Tomada de la red. |
LOS
PROFESIONALES
Los lunes y jueves, Javi pasaba
a nuestro lado, de la mano de su madre, mirándonos todo el rato, pero no se
quedaba a jugar al fútbol. Iba al psicólogo porque en la escuela se olvidó del
padre cuando dibujó a su familia. Yo no quería perderme los partidos, por eso
ponía mucho cuidado en no olvidarme de ningún miembro de la mía. Cuando murió
mi abuelo no sabía qué hacer pero al final, acordándome de mi amigo, lo dibujé
como siempre en su esquina del folio, al lado de la abuela. Aquella misma
tarde, mi madre recibió la llamada.
Mil gracias al equipo de Wonderland por haber premiado mi relato. Si queréis escuchar el programa clicad aquí.
A partir del minuto 25:00
Mil gracias al equipo de Wonderland por haber premiado mi relato. Si queréis escuchar el programa clicad aquí.
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No sabes como acertar. Si hubiera puesto al abuelo entre las nubes, ahora estaría dando patadas al balón. Eso le pasa por listo.
ResponderEliminarEnhorabuena. Besote.
Hay que meterse en la piel del profesional de turno, Juan, para poder acertar.
ResponderEliminarAbrazos bestiales.
ResponderEliminarGracioso este relato, Lola. A veces se psicologiza demasiado. Y otras, no se le presta a los aspectos psicológicos la atención y el cuidado que necesitan.
Enhorabuena de nuevo, Lola.
Un abrazo.
P.D. Muy ilustrativa la viñeta que elegiste.
Muchas gracias, Nenúfar.
ResponderEliminarAbrazos sin profesionalidad.
Ay, los niños adelantándose al psicólogo, tratando de ser lo más "normales" posibles. Pero, ¿quién es normal?
ResponderEliminarBeso
Normal viene de norma, Anita, y saltársela cabrea a los que tienen la sartén por el mango.
ResponderEliminarUn abrazo largo.
Que brevedad tan sugestiva. Qué placer. Qué final.
ResponderEliminarComo escribes lo que piensas!
Qué placer leerte.
El placer es mío, querida Cora, cuando me llegan tus comentarios.
ResponderEliminarBesos y abrazos a granel.
Muy bueno, buenisimo!!!!!
ResponderEliminarUn saludo!!
Mil gracias, Marca Amarilla.
ResponderEliminarAbrazos a lo grande.
Si es que, si es que uno se tiene que dejar llevar y que sea lo que Dios quiera, tú! Qué bueno, Lola.
ResponderEliminarFelicidades de nuevo, Maestra.
O lo que uno quiera, Miguelángel, pero siempre a la búsqueda de nuestras sombras.
ResponderEliminarAbrazos a porrón.
Fabuloso relato, un merecido ganador. Felicidades.
ResponderEliminarCon todo merecimient. Envidia me das que no soy capaz se escribir ni una líne. Disfruta mucho, un abrazo
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, Belén.
ResponderEliminarEso de que no eres capaz de escribir ni una línea, Elena, no me lo creo.
Abrazos al por mayor.