21/12/17

LA BORDADORA


Tomada de la red


Ayer dio la última puntada. Bajo la palmera del patio. Apenas podía ver el círculo del bastidor con sus ramilletes blancos y grises, pero necesitaba acabar ese día. A través de la cancela le llegó el taconeo de doña Elvira de camino al casino, el frufrú de la seda, su perfume dulzón. Remató la hoja cuando las sombras habían alcanzado definitivamente el pozo. Y ahora pasaba la mano por el bordado y sentía, como otras veces, aquella opresión en el pecho. Porque era una despedida. El matizado, el filtiré, los bodoques y la vainica, se llevaban los sueños en su entramado, aquellos que  acompañaron su labor durante meses. Su madre había ido a buscar el papel de seda para envolver el juego de cama, después lo llevaría a la tienda y quedaría expuesto en el escaparate. Doña Elvira, al verlo, lo compraría para el ajuar de su niña. Y en casa habría sopa de almendras y pavo para la cena de Nochebuena.

6 comentarios:

  1. Qué bien reflejado un día de nochebuena de antaño. Me ha resultado muy visual, de niña fui a aprender a bordar y se respira ese ambiente.
    besicos muchos.

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  2. Dos sensaciones: la belleza del texto, ese placer de irse deslizando sobre las palabras. La otra de admiración ante esa mujer a la que das una vida tan real que me conmueve.
    Gracias, Lola

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  3. Gracias a ti por tus palabras, querida Cora.

    Mil besos.

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