Tomada de la red. |
Decían que Rosa era bruja. Al poco de llegar al pueblo, los granos de las espigas de Santi engordaron hasta reventar las vainas. Se acabó el hambre de la familia. El pequeño Tomás se precipitó desde la torre de la iglesia y aterrizó como una pluma sobre la acera. Que un meteorito cayera en la plaza aplastando al maltratador marido de Rosa, pudo ser casualidad, pero que lo rematara una lluvia de calabazas, eso era otro cantar. Todos la defendieron cuando la Guardia Civil quiso apresarla. Aquello, dijeron mirando al cielo, no era cosa de brujería, aquello era justicia divina.
Justicia divina o lo que fuere, hacen
ResponderEliminarfalta muchas Rosas por todas partes.
un abrazo Lola . Siempre un placer leerte.
Un gran ramo de rosas.
ResponderEliminarAbrazos agradecidos Salvador.
Craso error mandar a la Guardia Civil en los tiempos que corren. Lo conveniente hubiera sido ofrecerla un puesto de consejera en cualquier ministerio u entidad financiera. Es mucho más efectivo si se trata de contrarrestar sus poderes.
ResponderEliminarBesos.
Hay quién tiene magia y los "malos" siempre deberían pagar sus fechorías.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Ahí le has dado, Juan. La próxima vez a por el cargo.
ResponderEliminarYo también echo de menos, a veces, el poder de una super heroína, Nani.
Abrazos a pares.
ResponderEliminarLola, que el tema del maltrato, bien directa o indirectamente, es recurrente en tus relatos es algo conocido. Me asombra tu capacidad para hacerlo sin resultar cansina, aburrida, previsible... Y para abordar el tema con delicadeza, desde distintos puntos de vista, con diferentes tonos y matices, teniendo siempre algo nuevo que ofrecer.
Lo de la lluvia de calabazas me hizo sonreír, por inaudito e inesperado.
Un abrazo.
Soy consciente de ello, Nenúfar. Y no dejo de escribir un relato sobre el maltrato aunque tenga presente que es algo recurrente en mí. Simplemente me llama y yo acudo a la llamada. Me alegra un montón que lo hayas visto tan acertadamente.
ResponderEliminarAbrazos a pares.
Me gusta esta historia interminable, con la que no solo me reconcilias con la justicia...poética, sino que has conseguido que me sienta reconfortada.
ResponderEliminarNo se puede decir tanto y tan bien en tan breves líneas.
Con la tecla podemos hacer justicia cuando nos dé la gana, Ojo. Es nuestro consueleo.
ResponderEliminarAbrazos a pares.