«Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías
aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante».
Miguel de
Unamuno
Y ahora, en esta tarde
luminosa, sentada en un banco del Paseo Marítimo, la veo perseguir las pompas
irisadas de jabón, haciéndolas estallar entre las palmas de sus manos, y
recuerdo el pensamiento de Unamuno que acompañó mis pasos, bajo los olmos de la
avenida, de camino al hospital. Él me dio fuerzas para arrebatársela a la Dama
Negra cuando su garra asfixiaba el corazón de mi niña. Ella es muy chiquita.
Tiene toda una vida por delante.
Bellísimo. Conmovedor.
ResponderEliminarLola Grande
Me encanta que te conmueva, querida Cora.
ResponderEliminarBesos a miles.