26/12/20

DE AZÚCAR Y ALMENDRA

 

Tomada de la red


El señor Matías es el mejor maestro pastelero del mundo. De sus manos brotan, como por arte de magia, las mejores creaciones con que puedas soñar. Una caracola, no es una caracola, es una casita habitada, brillante y dulce, que da pena comerse, pero que acaba desapareciendo de la cocina. Un cuernecillo que arrancan los dedos del bebé, un pellizco de papá en una esquina … Bambas con formas como ostras y perlas de chocolate puro; troncos con ojos y boca que cagan garrapiñadas; peces con escamas brillantes de colores; angelitas con fuego de merengue en sus alas y caramelo rojo y amarillo como llamas redentoras en espadas doradas.

Con todo, lo mejor del señor Matías son sus figuras de mazapán. Todos los años expone sus creaciones en el escaparate de su pastelería: el mejor espectáculo para personas de diferentes edades. A veces, niñas y niños nos damos empellones, agolpados en la acera, por coger un sitio preferente desde donde poder ver bien, y tiene que salir él a poner orden. Reproduce escenas del barrio con mujeres, hombres, niños y animales de mazapán con el detalle y la exactitud del orfebre moldeando el hierro. Solo que él lo hace con amores de almendra molida, azúcar, agua, clara de huevo y horno de leña.  Viste sus figuras con abrigos, gorros y botas hechos con hojaldres, galletas y tejas finísimas. Y siempre, siempre, está su hijo, con la misma edad, asomando detrás de un pozo, o un árbol, escondido pero muy presente.

A la señora Aurora, con la salud delicada que aconsejaba prudencia, fue a quien se le ocurrió. El señor Matías aceptó el encargo y puso un gran cartel ofreciendo sus servicios para quien quisiera seguir los pasos de la señora Aurora. A todas las personas de nuestro barrio nos pareció una buena idea. La campanilla de la puerta de la pastelería estuvo sonando a diario, con las entradas y salidas de la vecindad, durante todo el mes de octubre, noviembre y parte de diciembre. Un tintineo que se colaba por las ventanas y nos alegraba la vida.

Este año se ha superado. El señor Matías ha hecho la exposición más bonita y espectacular de toda su historia. Familiares y allegados de cada vivienda llenaron el escaparate con ampliaciones que tuvo que ir añadiendo para la ocasión y que acabaron ocupando toda la pastelería. Para el veinticuatro cada cual fue retirando su pedido y llevándoselo a su casa.

Estas navidades, tíos, sobrinos, primos, cuñados, abuelos, nietos y vecinos solitarios nos han acompañado como siempre, aunque de otra manera: sentados alrededor de una mesa más pequeña, en sus sillitas de azúcar y almendra. Y sí, lo confieso, no ha sido el bebé, he sido yo quien se ha zampado de un bocado media boina del tío Alberto. 

4 comentarios:

  1. Unas figuras de mazapán con mucho corazón.

    Un abrazo y felices fiestas.

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  2. Otro abrazo para ti y que pases bien estos días.

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  3. A mi, una familia así no me duraba todas las Navidades, je, je.

    Excelente como siempre Lola. Un abrazo y feliz año.

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  4. Figuras no aptas para las personas golosas, sí.
    Gracias por pasarte y comentar.
    Un abrazo y feliz año también para ti.

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