Tomada de la red. |
Cuando va de compras, mi mujer quiere que la acompañe siempre. Ella dice que es para que la ayude a elegir, pero no es así, me lleva para que cargue con las bolsas. Después de un sábado agotador, quedaron pendientes los regalos para mis suegros y mis cuñados. La Navidad a la vuelta de la esquina y ningún fin de semana más para dejar la tarjeta de crédito temblando. Tengo un compañero que a menudo enferma a media mañana y se va a casa. Quince años de trabajo en la empresa y yo nunca lo hice, pero aquello era una emergencia. Le eché la culpa al desayuno y al final, el café y los churros me sentaron fatal. Me fui a eso de la una y aguanté hasta las cinco, el estómago revuelto, el calor y el gentío asfixiantes. De camino a casa, detuve el coche en un semáforo en rojo y vi a mi jefe cruzando el paso de peatones. Estoy seguro de que él también me vio.
Espero que luego no siguiera la culpa, el morbo, la atracción de lo prohibido, el motel, el dueño raro que chupa caramelos y diseca pájaros, la madre ausente, el retreto las duchas frías...y el comienzo de un mito y el fin de la compra de los regalos.
ResponderEliminarCuidado, que mi correo electrónico es normanbates.
Un abrazo, Lola.
Lola es que para todo hay que valer, yo no podía copiar en los exámenes, se me notaba o eso creía yo jiji
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Ay, también fue mala suerte, igual tambien se encontró en la misma situación y pudo comprenderle, quién sabe...
ResponderEliminarY seguro que al otro cabrón que lleva quince años haciéndolo nunca le han pillado. Si es que... los hay que nacen con estrella y los hay que estrellados :-)
ResponderEliminarBesos
Maravillosos tus tres blogs
ResponderEliminarSon tuyos los tres?
un saludo desde el mio
Has llegado a un final guapo de verdad, Carlos. Ese Norman Bates es mi perdición.
ResponderEliminarA mí me pasa con lo de agenciarse alguna cosilla de una supertienda, sólo de pensarlo, David, me saca los colores.
O se cebó con él en venganza por haber soportado situaciones parecidas, Yashira.
Al otro le da igual, que para eso es el jefe, Alberto.¡Faltaría más!
Yo solo tengo un blog, Recomenzar. Bienvenido a bordo.
Abrazos a repartir.
Me gusta el protagonismo de la protagonista, o protagonistas. Las relaciones de poder siempre parecen lo que no son, y aquí siempre aparece una mano o una mente femenina. Abrazos, besos.
ResponderEliminarLola, ¿cómo vas? Hace tanto tiempo que no paso por los blogs. Y ya ni te cuento en publicar en el mío propio. He cogido un miedo escénico... Veo que a tí no te pasa lo mismo. A mí siempre me han pillado cuando hacía una de éstas pero siempre he jurado y perjurado que no era yo. Un beso.
ResponderEliminarEn el perfil cuando te lei vi tres blogs
ResponderEliminares por eso que te preguntaba
gracias por pasar por el mio abrazos y chiflate que a veces es bueno escapar a La luna
Te doy toda la razón, Agus. El poder siempre está ahí y parece que lo detenta quien a veces no lo tiene.
ResponderEliminarMar, yo quizá es que me sigo viendo como una juntaletras, o que no me importa demasiado si lo que escribo gusta o no. No sé, creo que si una está pendiente de hacerlo muy bien acaba agarrotándose. Escribir y ya está ahí veo yo la clave. Ya se te pasará.
Sí, uno es de un bloggero que nos invita a escribir. Luego está el mío. Y lo siguiente es un libro electrónico que hizo mi compañero, Recomenzar. Voy a ver si aúllo un poco a esa luna.
Abrazos a mogollón.
Pobre hombre. No me extraña el
ResponderEliminartítulo del micro.Pero ese es el precio . No la hagas...... Pero con esa cara, al día siguiente podría justificarse con su jefe diciendo que justamemte cuando lo vió en el semáforo regresaba del médico. Un abrazo Lola.
Las compras son el mal, siempre lo había pensado. Estupendo. Un beso, Lola, nos vemos dentro de poco.
ResponderEliminarSuele pasar que pillan casi siempre al que sólo lo hace una vez, Salvador.
ResponderEliminarLo que hace falta es dinerito para comprar ese pantalón, esa falda que tan bien te sienta. Nos vemos a la vuelta de la esquina, Manu.
Doble de besos.
Pues que decirte. Llevo días pensando que grande eres. Hay personas con blogs propios que admiro y tú también estás dentro de ese grupo. Me embaucas con tus textos y micros. Llenas mi alma de sensibilidad, y sostengo entre mis dedos esa curvatura que hace que sea flexible y capaz de meterme por el agujero de una aguja. Me hubiese gustado verte en persona, pero no pudo ser, como a otros tantos que existen, pero solo puedo leer sus letras. Jo¡¡¡¡¡ Me siento feliz de poder indagar entre estas páginas, mezclar, saborear y llenarme de ese sentimiento que derramas, en cada gota, en cada respiro, que a veces contengo al leerte. Lola, que me encanta como escribes.
ResponderEliminarUn abrazo, aunque no nos conozcamos.
Muchísimas gracias, Fco Manuel por tus alabanzas y bienvenido al blog.
ResponderEliminarPar de abrazos.
Llevo visitándote hace tiempo. Antes como Ponfiel. Tuve que detener mi carrera, y ahora, estoy pensando en volver a la carga. No se lo que me costará, pero acabaré haciéndolo. Lola, que me encantaría estrujarte de buenas maneras. Para mí eres especial. Como un ángel.
ResponderEliminarSaludos y abrazos.
A Ponfiel lo recuerdo. Te animo a reemprender el camino, Francisco.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus elogios.
Abrazos a pares.
Pues yo con los nervios y el disgusto, seguro que aprieto el acelerador... Y luego, explícalo.
ResponderEliminarNada de explicaciones, los frenos estaban mal, Miguel Ángel.
ResponderEliminarTres besos muy sanos.