Querida niña:
De aquellos palitos de
piernas y brazos; de los terrores nocturnos que creíste que nunca acabarían; de
la tristeza en los atardeceres rojos (la virgen está planchando) de los
domingos… de todo eso, nada queda. Queda el camino por desbrozar; la ilusión de
nuevos retos; los deseos por cumplir; los amigos por conocer; los amores por
descubrir. Y tú, siempre dentro de mí.
Escuchar aquí.
A partir del minuto 6:22.
Cuanta ternura hacia esa niña, de la mujer que la sigue cobijando. Cuanto futuro con ella dentro.
ResponderEliminarHermoso de verdad.
Enhorabuena, Lola.
Gracias, querida Cora.
ResponderEliminarParece que no queda, pero queda. El niño que llevamos dentro es lo mejor de la edad adulta.
ResponderEliminarUn abrazo.
En mi opinión es al espíritu a quien llevamos dentro como la esencia de verdadero ser.
ResponderEliminarSaludo cordial para retomar el camino.