Tomada de la red. |
Estaba enamorada del beso de Cary Grant e Ingrid Bergman en la película “Encadenados”. Probé con el ligón del pueblo y sufrí mi primera decepción. No iba a decírselo, pero lo vi muy gallito y solté que no era para tanto. Los noviazgos de otras parejas duraban años. El mío, cinco minutos.
Es que los besos de película son difíciles de reproducir en la realidad, tienes que esperar para que te suceda a tener a la persona idónea a quien besar...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Las primeras veces son cuestiones mundialmente sobrevaluadas,
ResponderEliminarBueno, luego de este comentario sin corazón me despido amablemente ;-)
Abrazos lúdicos.
El amor en el cine, en los cuentos, nos lleva a muchas decepciones. Tal vez si hubiera elegido a otro le hubiera elegido mejor. Ese ligón, dime de lo que presumes... eso dicen en mi pueblo. Un beso de domingo lluvioso.
ResponderEliminarLola, ¡Qué mas da el tiempo! Lo importante es la intensidad con que se viva. Cinco minutos intensos pueden vencer a diez años anodinos con gran facilidad.
ResponderEliminarAbrazos de juventud.
En estos casos la realidad o supera la ficción o resulta decepcionante, no hay punto medio. Directo. Breve, como el beso. Me gustó
ResponderEliminarsaludillos
Habría que preguntarles a Cary y a Ingrid qué les pareció en realidad a ellos ese beso, seguro que no tuvo tampoco mucho que ver con el de los personajes que interpretaban. Los besos es lo que tienen, que los de la pantalla sí son perfectos.
ResponderEliminarUn abrazo, Lola.
jajajaja, no siempre el primer beso es el mejor. Es difícil que la realidad pueda colocarse a la altura de los sueños...
ResponderEliminarAbrazos, Lola
El texto me hace pensar en la diferencia entre la realidad y la realidad tal y como la imaginamos. El beso del cine, con su música, sus actores guapos, su encuadre perfecto y el otro. Es cierto que no hay comparación, pero la realidad - cruda - tiene esa verdad que al final te permite decir, "pues duró cinco minutos", y que a mí, me hace pensar justo en lo contrario, es decir, en lo acojonante que hubiera sido de salir bien. En fin, que como siempre, le das con maestría e inteligencia a la tecla y me haces devanarme los sesos. Un placer, Lola.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
La mayoría de las decepciones de la vida surgen por un desajuste de las expectativas y la realidad.
ResponderEliminarMe parece genial el modo que has elegido para contárnoslo, Lola.
Un abrazo,
¡Uy! que difícil es eso. Conseguir un beso de película. Y además el primero,¡uff!
ResponderEliminarBesitos
Sublimamos el beso y luego pasa lo que pasa, Rosa.
ResponderEliminarY algunas veces negamos la decepción, Juan, por mantener el mito.
Los ligones de pueblo, Mar, son de bla, bla y nada más.
Nicolás, los besos pueden ser de cine o puro y duro intercambio de bichos.
La ranita busca el beso que la convierta en princesa, pero no de cualquiera.
Falsos besos, Miguel Ángel. De película.
Algo húmedo como decía raiman, Patricia.
Ahí le has dado, Agus. El deseo y la imaginación suele ser más estimulante que la realidad.
Expectativas y realidad, Pedro, así es.
Lo malo, Elysa, es que no son de verdad y de jovencitas podemos creer que sí.
Abrazos muchos y muy reales.
Al final es una cuestión de expectativas, como cuando vas a ver una obra a la que te han hablado genial y al final no es para tanto. Las expectativas son muy traicioneras, orque la realidad siempre es mucho peor. Besos.
ResponderEliminarEscribí un comentario pero ahora veo que no ha llegado...
ResponderEliminarSolo diré que jamás olvidaré esa película ni los mejores besos.
Un abrazo.
Efectivamente, Manu. Te ponen por las nubes una película y cuando la ves, no era para tanto.
ResponderEliminarPorque tú eres de besuqueo. Yo jamás olvidaré mis mejores tirones de pelo, Carlos.
Abrazos ilusionados.