pajaro.alambre@gmail.com
Si cuando llega la hora...
Y sin escapatoria posible.Carpe diem, Miguelángel.Abrazos muy vivos.
Para qué decir más.Todo está dicho, y con su hora, se quiera o no.
Así es, Luisa.Puñado de besos.
Tranquila, voy a decirles que vuelvan otro día. Hoy debemos limpiar el gallinero y tú barres muy bien. Los entierros pueden esperar.Abrazos, siempre
No sé yo. Es muy terca la jodía de la guadaña.Abrazos a pares.
Breve, rotundo y sin escapatoria.Solo tu puedes cambiarlo, Sanabria:Que siga por un tiempo más extenso oyéndose su canto matutino.Por Las Antillas y sus aledaños, por la esperanza, por el pensamiento sin lobotomías.Cálido y sentido abrazo.
Me encantó lo del pensamiento sin lobotomías, querida Cora.Un abrazo inmenso.
Si cuando llega la hora...
ResponderEliminarY sin escapatoria posible.
ResponderEliminarCarpe diem, Miguelángel.
Abrazos muy vivos.
Para qué decir más.
ResponderEliminarTodo está dicho, y con su hora, se quiera o no.
Así es, Luisa.
ResponderEliminarPuñado de besos.
Tranquila, voy a decirles que vuelvan otro día. Hoy debemos limpiar el gallinero y tú barres muy bien. Los entierros pueden esperar.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
No sé yo. Es muy terca la jodía de la guadaña.
ResponderEliminarAbrazos a pares.
Breve, rotundo y sin escapatoria.
ResponderEliminarSolo tu puedes cambiarlo, Sanabria:
Que siga por un tiempo más extenso oyéndose su canto matutino.
Por Las Antillas y sus aledaños, por la esperanza, por el pensamiento sin lobotomías.
Cálido y sentido abrazo.
Me encantó lo del pensamiento sin lobotomías, querida Cora.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso.