Le di la extremaunción al Papa y abandoné sus aposentos con la bolsita que me entregó. Pero cómo hacer el encargo. Debía bajar a la cripta y romper la lápida. Paseé nervioso, asomándome varias veces a las luces de vigilia en la plaza de San Pedro; Negrín, ladraba a mi lado. Tomé una decisión: abrí el saquito y eché su contenido en el comedero. Sor Angelina lo entendería, seguro. Después de todo, llevaba años sin ese trocito de cuerpo.
Virgen santa, ¿no será el pene del Santo Padre?
ResponderEliminarNo, no puede ser...
¿O sí?
Yo me parto :-D
Jajaja que bueno Lola!!!El perro comió huesos de santo o en este caso de santa.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Crudo y aunque parezca mentira, realista micro. Religioso o no mantenerse célibe es una decisión persolísima. El celibato no puede, y de hecho no se consigue, venir por imposición jerárquica.
ResponderEliminarDejás al descubierto el envés de la realidad, su costado desprolijo, patético.
Te dejo un abrazo libre, Lola, sin imposiciones absurdas
jajaja me sorprendió el final, si era bolsita no sería para tanto no? Jijiji
ResponderEliminarUn saludo indio
¡Jo, qué irreverente!
ResponderEliminarFenomenal la ambientación.
Besos
Hay besos que suenan a últimas voluntades...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJolín Lola menudo micro macabro. Ese negrín comiendo "lo que sea" de Sor Angelina. Pero lo que me ha encantado es esa historia de amor entre el Papa y la monja, llevando durante años la bolsita con la reliquia de su amor prohibido. Qué historia más bella. Un beso religioso.
ResponderEliminarLola, me he quedado de piedra ante tamaña revelación. ¿De dónde has sacado la información? Me ha gustado este juego entre realidad y ficción, o a la inversa. Lo que no acabo de averiguar que escondía esa bolsita.
ResponderEliminarBesos que caben en bolsitas.
¡Vete tú a saber qué se movía en el fondo de la bolsita, Alberto!
ResponderEliminarNegrín tenía buen estómago, Rosa.
El celibato, querida Patricia, sólo trae perversiones. A las pruebas me remito.
Alguna falange, digo yo por decir, Indio.
Quien me conoce sabe que me dan ataques de gamberrismo, Susana. Mejor eso que jaquecas ¿no?
Y otros que son un aferrarse a la vida, Antonio.
¿Viaje, qué viaje?
A mí me da un poco de repelús lo de llevar un trocito de cuerpo pegado al costado toda una vida, Mar. En todo caso un amor pelín macabro.
Yo creo que la realidad, a veces, supera la ficción, Nicolás. Miedo me da pensar en las bolsitas que andarán por ahí escondidas.
Abrazos variados a repartir.
Los huesos de santos que se hacen por estas fechas tienen su origen en relatos como el tuyo pero reales. El amor no entiende de religión. Me ha gustado.
ResponderEliminarJajaja, qué bueno. Me estoy imaginando que trocito sería, no sé. De todos modos Negrín es ahora un perro ¿santo?
ResponderEliminarBesitos
El amor no entiende de religión, Ximens, pero puede retorcerse hasta ser un sarmiento seco, o lo que es peor, una serpiente venenosa.
ResponderEliminarNegrín no tenía ningún problema en despacharse un trocito de monja,Elysa.
Par de abrazos.
Y yo que creo que quién llega a Papa es incapaz de sentir amor más allá de sí mismo. Papado y amor me parecen conceptos excluyentes.
ResponderEliminarDicho lo cual, opto por una interpretación más perversa.
Un micro formidable, Lola.
Un abrazo.
También puede ser que lo llamen amor cuando quieren decir sexo, Pedro. Me parece divino que optes por la perversión.
ResponderEliminarBesos volados.
Lola, creo que te van a quemar en la hoguera... jeje, pero el relato estuvo muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
HD
Con lo que está cayendo y los inquisidores en puertas, no me extrañaría nada. Bienvenido, Humberto.
ResponderEliminarAbrazos embrujados.
Pero...¿Los curas tienen pito?, ah si, para mear.
ResponderEliminarBesos.
Otro que va a arder en una pira.
ResponderEliminarAbrazos de androide.
Una crítica feroz a la doble moral o triple de estos hombres sin alas que se creen dioses. Yo estoy con Albert, es el pito pito gorgorito. Me encanta la manera tan sutil y elegante que tienes de poner todo patas arriba, sin aspavientos, pero con una contundencia sin fisuras. Bravo.
ResponderEliminarAbrazos, besos.
Donde pones el ojo, pones la bala, Agus. Buena disección del micro.
ResponderEliminarAbrazos agradecidos de finde.
Seamos irreverentes, ahora más que nunca!!!
ResponderEliminarY dicho esto, yo como Odys me parto.
Besos con limón
Seamos irreverentes, ahora más que nunca!!!
ResponderEliminarY dicho esto, yo como Odys me parto.
Besos con limón
jajaja más allá de la reflexión y la crítica me quedo con la imagen y la risa que me has provocado.
ResponderEliminarSaludillos
Y qué hacía el Papa con un cacho de Sor Angelina?
ResponderEliminarY Negrín?, ¿seguiría siendo el mismo después?, ¿perdería el interés en perseguir gatos?, ¿lo cambiaría por la costumbre de husmear hábitos?
Qué de preguntas, Lola, qué de preguntas...
Un abrazo, pero qué de preguntas.
No te partas que luego hay que recomponerte, Ro.
ResponderEliminarAbrazos madrugadores.
No he podido evitar la risa, sobre todo por el agobio que tenía que sentir ante tal encargo, y esa imagen de Negrín comiéndose el xxxx es brutal. Gracias por el ratito, Lola :D
ResponderEliminarAnda, Miguel Ángel, vete tú y pregúntale al fósil, a ver qué te cuenta.
ResponderEliminarAbrazos vivitos y coleando.
¡Bonito, él, mi Negrín! ¡Qué bien le supo el cachito de la sor!
ResponderEliminarAbrazos cantarines, Maite.
Ranita verde, qué poco respeto a las jerarquías religiosas. Te van a condenar a acabar de cena (ancas de rana) en cualquier refrigerio papil.
ResponderEliminarAbrazos con guasa.
Brutal!!! :-)))
ResponderEliminarBesos
Gracias, Gemma.
ResponderEliminarAbrazos tiernos.