Hace calor. Ni una brisa
ligera que mueva las ramas y traiga el olor del jazmín y el cardamomo, el del sudor del animal en la
carrera. Pero el legado de mi pueblo pone alas en mis pies. Rememoro. Ella se
mueve como gacela bajo el baobab. El ritmo lo lleva dentro. Echamos los malos espíritus
entre danzas y besos.
Ya estoy cerca. Lo
conseguiré. Sobrevivir para empezar una nueva vida. Ese es el plan. Estudiar
abogacía. Halima y Ajani. Los dos juntos para defender a nuestra gente. El
dulce olor a sangre derramándose en la tierra se acerca. Él lucha por
alcanzarme, aun herido. Yo por ponerme a salvo en nuestra aldea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario