. Gracias, Maite, no esperaba menos de ti.

Besos madrugadores.

AGUS dijo...

Siempre me han interesado este tipo de propuestas, escribir a dos, tres, cuatro manos. Es cierto lo que dice Maite, se nota tu huella. El tema, muy jugoso. Daría lo que fuera por estar en las bambalinas de un premio de esos importantes y ver lo que allí se cuece. Daría para más de una novela seguro. Enhorabuena, Lola.

Un abrazo y puñado de besos madrugadores.

R.A. dijo...

Lola

¡Enhorabuena!!
Eres la ganadora de esta semana de cuenta140.

Con un hiperbreve elaborado como dice Montero.

Me alegro infinito de que se reconozca el talento y de que te lleves el Montero al agua.

Ojito y todo esto desde la más absoluta sinceridad ;) Que ya sabes cómo esta el patio.

David Moreno dijo...

A mi me dio qué pensar, con los éxitos te crecen los amigos como rosquillas...

Un saludo indio

Elisa dijo...

Lola, enhorabuena, por fin con la rueda cayeron Pistola y cuchillo y el otro título. Llevabas rozando el premio desde el principio. Muy merecido.

Un abrazo.

Ah, y en cuanto a este relato, pues en fin, somos humanos, envidia hay en todas partes, no solo entre los escritores. La situación está muy bien planteada, quien más quien menos alguna vez la ha vivido y no se puede evitar el sentirse un poco reflejado :).

Andreas Luján dijo...

Pues me alegra poder leer esta parte, Lola. ¿Por qué no lo terminas en solitario?

Abrazos, y felicidades por cuenta 140. Justa merecedora de la distinción.

Saludos, Andreas Luján.

Lola Sanabria dijo...

Agustín, madrugador tú también hijo mío, muchas gracias por tu comentario.

Rosana, querida, gracias por ser generosa y dejar tu enhorabuena y otras cosillas por aquí.

Y también los enemigos, Indio. Me alegro de que te diera que pensar, para eso lo hice, para que le dieramos una vueltecita de coco.

Gracias Elisa. Valiente tú que te reconoces humana.

Andreas, gracias, esto era un meter el dedo en la llaga para ver si sangrábamos un poco y se oxigenaba la sangre. No tenía más pretensiones literarias. Gracias por tu enhorabuena.


Y millón de besos a repartir.

Torcuato dijo...

Lo mató.
Muy bueno.

odys69 dijo...

¿Qué es eso de cuenta 140? Voy a fisgarlo en google, a ver si me aclaro y de paso encuentro ese hiperelaborado del que habla Rosana.

En cuanto al trasunto del que te ocupas hoy, pues qué decir, que tienes razón. Los seres humanos somos cualquier cosa menos un dechado de virtudes. Y en particular la cosa se complica todavía más cuando se trata de personas que realizan algún tipo de trabajo creativo.

Besos y felicidades por esos laureles recibidos.

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Tor.

Besos, mil.

Lola Sanabria dijo...

Alberto, yo creo que de vez en cuando nos viene bien pararnos un momento y reflexionar. Esa era la idea.

Puñado de besos.

Juan F. Plaza dijo...

Bueno, Lola, cuando te den el Planeta (a no tardar) ya nos contarás qué se ve por ahí... ;)
Bss

Lola Sanabria dijo...

El Planeta es para pringaos, yo el Nobel como mínimo.

Besos,mil.

Un tipo dijo...

Hey, les quedó muy bien :)

Lola Sanabria dijo...

No está mal para reflexionar un poco.

Besos. Más.