REGALO
Lo encontré en el agua, una mañana tórrida de agosto. Me
había alejado de la orilla abarrotada, buscando un espacio de soledad y, cuando
quise regresar, no pude. Él me devolvió sin esfuerzo a la arena. Me fui a vivir
con él a su casa del acantilado. Siempre sospeché que su pasión por el
submarinismo era algo más que una afición. Pero en sus caricias naufragaban mis
preguntas. Cada vez pasaba más tiempo zambullido en el mar, hasta el día en que
no regresó. Me dejó el embrión de un niño pez plateado nadando en las
profundidades de mi vientre.
A partir del minuto 28:40. Para escuchar el relato clicar aquí
NADA, DEMASIADO
La sospecha fue arraigando en su interior hasta acabar en
certeza. Él le robaba hasta el último aliento con cada beso. Un catarro. Una
gripe. El cólico nefrítico que la hizo llorar a gritos. La gastroenteritis...
Cada uno de sus males sanaban en los labios del enamorado, mientras él
enfermaba de repente. La casualidad, se decía ella. Pero llegó el terror en
forma de tumor de huesos. Inoperable. Ahora el cuerpo del marido se hunde,
esquelético, en la cama. Ella lo mira. Le duele la garganta. Duda. Le pide un
último beso. Total, lo de él ya no tiene remedio.
Ambos son made in de la casa pero me quedo con el segundo, tiene ese toque sublime que define muy bien como aprovechar al máximo el: "Ya que..."
ResponderEliminarEnhorabuena Lola. Besos
Me encantan los dos, pero el primero... el primero tiene el regalo ese del niño pez nadando en el vientre y una imagen así, se queda pa muchos días en la frente. Precioso, Lola mía.
ResponderEliminarPara gustos, los colores, Juan. Y ese segundo es chocolate amargo.
ResponderEliminarMiguelángel , ese pez no es de los que beben y vuelven a beber...
Abrazos a repartir.
Felicidades y feliz Navidad, guapetona!
ResponderEliminarMe gustan los dos, lo que pasa es que con el segundo uno se queda con una sonrisa y... eso cuenta, y mucho.
Que tengas un buen año venidero,Luisa. Y que entres en él con esa sonrisa.
ResponderEliminarAbrazos a pares.
Muy buenos los dos. Como todo buen microrrelato, con muy poco cuentan mucho e inyectan imaginación en la cabeza del lector. Me quedo con los símiles de "Regalo" y ese pez en el vientre. Un saludo.
ResponderEliminarMil gracias, Alex.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Muy buenos los dos. Te felicito!
ResponderEliminarMuchas gracias, Luciano.
ResponderEliminarPar de abrazos.
ResponderEliminarLola, el primer relato me hace pensar en la soledad que se va fraguando poco a poco.
El segundo me hace pensar en el amor del marido. Imagino que él también sospecha, o sabe, pero sigue besándola.
Enhorabuena. Y abrazos.
P.D. Ya que estoy en tu casa, Lola, aprovecho para desearte un año de buenas letras y buenas emociones.
Mil gracias, Nenúfar.
ResponderEliminarYo también te deseo un año pleno de buenos deseos.
Abrazos, muchos.