Tomada de la red |
Su padre se mostró compasivo. «Bastante desgracia tiene el viejo
profesor, Marina, hija, para echarle más encima. ¿No ves cómo sufre? Es
una enfermedad. Da pena. Tienes que ser buena chica y perdonarlo». Su
padre, siempre dispuesto a la denuncia del maltrato y de la explotación
del débil, debería haberla apoyado. En cambio, consintió que su hija
quedara como una embustera y que la expulsaran del colegio. Durante unos
días no pudo mirarlo sin deshacerse en un llanto desamparado. Con el
paso del tiempo, las ojeras de su hermana mayor y su huida de la casa
cobraron un nuevo significado.
Para escuchar la lectura y el análisis del microrrelato, a partir del minuto 45:15, clicar aquí.
enhorabuena Lola. Me ha gustado mucho, aunque es desolador el tema.
ResponderEliminarBesicos muchso.
Gracias Nani.
ResponderEliminarUn abrazo cargado de esperanza.
Ya te decía en otro lugar. De esa capacidad de decirnos lo mas terrible con unas ojeras y una huida.
ResponderEliminarOtra y otra y las que vwndrán: Enhorabuena. Por el concurso.... Por ese Don tuyo para hacer sentir al lector.
Gracias, querida Cora, por esa mirada tuya hacia lo mío tan especial.
ResponderEliminarAbrazos dobles.