15/10/10

ADAPTACIÓN




“Bicho malo, nunca muere”, decía mi vieja. Y mira que lo intentó. Saltos, carreras, fajas... Pero yo me agarré como una garrapata a su cuerpo. El resto lo pasó llorando. Me dejó una sequía de la que nunca me recuperé. “Bicho malo, nunca muere”, repetía entre rechinar de dientes. Silencio y agua, sólo pido eso. La callé con un tajo limpio de mi navaja. Igual que al vendedor de melones, voceando la mercancía en el sopor de la siesta. Y al colega de la moto sin silenciador, que reventaba mi sueño de madrugada. Una noche, me pilló el picoleto echando la bolsa al río. Dijo: “Se te cayó el pelo, mamón”, y no dejó de darme hostias hasta el cuartelillo.
Por los cadáveres me cayó una condena en el trullo que nunca cumplí. Era peor lo de la contaminación de aguas. Me desterraron al desierto con una cantimplora. Y aquí sigo, cada día más parecido a los cactus de los que bebo. “Bicho malo, nunca muere”. ¡Cuánta razón tenía mi vieja!

24 comentarios:

Iván Teruel dijo...

Estimada Lola, hace tiempo que te leo, no creas: en la Ser, en los abogados, en tu blog... Y tenía ganas de encontrar un rato para valorar algunas de tus piezas. Y ese rato es ahora porque este micro es sencillamente fantástico y me siento en la obligación de decírtelo. Te hablaría del ritmo, del avance fluido, de la superficie de la historia, que resulta por sí sola terrorífica, pero me impresiona mucho más lo que viene detrás porque lo vivo y lo sufro cada día con los chavales a los que intento dar clase: nunca hay bichos malos en la barriga, y, sin embargo, sí que se puede empezar a fabricar un bicho malo desde la barriga. Incluso desde antes. Y esa actitud de desprecio, esa dejadez, esa ausencia de afecto y amor hacia los propios hijos se extiende como una enorme plaga por nuestra sociedad, sin que nadie parezca darse cuenta de que la deriva resulta realmente trágica. Y eso es lo que denuncia tu micro de una forma tan precisa como descarnada.

Soberbio Lola. Este se lo tengo que leer a mis niños de la ESO en Tutoría, a ver si aprenden algo.

Un saludo.

Un tipo dijo...

Hehehe. Me pareció gracioso el final. Y las situaciones, estupendas.

¡saludos!

Pedro Peinado dijo...

Bueno, al final silencio y agua; se salió con la suya. Me gusta especialmente ese desierto del final que enlaza con la sequía de las primeras líneas. Una gozada de micro.

Ramillete de besos.

Lola Sanabria dijo...

Ante todo, bienvenido al blog, Iván. Un honor tenerte por aquí. Y un placer leer el análisis preciso del relato. Soy de la opinión, que va contra corriente, de que los relatos de tema social no están obsoletos, que sólo falta hilar fino para hacer literatura con ellos. Úsalo como creas conveniente y ojalá te sirva, porque los chavales de la ESO, son de agárrate y no te menees.

Un fuerte abrazo.

Lola Sanabria dijo...

KappieG, si te arrancó una sonrisa, bienvenida sea.

Abrazos.

Lola Sanabria dijo...

Hola Pedro. Has anudado el principio con el final. Gracias por la observación.

Puñado de besos.

Torcuato dijo...

Muy bueno y muy dura la primera parte. La falta de amor es devastadora.
Un beso.

David Figueroa dijo...

Jejejeje, Lola, me has hecho disfrutar mucho, qué bueno.

Dos besos, con boca risueña.

David Figueroa

Lola Sanabria dijo...

Sí, Torcuato, la falta de amor es de suma importancia para caminar por la vida.

Abrazos.

Lola Sanabria dijo...

Y yo disfruto con haberte hecho disfrutar, David.

Besos, mil.

AGUS dijo...

Después del análisis brillante de Iván poco queda por decir. Me gustó mucho la metáfora que planteas y la denuncia social que respira tu relato. Denuncia que coincido contigo, es más necesaria aún en estos tiempos que corren.

Un abrazo, nos leemos.

R.A. dijo...

Me ha soprendido el micro por el cambio de estilo, por la voz y por la imagen. Estoy de acuerdo contigo yo creo que se puede "contar" sobre culquier tema(tb social) si se sabe hacer para que no resulte tÓpico. Y tú sabes, ya los hecho otras veces.

Muacks

Maite dijo...

No sé ya qué podría decir de tus micros que no haya dicho ya, me parece que esa forma de ir desgranando la historia, con un tema social de tela de fondo, es fantástico. Aquí al final, no somos lo que somos, si no lo que nos dicen que somos. Un abrazo fuerte

Lola Sanabria dijo...

Hola Agustín, hola Rosana. Encantada de que la pausa de finde se os haya acabado. Mala que es una y egoísta. Porque así os puedo tener aquí, de vuelta, y percibir el calorcito de vuestra presencia.

Besos a repartir.

Lola Sanabria dijo...

Gracias Maite por no saber qué decir porque con eso quieres decir mucho.

Un abrazo sostenido.

Mónica Ortelli dijo...

Impresionante historia, Lola, precisamente porque de ficción tiene poco.
Un gusto pasar por acá. Saludos!

Lola Sanabria dijo...

Hola Mónica. Bienvenida. Un gusto recibirte. Gracias. Puedes pasarte siempre que quieras.

Abrazos.

Manu Espada dijo...

En el fondo toda la Literatuira tiene algo de social, hasta la fantástica o la Ciencia Ficción, porque al fin y al cabo la escriben humanos que hablan sobre la naturaleza humana. Muy bueno, Lola.

Lola Sanabria dijo...

Sí, tienes razón, de una u otra forma, todo está empapado de tejido social.

Gracias por dejar aquí tu aportación.

Abrazos sostenidos.

Juan F. Plaza dijo...

Impresionante, Lola. ¡Ah, y gracias por tu consejo en mi blog! A veces soy un pardillo...
Abrazos

Lola Sanabria dijo...

De los pardillos es el reino de los cielos. Gracias a ti por pasarte por aquí.

Un par de abrazos.

Estefanía Morán dijo...

Simplemente genial. Me encantó. Un beso

Estefanía Morán dijo...

Muy bueno. Me ha encantado. Besos

Lola Sanabria dijo...

Gracias Estefanía y bienvenida al blog.

Besos.